Supercopa de España: Real Madrid - Barcelona

Vinicius lidera a un Madrid súper

La memorable actuación del brasileño, que firmó un 'hat-trick', llevó en volandas al Real Madrid a derrotar a un Barcelona que ya perdía 2-0 en diez minutos

Además de Vinicius, en el equipo de Ancelotti brillaron Tchouaméni y Lunin, que fue titular y demostró que le ha ganado el pulso a Kepa

Vinicius lidera a un Madrid súper

Una memorable actuación de Vinicius, que selló un imponente hat-trick, lideró a un Real Madrid que conquistó la Supercopa con autoridad y solvencia tras arrollar al Barcelona por 4-1. Los blancos, que ya ganaban 2-0 a los diez minutos, interpretaron mejor el Clásico y Ancelotti dio un repaso táctico a Xavi Hernández. Rodrygo hizo el cuarto en una segunda mitad que no tuvo historia, sobre todo tras la merecida expulsión de Araujo en el minuto 70.

Ancelotti ponía a Lunin. Sigue con esa alternancia en la portería propia de la restauración canovista y este partido le tocaba al ucraniano. Como ni él ni Kepa le enamoran, pues va deshojando los partidos hasta que un día se decida por uno. O no. No había grandes novedades en el resto del once del Real Madrid, más allá de la presencia de Kroos, satanás para los saudíes, que relegaba a Modric al que será su posición habitual el resto de la temporada: el banquillo. Los demás eran los mismos que ganaron el derbi porque Carletto es la antítesis Ana Obregón: no le gustan los retoques.

En el Barcelona era un secreto a voces que Xavi iba a apostar por los cuatro centrocampistas, así que Pedri era titular junto a De Jong, Gundogan y Sergi Roberto. Cualquier cosa para intentar tener la pelota y que el Real Madrid no corriera. También repetía con Araújo como lateral derecho para marcar a Vinicius como ha hecho en los últimos seis Clásicos. Y vive Dios que le ha funcionado en todos menos uno.

Dos esquemas simétricos en ambos equipos. Ancelotti y Xavi se apuntaban al 4-4-2 y se remangaban para ganar la batalla del centro del campo. Jugadores como Bellingham y Kroos en el Real Madrid o Gundogan y Pedri en el Barça tendrían mucho que decir para ganar el Clásico. Tras la parafernalia y los fuegos artificiales iniciales, incluido el infame desahogo del régimen saudí de poner a una mujer para colocar la Supercopa, dieron las ocho y arrancó el fútbol.

Tsunami del Real Madrid

Dominó de salida el Real Madrid con Vinicius y Rodrygo más enchufados que el marido de Nadia Calviño. Ambos buscaban la espalda de los laterales azulgranas y obligaban a Christensen a hacer horas extras. Una internada de Lewandowski en el minuto 4 permitió a Lunin asomarse a la retransmisión televisiva con una buena salida para abortar males mayores.

Pero el partido era del Real Madrid. La pelota y el peligro. Mucho peligro. Y así llegaría el primero de los blancos. Fue un pase que se inventó Bellingham, rodeado de contrarios y emboscado de azulgranas, tras una jugada cocinada por Kroos. Vio con el rabillo del ojo el desmarque de Vinicius, que enseñó las costuras de Koundé, que se comió la acción del brasileño. Vini encaró a Iñaki Peña, le sentó con un regate y marcó a placer. Fue un golazo que ponía por delante en el Clásico al equipo de Ancelotti.

El tanto espoleó al Real Madrid, que se echó al monte a por los de Xavi. Un minuto después Iñaki Peña abortó el 2-0 con un paradón monumental a una volea de Rodrygo dentro del área. El Real Madrid era un maremoto y el Barça iba en cayuco. Con espacios a sus espalda por la temeraria defensa propuesta por Xavi y centrocampistas clarividentes en el equipo de Ancelotti llegó el segundo a los diez minutos. Otra vez lo marcó Vinicius, que empujó en el segundo palo un pase de Rodrygo en una contra lanzada con talento e inteligencia por Carvajal.

El Barcelona estaba tocado pero no muerto. Para matar a un grande hay que acribillarle a balazos como a Al Pacino en Scarface. La respuesta azulgrana llegó a los once minutos. Primero disparó Ferran al larguero y en el rechace apareció la manopla de Lunin para desviar a córner el disparo venenoso de Lewandowski.

La ocasión espabiló al Barcelona, que se fue a por el Real Madrid porque ya no tenía nada que perder. Replegó el equipo de Ancelotti, un poco para descansar, un poco para hacer daño a los azulgranas en las contras. Tchouaméni se multiplicaba para tapar agujeros defensivos del equipo madridista. El francés firmó media hora espectacular para demostrar que tiene el puesto fijo en el esquema de Carletto.

