Mbappé y Vinicius enseñan los dientes
Dos goles en tres minutos de los delanteros del Real Madrid encarrilaron el triunfo blanco ante un Rayo que dio una buena imagen en el Bernabéu
El equipo de Ancelotti, que jugó con la cabeza en el derbi, hizo lo justo para ganar en otro partido feo que desesperó al Bernabéu
Mbappé rompe su sequía y Vinicius su maldición
Mbappé y Vinicius, Vinicius y Mbappé. Tanto monta para un Real Madrid que hizo lo justito (o puede que un poco menos) para ganar a un Rayo ordenado pero que llegó al Bernabéu sin medio equipo. Los dos goles en tres minutos del francés primero y del brasileño después encarrilaron la victoria del equipo de Ancelotti, que volvió a adolecer de fútbol y que tenía la cabeza en el derbi del miércoles en el Metropolitano. En el segundo tiempo, con el 2-1 en el marcador, los blancos se dedicaron a dosificar en otro partido que el madridismo ya ha empezado a borrar de su memoria.
Había perdido el Atleti. Buena noticia para el Real Madrid y más en vísperas del derbi de Champions en el Metropolitano. En él pensaba Ancelotti cuando dejó fuera de la convocatoria a Courtois, que le dolía no sé qué, y a Rüdiger, que había estado pachuchillo con fiebre. También descansaba Fede Valverde, que jugó el martes más tieso que un guardia real delante del Palacio de Buckingham. Y Mendy, el sonriente, que dejaba su sitio a Fran García. Los de arriba no, los de arriba estaban todos. Hasta Bellingham, que regresaba a la Liga tras su jodida sanción por culpa del sospechoso Munuera Montero.
Por el Real Madrid saltaban al techado césped del Bernabéu los siguientes once muchachos: Lunin; Lucas, Asencio, Alaba, Fran García; Tchouaméni, Modric; Rodrygo, Bellingham, Vinicius; y Mbappé. Mantequilla atrás y cemento arriba.
Enfrente el descarado y reconocible Rayo Vallecano de Iñigo Pérez, que se estrenaba como entrenador en el Bernabéu, y que venía de pintar la cara al Barcelona en Montjuic a pesar de que un expolio arbitral le dejó compuesto y sin puntos. Los franjirrojos tenían cinco bajas muy sensibles en su alineación, pero se plantaban en casa del Real Madrid con la intención de pillar al equipo de Ancelotti con la cabeza en otra cosa.
De salida el balón se lo quedó el Rayo, retrocedió el Real Madrid y fio el inicio del partido a las contras de Vinicius y Mbappé, que tuvieron la primera antes de los dos minutos. Tardó el brasileño en ver al francés y la pelota acabó en córner. Fue un espejismo porque el equipo de Iñigo dominaba el juego y metió un par de sustos a Lunin, ambos por su culpa. El Bernabéu ahogaba el runrún porque Aridane había tenido en su cabeza el 0-1.
Sestea el Madrid
El Real Madrid sólo era las carreras de Mbappé y Vinicius, que hacían la guerra por su cuenta. Y parecían suficientes para meter miedo al Rayo. En el minuto 13 Vini primero y Kylian después tuvieron en sus pies el 1-0 pero el Batalla primero y el palo después salvaron a los de Vallecas. Diez minutos después Asencio rozó el autogol al mandar hacia atrás una pelota sin mirar que Lunin no estaba en la portería. Por suerte para él y para el Madrid, la pelota no acabó entre los tres palos sino en córner.
Volvió a perdonar el Rayo en el 26 en una acción nacida de una pérdida de Vinicius que acabó en una doble ocasión de Ratiu y Gumbau que se fue al limbo. El Bernabéu emitió su primera pitada silenciosa. Y como habían perdonado los vallecanos el Real Madrid les vacunó. La aguja la puso Mbappé en una carrera en la que sentó a Lejeune, se favoreció del retobe y la cruzó ante Batalla. Lo celebró con rabia como si estuviera picado con las críticas. Otra vez a Ancelotti le salvaban sus individualidades porque el juego colectivo del Madrid sigue siendo inexistente.
No se arrugó el Rayo, que reaccionó con sendas ocasiones incluido un disparo lejano de Embarba que abortó Lunin con algún apurillo. Y entonces el Real Madrid volvió a enseñar sus dientes. Esta vez la dentadura fue la de Vinicius, que trazó un gol propio del FIFA al ir eliminando a varios jugadores del Rayo por el área y sus inmediaciones, tiró caños, bicicletas y la cruzó ante un Batalla que se venció antes de tiempo porque la pelota cambió de trayectoria tras rozar en Ratiu. Ancelotti se echaba las manos a la cabeza al ver el golazo del brasileño.
Dos bocados del Madrid
Volvió a dormirse el Real Madrid y, a la tercera, fue la vencida para el Rayo. El gol lo marcó Pedro Díaz con un disparo lejano al que Lunin reaccionó tarde y mal. Tampoco estuvieron finos en la defensa ni Modric primero ni Tchouaméni después, así que el equipo de Iñigo Pérez enjugó la diferencia y se marchó al descanso con un resultado, el 2-1 en contra, que le daba al menos alguna opción de soñar con rascar algo positivo en el segundo tiempo.
Regresamos sin cambios del descanso. El Real Madrid, que llegó a tener el partido resuelto, no debía dormirse si quería evitar un disgusto o al menos un sobresalto. La tuvo Mbappé en una jugada de pillería de Modric, pero su remate tras driblar a Aridane se marchó a la derecha de Batalla. El Rayo parecía desinflarse por momentos.
Pero el Real Madrid tampoco estaba por apretar. Los de Ancelotti consumían tiempo sin asomarse al área del Rayo. Calentaban los suplentes con el mismo ánimo cansino con el que estaban jugando los titulares. Sólo Vinicius parecía con ganas de seguir aumentando su estadística y pegarse alguna que otra carrera de más.
Ancelotti se hartó de la pereza de sus jugadores y metió a Fede Valverde por Rodrygo, tocado por un golpe en el primer tiempo. Era el minuto 67, demasiado pronto para Carletto. Respondió Iñigo con tres cambios de golpe en el Rayo para intentar revitalizar a su equipo, que ya lucía exhausto. En el 75 perdonó el 1-3 Vinicius en un genial pase de Modric, que se la dejó a huevo delante de Batalla pero el brasileño la echó fuera.
En el 78 Ancelotti quitó a Mbappé, que se fue con carita, para meter a Camavinga. Había perdonado el Real Madrid dos o tres ocasiones y el partido entraba en los diez últimos minutos con un riesgo cierto de que hubiera trastazo al final. Metió en el 85 Carletto a Brahim por un desfondado y desdibujado Bellingham.
Lo intentó el Rayo hasta el final pero el Real Madrid supo defenderse con esfuerzo y oficio y a los visitantes les faltaron las dos cosas: fuerzas y experiencia. Los de Ancelotti se llevan tres puntos con la ley del mínimo esfuerzo gracias a que sus dos delanteros, Vinicius y Mbappé, enseñaron los dientes. Avisado está el Atlético.