Mbappé se desata
El francés se estrenó en Liga con un doblete que dio el triunfo al Real Madrid ante el Betis
Los de Ancelotti, tras otro primer tiempo insípido, mejoraron en la segunda parte ante un Betis que se diluyó
Al cuarto partido resucitó. Mbappé marcó de una tacada sus dos primeros goles con el Real Madrid y dio el triunfo a los blancos ante un Betis que se diluyó en la segunda mitad. El francés abrió el marcador con un golazo para abrochar un pase de tacón de Fede Valverde y dobló al anotar un penalti cometido sobre Vinicius. Tras otra primera mitad insípida los blancos mejoraron, especialmente con la salida al campo de un inspiradísimo Brahim.
Ancelotti tiró de Ceballos. Huérfano y viudo doliente de Kroos, el entrenador del Real Madrid se dio cuenta de que el utrerano puede ser su Kroos de marca blanca. Vale que con Toni se rompió el molde, pero siempre será mejor poner a tocar el violín a un violinista de menos talento que intentar enseñar a tocar el violín al que toca el trombón. Al equipo también regresaban Carvajal y Rodrygo, suplentes en Las Palmas, por lo que volvimos a la casilla de salida sólo que con Ceballos por Bellingham.
Hasta que el regreso de Camavinga menee un poco el avispero el once del Real Madrid son habas contadas y como mucho baila un puesto, a excepción de rotaciones puntuales en los partidos más amables para dar un respiro a los veteranos. Así que frente al Betis, y con el Barcelona a siete puntos de distancia, partía el Madrid con Courtois; Carvajal, Militao, Rüdiger, Mendy; Tchouaméni, Ceballos, Valverde; Rodrygo, Vinicius y Mbappé.
Bajo los techados focos del Bernabéu varios nombres. El primero el viejo Carletto, al que le han dado un Ferrari y lo lleva a 80 por la autopista con la ventanilla bajada y el brazo por fuera. Los dos primeros días señaló a sus futbolistas y en el tercer partido se miró al ombligo, pero empieza a haber (un poco) de runrún sobre el italiano. También Tchouaméni, señalado en el inicio por su incapacidad para sacar la pelota y su lentitud para tapar las vías de aguas del Madrid cuando se parte.
El tercero bajo la lupa antes del partido ante el Betis era un Vinicius que parece más preocupado de su brillo personal que de su aportación al equipo. Le sobran gestitos y le faltan regates. Y el último, por supuesto, Mbappé. El francés lo está haciendo todo bien menos el trabajo para el que le contrató el Real Madrid: marcar goles y ganar partidos.
Un Madrid exigido
Así que con todos esos ingredientes en la coctelera y un Betis que se plantaba en el Bernabéu sin nada que perder ante un Real Madrid exigido echó a rodar la pelota al poco de dar las nueve y media. ¿Y cómo se colocaba el equipo de Ancelotti? Pues con un 4-3-3 más o menos claro en el que Tchouaméni era el eje con Ceballos a su izquierda y Valverde a su derecha. Arriba las bandas volvían a ser para Rodrygo y Vinicius y el puesto de delantero centro otra vez para Mbappé.
Se notaba un cambio de actitud en el equipo de Ancelotti. Atacaban con todo y encerraban al Betis en su campo. Hasta se animaban a presionar. Un poco. No se arrugó el equipo de Pellegrini que tuvo la primera ocasión del partido en un centro de Perraud que cabeceó arriba Abde, demasiado solo en el área. Era el minuto 9 y el Bernabéu vivía su primer susto. Que fueron dos en una diagonal del propio Abde al que nadie fue capaz de seguir.
Se nos fue el primer cuarto de hora sin noticias de Mbappé. Ni de Vinicius. Ni de Rodrygo. Ni de casi ninguno. La presión inicial fue pura gaseosa, así que el Betis se creció porque veía, como vieron el Mallorca o Las Palmas, que el león era de cartón piedra. O al menos lo parecía. Hubo que esperar hasta el 19 para que el Real Madrid se asomara al área de Rui Silva. Fue en un córner que cabeceó picado Militao y paró, no sin apuros, el meta bético.
