Un Real Madrid sólido, contundente y a ratos brillante apabulló al Valencia al que ganó sin miramientos. Porque este Madrid quiere pelea. En la Liga, en la Champions, en la Copa en el Mundial de Clubes o donde toque. Los de Ancelotti, con sendos golazos de Asensio y Vinicius, lograron un triunfo cómodo y obligado que les deja a cinco puntos del Barcelona finalizada la primera vuelta. La peor noticia para los blancos fueron las lesiones de Militao y Benzema.
A 8 del Barça y más exigido que Pedro Sánchez en la cumbre con Marruecos. Así arrancaba el Real Madrid la previa del duelo ante el Valencia en el Bernabéu. Ganar era el único verbo que podían conjugar los de Ancelotti si no querían que la Liga les hiciera la cobra antes de San Valentín. Carletto lo sabía y por eso preparó su once más jugón con un centro del campo liviano y talentoso: Kroos, Modric y Ceballos, que se ha ganado la camiseta de titular. Descansaba Fede Valverde, más exprimido que un médico de atención primaria.
Sin novedad en la defensa con ese Camavinga que le va cogiendo la medida al traje de Marcelo. Desde luego corre tanto como Mendy y encima tiene los pies cada uno en su sitio y no al revés. Sólo le falta algo de oficio. Repetían Nacho, el empleado del mes, por la derecha y la pareja de centrales Rüdiger y Militao. Arriba, Marco Asensio se ganaba un sitio junto a los intocables Vinicius y Benzema.
Al Bernabéu llegaba el Valencia en Fallas para variar. Voro, el bombero que siempre tiene a punto la manguera para sofocar cualquier incendio, se estrenaba por octava vez como técnico interino. Esta vez como relevo de Gattusso, que salió huyendo de Peter Lim y sus mentiras. Los valencianistas salieron al Bernabéu organizados y un puntito temerosos.
Pero el Real Madrid tenía prisa por encarrilar el asunto. Pudo haberlo logrado Marco Asensio a los tres minutos después de un gran pase filtrado por Modric. El mallorquín, algo escorado y forzado, se plantó en el área y su zurdazo raso lo despejó con mano firme Mamardashvili, que ya a punto estuvo de amargarle la noche al Madrid en Riad.
Pinta en blanco
Al primer aviso del Madrid le sucedieron unos minutos en los que el equipo de Ancelotti secuestró la pelota y encerró al Valencia. Replegaron los de Voro tratando de esquivar los golpes. El gol parecía cuestión de tiempo. Movían la pelota los de Ancelotti de costado a costado como un parabrisas. Asensio volvió a tenerla al filo de los 20 tras una asistencia de tacón de Benzema. Su tiro iba a gol, pero lo abortó Paulista lanzándose al resbalillo.
De nuevo Paulista evitó el 1-0 al rebañarle la pelota a Benzema, que aguardaba sigiloso en el segundo palo para marcar de cabeza. Luego Vinicius también desperdició la suya con un remate defectuoso que atrapó abajo sin apuros Mamardashvili. Después fue Camavinga el que rubricó, también mal, la media docena de ocasiones del Madrid en la primera media hora.
La mala noticia para el Real Madrid era la falta de puntería, la peor la lesión de Militao, sustituido por Carvajal tras sufrir un pinchazo en el abductor derecho. A los blancos se les consumía el tiempo y el Valencia seguía resistiendo. El 40 frisábamos cuando una falta lateral botada por Kroos no encontró rematador en un Camavinga que saltó a destiempo.
Hubo que esperar al 47 para que el Real Madrid encontrara el gol. Lo hizo a balón parado, a la salida de un córner que remató Rüdiger. El asistente levantó la bandera para marcar una inexistente falta de Ceballos y el VAR revisó un forcejeo entre Yunus y Benzema. Arberola Rojas se fue al monitor y anuló el tanto, lo que provocó el mosqueo de Vinicius, que esquivó una oportuna amarilla para no tener que viajar a Mallorca a ver a Raíllo. Sí la vio Benzema.
Sentencia en dos minutos
Con el gol anulado y el mosqueo (con razón) del personal en el Bernabéu nos fuimos al descanso. Del que regresamos con Tchouaméni, Fede Valverde y Rodrygo calentando pero sin saltar al césped. Aceleró el Madrid y encontró en el 50 su arma de destrucción masiva: la pierna izquierda de Marco Asensio. El mallorquín controló un balón en el pico del área, perfiló el cuerpo, armó su zurda y zasca, golazo.
El Real Madrid se había puesto en modo rodillo y, dos minutos después, sentenció el choque. Lo hizo Vinicius en una galopada por la banda izquierda tras un pase de Benzema, hermano mayor y asistente de etiqueta. Vini corrió, corrió y corrió y se plantó ante Mamardashvili. Esta vez acertó y la cruzó a la perfección para hacer el 2-0.
Otra mala noticia. Benzema también se rompía y se iba directo al vestuario. Entraba por él Rodrygo. Luego relevó Ancelotti a Kroos y Modric para meter a Tchouaméni y Fede Valverde. El Real Madrid comenzó a pensar en Mallorca y, sobre todo, en el Mundial de Clubes de la semana que viene, uno de esos títulos que acaparan selfies en el tour del Bernabéu. Los blancos levantaron el pie del acelerador pero les bastaba caminar para mantener la pelota y pasar pocos apuros.
En el 72 a Gabriel Paulista se le cruzó el cable y agredió a Vinicius con una patada alevosa y fea, de mal compañero y de no poner los patitos en fila. Vio una roja inmediata y merecidísima. Militao se lo quería comer (con razón) camino del túnel de vestuarios. La cornada de Paulista puso fin al partido y dio inicio a los minutos de la basura.
Pasó el tiempo, perdonó el tercero un par de veces el Real Madrid, ovacionó el Bernabéu a Ceballos y sellaron los de Ancelotti una victoria cómoda para abrochar la primera vuelta a cinco puntos del Barcelona. Eso sí, el triunfo ante el Valencia vino con los importantes daños colaterales de las lesiones de Militao y Benzema.