El Madrid se lleva un derbi de locura
El equipo de Ancelotti se metió en la final de la Supercopa en una prórroga agónica que puso el colofón a un derbi loco que pudo caer para cualquiera
La entrada de Brahim dio alas al Real Madrid en los minutos finales del partido y los rojiblancos acabaron fundidos en el tiempo extra
El Real Madrid se llevó un derbi de locura. Lo hizo en la prórroga y con un gol en propia puerta de Savic tras un cabezazo peinado por Joselu. Luego llegaría el quinto, obra de Brahim. Antes había ocurrido de todo. Que el Atlético dio primero con el gol de Hermoso, que remontaron los blancos con los tantos de Rüdiger y Mendy y que Griezmann hizo el 2-2. En la segunda mitad Kepa regaló el 2-3 a los rojiblancos y Carvajal hizo el empate en las postrimerías del tiempo reglamentario.
Tras un primer tiempo que fue un tiroteo y acabó con 2-2, la segunda mitad el derbi se tornó mortecino y aburrido. Sólo la cantada de Kepa puso por delante al Atlético y el empuje final del Real Madrid le llevó al merecido 3-3 con el gol de Carvajal. En la prórroga ya no hubo historia y sólo era cuestión de tiempo que los blancos se llevaran el partido y el pase a la final de la Supercopa.
Ancelotti fue con todo. Se quedó sin Kroos por unas molestias en el pie, más que nada por no perder la costumbre del Real Madrid de ningún día sin una lesión. Llamó a filas a Tchouaméni, que iba a volver a ser mediocentro por un día. No hubo más novedades en el once, que arrancó con la presencia de Kepa bajo los palos en esa margarita que deshoja Carletto para ver quién es el portero en cada partido. Además de la salud, Carvajal y Mendy recuperaban también su sitio, con Rüdiger y Nacho como pareja de centrales, más que nada porque no hay otra.
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— okdiario.com (@okdiario) December 29, 2023
En el centro del campo, además de Tchouaméni, jugaban Valverde, Modric y Bellingham, titulares en los últimos partidos del Real Madrid en lo que Camavinga coge el ritmo otra vez. Y arriba los dos brasileños, Vinicius y Rodrygo, cuya titularidad en los partidos grandes está más blindada que Fort Knox.
Enfrente Simeone no iba a ser menos. Un derbi es un derbi se juegue en Madrid, en Arabia o en Sebastopol. Tiró del oficio de Savic para acompañar a Giménez y Hermoso en el centro de la defensa del Atlético y puso a Marcos Llorente en un costado y a Lino en el otro. En el centro del campo la sorpresa fue Saúl, también titular en el derbi del Metropolitano, para acompañar a Koke y De Paul. Arriba la pareja que destrozó al Real Madrid en el duelo liguero: Griezmann y Morata.
Focos para Arberola
Además de estos veintidós los focos apuntaban al apolíneo y presumido Alberola Rojas, de infausto recuerdo para el Real Madrid por sus errores en el derbi liguero. Todas las jugadas grises (y algunas blancas) fueron rojiblancas para un colegiado cuya designación parecía más una provocación de Medina Cantalejo y sus secuaces que una elección de garantías. Que Dios le diera vista, suerte e imparcialidad.
Nos dieron las ocho, las nueve en Arabia, y empezó el derbi. El estadio del Al-Nassr, equipo de Cristiano Ronaldo, era madridista por mayoría abrumadora. Pero el partido no tenía dueño. Vértigo, sí. La pelota era del Real Madrid ante un Atlético que juntaba líneas ora hacia delante, ora hacia atrás. Y dio el primer aviso el equipo de Simeone con un disparo venenoso de Lino en la esquina del área, que respondió Kepa adornándose en la estirada.
Del córner nacería el primero del Atlético, así a las primeras de cambio. Kepa se quedó bajo los palos y Nacho defendió a Mario Hermoso con la mirada. El central rojiblanco, canterano del Real Madrid, saltó solito, la picó y la pelota entró a placer sin que ningún defensa del equipo de Ancelotti ni tampoco su portero hiciera nada por evitarlo.
El tanto hizo que el Atleti se metiera en la madriguera. Retrocedió tanto el equipo de Simeone que el Real Madrid vivió el derbi asomado al área de Oblak. Los rojiblancos lo fiaban todo a las contras. En una de ellas Morata se asomó al gol pero su remate, demasiado forzado en el segundo palo, se estrelló contra el lateral de la red. Respondió el Real Madrid con un disparo de Bellingham repelido por Savic.
El derbi se gana en la esquina
Y si de un córner había nacido el 0-1 de otro llegó el gol del empate del Madrid. Lo marcó Rüdiger, que es una suerte de Sergio Ramos negro. El gol fue calcado al mítico tanto de Ramos en Lisboa. Modric la puso al centro del área, hubo varios bloqueos y allí emergió el central alemán para cabecear picado ante la inútil estirada de Oblak.
Con el derbi igualado el Atlético volvió a la carga y se asomó al área con un cabezazo lejano de Morata. Y luego el Madrid con una violenta falta de Fede Valverde que se fue al cielo de Riad. En el 26 fue el turno de Rodrygo, que se metió en el área y su disparo abajo lo sacó con apuros Oblak. El derbi se teñía de blanco aunque tenía más ida y vuelta que un partido de tenis.
