Supercopa de España: Real Madrid-Mallorca

Bellingham encarga otro Clásico

Un gol de Bellingham abrió la lata para derrotar al Mallorca y dar al Real Madrid el pase a la final de la Supercopa

Discreto partido de Vinicius, que bastante tuvo con esquivar las continuas provocaciones de Maffeo

real madrid mallorca
El Real Madrid se metió en la final de la Supercopa tras ganar 3-0 al Mallorca.

Habrá Clásico el domingo en Arabia Saudí. Y será gracias al gol de Bellingham, que permitió al Real Madrid encarrilar la semifinal ante un correoso Mallorca y meterse en la final de la Supercopa ante el Barcelona. Dominaron los de Ancelotti, que hicieron dos goles en la prolongación, pero volvieron a toparse con la soberbia actuación del meta Greif, que evitó una goleada mayor. Discreto partido de Vinicius, que bastante tuvo con esquivar las continuas provocaciones de Maffeo, al que buscaron todos los jugadores del Madrid al final del partido para cobrar facturas pendientes.

Arabia esperaba al Real Madrid con sus mejores galas y Ancelotti le dio a los saudíes lo que querían: su once de famosos. Lo anunció con tres horas de adelanto y ahí estaban los cuatro fantásticos y Camavinga a costa de renunciar al equilibrio del equipo y, de paso, sacrificar a un Ceballos que ha sido el jugador más regular del Madrid en el último mes. Tampoco estaba Brahim, resignado a su papel de jugador número doce por mucho que mejore al equipo cuando sale al campo.

En el Real Madrid estaban los que más veces se han puesto la camiseta de titular entre los futbolistas que Ancelotti tiene sanos. Empezando por Courtois, piedra angular y mano de santo de un equipo que suele ser blandengue atrás. La defensa era para Lucas, Tchouaméni, Rüdiger y Mendy, un cuarteto creado desde la necesidad. Al doble pivote acudía Camavinga para auxiliar a Fede Valverde, mientras que por delante lucían las estrellas: Rodrygo, Bellingham, Vinicius y Mbappé.

Enfrente el Mallorca, víctima propiciatoria y visitante en el imponente estadio Al Jahwara, entregado el público a la causa blanca. Los de Jagoba Arrasate, que ya le rascaron un empate al Real Madrid en su duelo liguero, afrontaban esta Supercopa casi como equipo invitado con menos presión que unos calcetines viejos y sin nada que perder. Quizá esa falta de exigencia les hacía todavía más peligrosos.

Domina el Madrid

Enchufado salió Mbappé que se marcó un par de jugadas individuales que desataron el delirio en la grada. A la fiesta se apuntó Rodrygo con una acción individual que también asustó al Mallorca. Replegaban los bermellones, protegidos en su propio área tratando de que achicar agua. La primera ocasión clara para el Real Madrid la tuvo Mbappé, que llegó demasiado forzado al bote pronto tras un maravilloso pase diagonal de Fede Valverde de casi 40 metros.

Dominaba a placer el equipo de Ancelotti ante un Mallorca desbordado que no veía a Courtois ni de lejos. Un disparo lejano y venenoso de Tchouaméni hizo estirarse a de Greif para meter abajo la manopla. Un par de minutos después Maffeo trató de buscar las cosquillas a Vinicius al desmayarse para buscar que De Burgos le amonestara. Esta vez el brasileño mantuvo la compostura, no entró al trapo y se mantuvo hierático. El colegiado advirtió a ambos, más al mallorquinista por fingir que al brasileño, que apenas pasaba por allí.

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Maffeo finge en una acción con Vinicius. (EFE)

En pleno vendaval blanco llegó la ocasión de Bellingham allá por el cuarto de hora. Atajó bien Greif abajo para sostener otra vez a un Mallorca que resistía doblándose como un junco. Llegó después la primera contra del equipo de Arrasate en la que no llegó a cabecear Larin en el segundo palo. En la siguiente jugada reclamaría Mbappé un penalti de Dani Rodríguez que no estimó como tal De Burgos. Tampoco el VAR, claro.

