Liga Santander: Real Madrid - Betis

El Madrid sólo mira a París

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El Real Madrid empató a cero con el Betis.

Todos los caminos del Real Madrid llevan a París. Primero para ver qué pétalo de la margarita se queda Mbappé y después para la final del sábado ante el Liverpool. Y con la cabeza en París es difícil jugar en el Bernabéu, donde el Real Madrid estuvo de cuerpo presente en el partido ante el Betis. Fue una pachanga veraniega a ritmo cansino sin fútbol ni intensidad. El 0-0 final no es más que la consecuencia de un duelo en el que ninguno de los contendientes hizo demasiado por ganar.

Era el último día del curso y el Real Madrid ya había tenía su sobresaliente en el bolsillo. Por eso se puso sus mejores galas para el baile y llegó del brazo de la chica más guapa del instituto dispuesto a divertirse y a romper tarima, que diría el sin par Kevin Roldán. Ancelotti no será un técnico moderno, pero es un hombre de palabra. O casi. Dijo que ante el Betis jugarían los titulares de París y así será salvo Fede Valverde y que Alaba llegue a tiempo y relegue al banquillo a Nacho… o a Militao, cuyo último mes demuestra que es un central con tara.

Supongo que no necesitarán pistas para adivinar el equipo. Venga, no les tengo más con la intriga. Courtois; Carvajal, Militao, Nacho, Mendy; Casemiro, Kroos, Modric; Valverde, Vinicius y Benzema. El once de (casi) gala. Para medirse al Betis de Pellegrini, que tampoco se jugaba gran cosa después de tirar por el sumidero sus opciones de meterse en la Champions por la resaca del título copero.

Hubo intercambio de pasillos en los prolegómenos (ya podrían aprender otros vecinos envidiosos), fue una suerte de 69 de campeones, y empezó el fútbol. Que salió con ritmo y de guante blanco. Ambos equipos disfrutaban con la pelota y se ocupaban poco de defender. Vinicius y Benzema se buscaban furtivamente, como dos Romeo y Julieta futboleros. Se encontraron un par de veces en los primeros diez minutos pero no consumaron.

El Betis comenzó a crecer sobre la pelota y los ilusionistas pies de Canales y Fekir. La actitud defensiva del Real Madrid era un algodón de azúcar: dulce y esponjosa. Los de Pellegrini tampoco terminaban las jugadas, por lo que Courtois podría haber sacado una bolsa de pipas. Al menos hasta que en el 19 William José se aprovechó una buena recuperación de Fekir para soltar un disparo desde la frontal que se marchó a la derecha del larguirucho meta belga.

Viernes con los colegas

El Real Madrid decidió que iba a holgazanear un rato y comenzó a pasearse por el césped del Bernabéu. El Betis tocaba y mareaba (un poco) la perdiz. El área de Courtois empezó a poblarse de gente como una playa a media mañana. El Bernabéu se mantenía en un respetuoso y aburrido silencio. Guardaba sus desvelos para Mbappé y su decisión de las narices.

Pues los minutos se fueron consumiendo, oiga, sin que ocurriera nada. Pero nada de nada. En el 44 Casemiro dividió a todo el Betis, que se abrió como un mejillón al fuego, y disparó en la frontal. Su disparo se marchó desviado por un puñado de centímetros a la izquierda de la meta de Rui Silva. Y con esa ocasión nos fuimos al descanso. Gracias a Dios.

Ancelotti, que también se debía de estar aburriendo, quitó a Kroos y Casemiro y metió a Valverde y Camavinga. Algo, aunque no mucho, se agitó el partido. En el 50 Benzema estuvo a punto de marcar tras un centro medido de Carvajal. Su remate seco lo repelió Rui Silva y el rechace, que cayó en los pies de Rodrygo, lo desvió un jugador del Betis. Aplaudía el Bernabéu, casi por primera vez en el partido.

El Real Madrid aceleró un punto con el vigor de Valverde y Camavinga, que se unieron a Vinicius para asomarse al área del Betis. Calentaba Marcelo en su última cena en el Bernabéu. También Isco, recibido con menos entusiasmo por el personal. A todo esto, Juanmi tuvo en su cabeza el 0-1 en el 62, pero su cabezazo forzadísimo se fue arriba.

Adiós a Marcelo

Se agitó algo el partido en la recta final. El cansancio y la pérdida de concentración provocaron errores y con ellos llegaron las ocasiones. En el 67 entraron Marcelo, Isco y Ceballos, tres que sonaban a despedida, y salieron Mendy, Modric y Rodrygo. El Bernabéu ovacionó sobre todo al brasileño, pero el partido volvía a decaer una enormidad.

Vinicius y Benzema seguían en el campo pero tampoco se afanaban mucho, no se crean. Karim la tuvo en el 83 pero no atinó. Tampoco Joaquín, solito ante Courtois, en el 86. Así que los minutos se consumieron lentos hasta que Jaime Latre pitó el final de un partido que no fue para escribir en los cementerios «lo que os habéis perdido». La buena noticia para el Real Madrid es que todos, a falta de ver cómo llega Alaba, estarán disponibles para la final de París. Y eso es lo que importa.

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