Con el Real Madrid animado y el Atleti tocado por el empate, los blancos olieron la sangre. Y el tiburón inesperado fue Mendy, que apareció a lo Marcelo en la zona de delantero centro para marcar de espaldas y con el exterior tras un pase hacia dentro de Carvajal. Fue un golazo imposible que habría firmado el mismísimo Zidane, pero Mendy tiene esas cosas de ciencia ficción como buen extraterrestre que es.
Y con el derbi abierto y sin que nadie quisiera defender llegó el 2-2. Lo marcó Griezmann después de una maniobra individual en la que ni Tchouaméni primero, ni Modric después, pudieron frenar el regate del francés. La cintura del croata no volverá a ser la misma. Sentado Modric, a Griezmann aún le dio tiempo para sacarse un disparo seco con la derecha ante el que Kepa reaccionó tarde y mal.
Tiroteo en Riad
Le tocaba entonces al Real Madrid. Concretamente a Rodrygo, que falló la ocasión más clara del derbi al estrellar contra los pies de Oblak un mano a mano en el que el portero del Atlético ya se había tirado hacia el lado contrario. A Ancelotti se le levantaron las dos cejas y un riñón. Y con esa ocasión y cuatro de añadido nos fuimos al descanso.
Del que regresamos con el mismo derbi más abierto que la casa de un hippy. Eso sí, tanto el Real Madrid como el Atlético habían bajado dos puntos el ritmo. Carvajal en el 53 regaló un balón sin querer a Morata, que asistió a Lino. El disparo del lateral rojiblanco lamió por fuera el palo izquierdo de Kepa. Ancelotti puso a calentar a Camavinga, habría que ver si para quitar a Modric o a Nacho.
Nos fumamos un cuarto de hora así como si tal cosa con ambos equipos empezando a guardar la ropa más que nadando. El derbi decreció de repente mientras Simeone y Ancelotti se pensaban los cambios como si fueran a lanzar un misil nuclear. Ambos movieron ficha en el 66: Kroos por Modric en el Real Madrid y Riquelme por Lino y Nauel Molina por Saúl en el Atlético.
Oblak volvió a salvar al Atlético con los pies en un mano a mano ante Carvajal que se aprovechó de una falta sacada con pillería por Rodrygo y de la torrija de toda la zaga rojiblanca. Era la segunda ocasión clamorosa que perdonaba el Real Madrid.
Cantada de Kepa
Por cierto que los blancos echaban en falta a un desaparecido Bellingham. Nada del inglés en los primeros 75 minutos del derbi. Y cuando el partido empezaba a despedir un ligero tufo a prórroga llegó el 2-3 del Atlético. Lo marcó Rüdiger (o Kepa) en propia puerta después de una salida en falso del portero del Real Madrid, que reclamó una falta de Morata que sólo existió en su imaginación. Kepa debió despejar ese balón y llevarse puesto a Morata pero no hizo ni una cosa ni la otra.
Reaccionó Ancelotti con un doble cambio: Camavinga y Brahim por Mendy y Tchouaméni. Y cuando parecía que el derbi estaba perdido, llegó el 3-3 del Real Madrid. Fue una jugada confusa que nació en Vinicius y que tuvo dos rechaces de los jugadores rojiblancos bajo los palos hasta que la pelota cayó en los pies de Carvajal, que esta vez la puso en la escuadra. Pues nada: 3-3 y de nuevo camino de la prórroga.
En los minutos finales el Real Madrid asedió a un Atlético tocado. Simeone metió a Witsel por un fundido De Paul. Brahim, que había cambiado la cara a su equipo en un pispás, la tuvo en el 91 con una maniobra individual que abrochó con un disparo cruzado que se marchó fuera. Al final, los rojiblancos resistieron el empuje del equipo de Ancelotti, que no dejó de intentarlo, y nos fuimos a la prórroga.
Otra prórroga
Ya sin Morata, sustituido por Simeone para dar entrada a Correa. Arrancó la prórroga con dominio absoluto del Real Madrid y repliegue intensivo del Atlético. Pero era un dominio lento y estéril. Sólo la velocidad venenosa de Brahim ponía en apuros a la zaga rojiblanca. Y Rüdiger, que seguía con sus locuras en cada balón aéreo.
Galán por Koke, al que no le quedaba ni una gota de gasolina, fue el cuarto cambio del Atlético. Luego entró Azpilicueta por el lesionado Marcos Llorente. En el Real Madrid Joselu y Ceballos salieron por los dos brasileños, Rodrygo y Vinicius, también fundidos.
El derbi siguió siendo un monólogo del Real Madrid ante un Atlético que se encerró en su área y lo fio todo a llegar a los penaltis. En el 111 se retiró del campo, absolutamente tieso, Fede Valverde y salió en su lugar Arda Güler, recibido como un jeque por el público árabe. Pero ya no quedaban ni fuerzas, ni ganas, ni tiempo, así que nos íbamos a los penaltis. O eso parecía.
Pero las cosas no siempre son lo que parecen. Un centro de Carvajal en el 117 llegó a la cabeza de Joselu, que saltó como si se impulsara con muelles. Su cabezazo, que iba fuera, tocó en Savic. El central del Atlético introdujo sin querer el balón en su portería y selló el definitivo 4-3 que metía al Real Madrid en la final de la Supercopa y abrochaba un derbi de locura. Aún le daría tiempo a Brahim para marcar el quinto y sellar el definitivo 5-3 para el equipo de Ancelotti.