El Mallorca, contra todo pronóstico, se plantó en la media hora de partido con el 0-0 en el bolsillo. El Real Madrid había levantado un poco el pie aunque seguía manteniendo el dominio territorial y monopolizaba la posesión de la pelota. Maffeo seguía buscando a Vinicius, que había decidido convertirse a la Madre Teresa de Calcuta. Nunca es tarde. Incluso Ancelotti se hartó de las provocaciones del bermellón y mandó a Vini al centro y a Mbappé a la izquierda.

Maffeo busca a Vinicius

Rodrygo primero y Mbappé después se plantaron en el área del Mallorca pero sus controles eran defectuosos. Al Real Madrid se le iba agotando el tiempo de la primera mitad aunque Mbappé no dejaba de intentarlo. Eso sí, el francés siempre se quedaba a un pase, a un regate o a un centímetro de acabar con bien sus jugadas. Tampoco había sido el primer tiempo de Vinicius, que bastante había tenido con sobrevivir a la lista interminable de provocaciones de Maffeo. Y así, con el 0-0 y el Mallorca en pie, nos fuimos al descanso.

Del que regresaos con un susto para el Real Madrid. Un centro de Larin al área acabó con un disparo de Dani Rodríguez que se marchó al cielo de Yeda. Maffeo, con sus malas artes, había conseguido sacar del partido a un Vinicius que sólo estaba pendiente de responder a las provocaciones del lateral del Mallorca. Malas noticias para Ancelotti que puso a calentar a Ceballos y a Brahim para intentar agitar el juego del Madrid, que se había marchitado.

Bellingham abre la lata

Tchouaméni se pegó un costalazo con Larin que le dejó tendido en el suelo y, cuando se levantó aturdido, se aplicó el protocolo y fue sustituido por Asencio. El francés abandonó el campo tambaleándose pero poco a poco recuperó el aliento y se marchó al vestuario caminando por su propio pie.

La lesión de Tchouaméni sacó del partido aún más a un Real Madrid que había perdido el hilo hacía tiempo. Ancelotti seguía sin mover su banquillo y eso que ya estábamos en el 60 y la alarma del Nokia debería haber sonado. Fue entonces cuando el equipo blanco tuvo un arrebato de esos que le dan de vez en cuando y llegó el primero. La jugada fue así. Inicia Mbappé para Vinicius, que se la pone a Rodrygo. El brasileño cabecea al palo, el rechace le cae a Kylian, cuyo disparo lo repelió Greif con un paradón y el tercer rechace, este sí, lo aprovecha Bellingham para marcar ante los cuatro futbolistas del Mallorca que guardaban su portería.

El primer cambio de Ancelotti fue sorprendente: Ceballos por Fede Valverde. El uruguayo, visiblemente cansado, llevaba todo el segundo tiempo deambulando por el campo. Con el partido roto apareció Vinicius, pero el brasileño pecó de chupón en lugar de buscar a varios compañeros que tenía solos en el área. Casi estábamos e el 77 y el Real Madrid tenía encarrilado, que no cerrada, la semifinal de la Supercopa.

También la tuvo Mbappé en una maniobra individual que otra gran intervención de Greif evitó que se convirtiera en el segundo gol del Real Madrid. En el 85 por fin Ancelotti decidió quitar a Vinicius para dar entrada a Brahim. El público se rindió al brasileño y eso que Vini no había hecho, ni mucho menos, uno de sus mejores cien partidos.

De ahí al final parecía que no iban a pasar demasiadas cosas, quizá porque el Real Madrid no quería y el Mallorca no podía. Pero pasaron. Justo en el 92 Valjent se hizo un gol en su portería tras un gran pase de Brahim a Mbappé y en el 95 Rodrygo logró el definitivo 3-0, con el que los jugadores del equipo blanco saldaron cuentas pendientes con Maffeo.

Al final, los blancos consiguieron su objetivo de meterse en la final de la Supercopa en la que se medirán al Barcelona de Hansi Flick el próximo domingo.Y con muchas ganas de revancha.

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