Dos minutos después por fin conectaron Vinicius y Mbappé. Asistió el brasileño y la pegó picuda el francés. Respondió el Betis con otra contra venenosa que cortó milagrosamente Rüdiger. Y volvió a aparecer Kylian en el 24 para rematar en el área un pase de Fede Valverde al que llegó algo exigido. No se le podían reprochar sus ganas pero sí su falta de puntería.
Atasco en La Castellana
Sin gol, ni pegada, ni fútbol el Bernabéu empezaba a impacientarse con su equipo. Con razón. Después de su inicio fulgurante, el Real Madrid volvía a las andadas. Ancelotti no daba crédito. Y su equipo no daba pie con bola. Una jugada individual de Mbappé, que tuvo que bajar a su propio campo a buscarse la vida, levantó a un madridismo adormecido por el soporífero juego de su equipo.
Ya en el 45 de nuevo el gol hizo la cobra a Mbappé tras un centro de Carvajal al segundo palo que punteó in extremis Sabaly. Con esa ocasión y una postrera de Rodrygo que estrelló contra el lateral de la red nos fuimos al descanso. Pitó el Bernabéu igual que juega el Real Madrid: sin ganas. Regresamos del entreacto con los mismos actores en el escenario. Volvieron a apretar los de Ancelotti de salida. Otra vez resistía el Betis encerrado en su área como un adolescente en su cuarto.
En el 49 Mbappé demostró que necesita un exorcista. La jugada fue de Vinicius, cuyo disparo se estrelló contra el palo tras tocar a un rival. Kylian lo tenía todo a favor (y sin portero) para estrenarse en el Bernabéu, pero su disparo se fue al segundo anfiteatro. Menos mal que estaba en fuera de juego, así que el pecado se quedó en venial. No como el de Arberola Rojas, que fue mortal al no señalar un penalti de Diego Llorente a centro de Vinicius.
Penaltis al limbo
Mejoró el Real Madrid en el arranque, más enchufado sin el balón y preciso con él. Rodrygo tiró al muñeco en el 55 desde el piquito del área. Fue entonces cuando Pellegrini hizo debutar a Vitor Roque. Abde tuvo la suya en el 57 tras una contra que nació de un posible (muy posible) penalti sobre Ceballos que ni el colegiado ni el VAR tuvieron por tal. Pues nada, luego vendrán Medina Cantalejo y Clos Gómez a decirnos lo buenos que son los árbitros españoles sin que se les ponga la nariz como la Torre Eiffel.
Se sucedieron dos sustos en el área de Courtois. Una contra de Vitor Roque, que se quedó en nada, y un córner de Fornals que se envenenó y obligó a volar a Courtois. Ancelotti, llegado el 65, apagó la alarma del Nokia y metió a Fran García y Brahim por Mendy y Ceballos. Rápido agitaron el partido y aún más rápido marcó Mbappé. Por fin. Fue un pase de tacón de Fede Valverde, que leyó el desmarque electrizante del francés. Esta vez Kylian no falló y batió por bajo a Rui Silva. Por fin. Por fin. Por fin.
Por fin Mbappé
Lo celebró el Bernabéu como si valiera el pase a una final de Champions. Hasta Bellingham se levantó en su palco. Y Mbappé, claro, que se sacaba de encima la mochila de marcar su primer gol en Liga con el Real Madrid. Liberado Kylian se desató el Real Madrid. A la fiesta se sumó Vinicius y sobre todo un inspirado Brahim. El brasileño se plató solo ante Rui Silva, que le derribó en el área. Arberola pitó fuera de juego pero no había tal. El VAR le llamó y el colegiado pitó la pena máxima.
Esta vez la ejecutó Mbappé. No cogió ni carrerilla y la clavó con seguridad a la izquierda de Rui Silva. Rugió el Bernabéu, encantado por fin de ver marcar a su estrella. En el 83, ya con el trabajo hecho, Ancelotti le sustituyó por Modric para que se llevara la merecida ovación el madridismo.
El partido ya estaba resuelto y Ancelotti volvió a sacar a Endrick, esta vez en el 89. Cualquier día le saca cuando ya estén todos en sus coches. Pues aún le dio tiempo a generarse su propia ocasión con un punterazo venenoso a pase de Brahim que sacó como pudo Rui Silva. Fue la última de un Real Madrid que corrigió en la segunda mitad un partido que había nacido nalgas y que será recordado como el día en que Mbappé metió sus primeros dos goles en la Liga española. Y que marque muchos más.