En el 27 por fin apareció Pedri para conectar con el desmarque que le tiró Ferran. Mendy, tan alabado por Ancelotti por sus virtudes defensivas, se había ido a por tabaco y se dejó la puerta abierta y las llaves puestas. El extremo azulgrana se plantó ante Lunin y le planteó un tiro raso y seco. El ucraniano mostró reflejos para sacar un pie salvador, su tercera parada del Clásico. Cualquier parecido con Kepa es pura coincidencia.

Lunin se agiganta

El Barcelona seguía avisando y el Real Madrid retrocedía y retrocedía. Los blancos, que no son expertos en defenderse, acabaron encajando un gol a los 33 minutos. Fue una jugada larga y elaborada en la que participaron Pedri y Gundogan. Los blancos, con ocho jugadores dentro del área, veían pasar la pelota. Mendy despejó mal y nadie vigilaba a Lewandowski, que se había alejado de la jugada y se sacó una volea ante la que Lunin, que estaba tapado por Bellingham y Nacho, no llegó a reaccionar a tiempo.

real madrid barcelona vinicius supercopa
Vinicius y Fede Valverde celebran uno de los goles en el Real Madrid-Barcelona de la Supercopa. (EFE)

El gol esta vez picó al Real Madrid, que recuperó su interés por atacar. Otra vez fue Vinicius el protagonista al ser víctima de un penalti clamoroso de Araujo, que le cogió del cuello para evitar que cabeceara a placer. Munuera se fue al punto de penalti sin dudarlo. Vini ejecutó la pena máxima y selló el 3-1 y su particular hat-trick.

El gol cercenaba de raíz las opciones del Barcelona de igualar el Clásico antes del descanso. Pero los de Xavi no se rindieron y volvieron a las armas. Otra vez replegó el Real Madrid, demasiado confiado en el poderío de Tchouaméni en las recuperaciones y en la velocidad de Vinicius y Rodrygo. El primer tiempo concluyó con un disparo de Pedri en el 49, calcado al de Lewandowski en el gol, pero con distinto final: fuera.

El descanso fue un respiro para un Clásico intenso y divertido. Volvieron los mismos que habían firmado un gran espectáculo en la primera mitad. Otra vez la pelota era del Barcelona y otra vez replegaba el Real Madrid, demasiado confiado en echársela a Vinicius para que el brasileño picara al espacio. La posesión del Barça era estéril y los espacios a su espalda gigantescos. Valverde tapaba más que una manta zamorana y echaba una mano a un Tchouaméni que no paraba de correr.

Aprieta el Barça

Otra vez Vinicius se asomó al Clásico a la hora de partido con una acción individual que abrochó con un disparo que se marchó arriba. Xavi Hernández metió tres cambios de golpe: Joao Félix, Yamal y Fermín por Pedri, Ferran y Sergi Roberto. La respuesta del Real Madrid fue inmediata. El cuarto. Fede Valverde remontó la banda derecha, la puso al área y allí Vinicius trató de central. El despeje, flojo y defectuoso de Koundé, cayó en los pies de Rodrygo, que fusiló a placer a Iñaki Peña.

El descosido culé era monumental y eso que el Real Madrid prefería replegar antes que hacer sangre. Y Ancelotti prefería exprimir a los suyos antes que hacer algún cambio. En el 70 el Barcelona perdió sus pocas opciones de ganar la Supercopa por un cruce de cables de Araújo, que se fue a por Vinicius y le tiró una patada extemporánea. Munuera le pilló y le sacó la segunda amarilla, así que el Barça se quedó con uno menos y tres goles de desventaja.

El Real Madrid lo tenía todo a favor. Tchouaméni, desatado incluso en ataque, asistió a Bellingham en el 70, pero Iñaki Peña evitó el quinto. Vinicius, desquiciado con el banquillo del Barcelona, era carne de cambio. Hasta Ancelotti se dio cuenta, pero prefirió quitar a Rodrygo en el 76 para meter a Brahim, un jugador que hace méritos para ser titular pero que se tiene que conformar con los minutos postreros de cada partido.

El propio Brahim tuvo una jugada maradoniana nada más salir para hacer el quinto, pero el Barcelona se libró porque Iñaki Peña se interpuso en el camino de Bellingham. El estado de forma del malagueño es sencillamente escandaloso.

Después Joao Félix se asomó al Clásico con una buena jugada en la que se apoyó en Gundogan y resolvió con un disparo seco que hizo lucirse, por cuarta vez, al inspirado Lunin. Por fin Ancelotti quitó a Kroos y a Vinicius para meter a Camavinga y Modric. En el 85 entraron Joselu y Ceballos por Bellingham y Fede Valverde, porque el Clásico ya estaba resuelto.

Lo ganó el Real Madrid, que se llevó la Supercopa gracias a la actuación estelar de Vinicius y a que supo interpretar el Clásico mejor que un Barcelona que sigue sin encontrar un ADN que lo mismo no era tanto de estilo como de tener a sueldo a Messi. Y a Negreira.

Lo último en Real Madrid

Últimas noticias