El vestuario del Real Madrid necesitaba una victoria como la conseguida en el Camp Nou ante el Barcelona. «Tienen la sensación de que todos se merecían un triunfo así», aseguran fuentes del club blanco a OKDIARIO. «Estaban muy cansados de las críticas», añaden estas mismas voces. Ancelotti y sus chicos creen que es muy fácil criticar a un equipo que el año pasado ganó la Liga y la Champions y que este curso sigue vivo en la máxima competición continental, en la final de la Copa del Rey y ya ha conquistado Supercopa de Europa y Mundial de Clubes.
Al finalizar el encuentro, en el vestuario del Real Madrid se respiraba mucha alegría. Música, bailes y risas había en la caseta mientras se duchaban para poner rumbo a la capital de España con el trabajo bien hecho. «Nada del otro miércoles», aseguran los que estaban presentes en ese festejo. Un momento feliz que la plantilla festejó como cualquier eliminatoria en la que salen victoriosos. Todos son conscientes de que si el 6 de mayo en La Cartuja de Sevilla no ganan a Osasuna, lo conseguido en el Camp Nou no habrá servido para lograr el objetivo.
Entre los jugadores también se respiraba un aire reivindicativo. Mientras que Ancelotti ya no está para esto, ya que tras haberlo hecho casi todo en el mundo del fútbol siente que no tiene que reivindicarse ante nadie, sus jugadores, que ven, leen y escuchan, sí sentían que, una vez más, se les estaba faltando el respeto. ¿La respuesta? Como siempre en el campo.
En ese vestuario no deja de sorprender como los más veteranos siguen saboreando trago a trago cada victoria. Da igual que por el camino hayan ganado cinco Champions, el hambre sigue intacta. Modric festejó con el mismo entusiasmo que Camavinga, Militao o Rodrygo. Por no hablar de un Rüdiger que sigue dejando boquiabiertos a sus compañeros con su particular modo de afrontar la vida.
«Hay que ganar la Copa»
En la cúpula madridista la sensación es parecida. Felicidad, claro, pero nada más. El trabajo todavía no está terminado. Por ello, al contrario de lo que ha pasado con el propio Barcelona cuando ha ganado al Madrid o, incluso, perdido con dignidad, no hay arengas del presidente ni fotos en el césped de directivos. En el club blanco prefieren apostar por la normalidad, la calma y el trabajo.