Un gol postrero, heroico y valiente de Rüdiger en el 95 salvó a un Real Madrid apático, fallón y con la cabeza en el Clásico de pegársela en Varsovia ante un Shakhtar que se dejó la vida. Ancelotti rotó para reservar jugadores de cara al partido ante el Barcelona y sus futbolistas entendieron el mensaje: no era un partido para remangarse. Hazard fue titular y volvió a demostrar que el tren del fútbol de élite partió de su estación hace años.
Con el Clásico al final de la semana y la clasificación para octavos de la Champions lista a falta del sello, era el día perfecto para que Ancelotti rotara. Pero no un poco, no, a lo bestia. Lo había deslizado en la previa y lo cumplió. Hasta Vinicius descansaba. Por fin. Sí que jugaba Benzema, necesitado de rodaje en su particular pretemporada hacia el Mundial. También Kroos y Mendy, que descansaron ante el Getafe y estarán el domingo contra el Barcelona.
Se caían del once Carvajal, Militao, Alaba y Modric, titularísimos en el Clásico, además del citado Vinicius. Entraban futbolistas que suelen contar menos como Lucas, Nacho… y hasta Hazard, que vuelve a pasar del ostracismo a la titularidad cuando suena la música de la Champions. Ordeno el once y nos ponemos al lío: Lunin; Lucas, Rüdiger, Nacho, Mendy; Tchouaméni, Kroos, Valverde; Rodrygo, Hazard y Benzema. Sonar, lo que se dice sonar, suena bien. Mola.
Varsovia era testigo del duelo entre el Shakhtar de la ocupada Donestk y un Real Madrid que pretendía abrochar por la vía rápida su presencia en octavos de la Champions como primero de grupo. Pero los ucranianos salieron dispuestos a no rendirse. Presionaron al Madrid y Rüdiger tuvo que emplearse a fondo en los primeros minutos. Pero eran balas de fogueo. El equipo de Ancelotti pronto se atrincheró con la pelota y asedió al Shakhtar.
Ancelotti cambia el sistema
Bastaron los primeros compases para percibir un cambio de sistema en el Real Madrid. Del 4-3-3 al 4-4-2 con Tchouaméni y Kroos de pivotes, Valverde y Rodrygo en los costados y con Hazard y Benzema emboscados en el área de Shakhtar. Resistieron los locales los primeros diez minutos ante un Madrid que manoseaba el partido. Es como si los blancos no tuvieran prisa. O no tuvieran ganas. O, a falta de Vinicius, no tuvieran ni desborde, ni velocidad, ni plan. Porque el plan del Madrid esta temporada es dársela a Vinicius y listo.
Como listo anduvo Benzema en el 17 para meter el cuerpo a su marcador, ganarle la posición y sacarse una media volea que le salió algo centrada y rechazó como pudo Trubin, héroe del Bernabéu. Era a primera llegada clara del Real Madrid y había tardado más de un cuarto de hora en poner en apuros a la zaga ucraniana.
El Shakhtar tardó en responder, pero respondió con una contra de Zubkov que abortó in extremis en el área Nacho con un cruce providencial. Entre él y Rüdiger se bastaban para sofocar incendios. El Real Madrid tenía la cabeza y hasta los pies en el Clásico. Se vio en el 35 cuando Benzema, aún falto de chispa, la falló ante Trubin tas una buena jugada coral del equipo. Y Rodrygo en la siguiente repitió disparo al muñeco. Ahora sí perdonaba el Madrid.
Otra vez el portero ucraniano evitó se puso su capa de héroe pare evitar el gol del Madrid en un disparo lejano de Fede Valverde. Fue la última ocasión del campeón de Europa antes de abrochar una primera mitad digamos discreta por ser un poco magnánimos. El Shakhtar celebraba el empate al descanso como una heroicidad, otra vez gracias a su portero, el crecido Trubin.
Otra vez Trubin
En la reanudación el Real Madrid recibió un sopapo inesperado en 40 segundos. Como lo leen. Fue una fulgurante jugada de Mudryk, mal defendido por Lucas primero en una banda y después Mendy, que ni marcó ni saltó, dejó solito a Zubkov, que cabeceó a la red ante el transparente Lunin.
Ancelotti, con un globo gigante, reaccionó con dos cambios instantáneos: Modric y Vinicius por Tchouaméni y Hazard. Lo del partido del belga no tiene nombre. Es una broma de futbolista y no es de extrañar que Carletto prefiera antes a Mariano. Los cambios agitaron algo a un mustio Madrid.
Pero fue el Shakhtar el que tuvo el 0-2 en las botas de Traore, que desperdició un mano a mano ante Lunin, que por fin evitó un gol cantado con una acción de agilidad. Igual que luego en un disparo lejano de Zubkov, que se envenenó con bote en las mismas manos del meta del Real Madrid. Carletto no se lo podía creer y metió tres cambios de golpe: Alaba, Camavinga y Asensio por Mendy, Valverde y Rodrygo.
El Real Madrid, a falta de 20 minutos para el final, seguía con su partido canalla. Kroos en el 72 tuvo un disparo desde la frontal que se envenenó pero se marchó fuera. Los blancos no encontraban la manera de meter mano a un Shakhtar bullicioso y bien organizado. También Asensio la tuvo en el 75, pero el mallorquín no llegó a rematar el centro de Vinicius en el segundo palo.
Pasaron los minutos y el Real Madrid no encontraba en el vestidor el traje de las remontadas. Ni ganas tenía. Al Shakhtar sí le iba la vida en cada pelota al área. Los de Ancelotti jugaban al trantrán, por no decir andando. Y así pasaron los minutos, Vinicius falló un gol cantado que recordó a sus peores tiempos, llegamos al 90 y Rüdiger acabó de delantero centro. Entonces sí llegó la heroica y la leyenda del Real Madrid en la Champions. El central alemán, que las pedía como si fuera Sergio Ramos, acabó cabeceando en el 94 un centro al área en el que se dejó media frente en un encontronazo escalofriante con el meta Trubin.
Al final, Rüdiger se dejó la sangre para salvar, por la vía de la heroica, un punto que mete al Real Madrid en octavos y que le libra de volverse de Varsovia con su primera derrota de la temporada.