No está siendo sencilla la temporada del Real Madrid. No lo está siendo en el plano de lesiones. Tres jugadores del primer equipo blanco han sufrido roturas de ligamentos en el presente curso. El primero, antes de que empezase la competición, fue Courtois. El mejor portero del mundo se rompió y el golpe dentro del vestuario fue mayúsculo. Sin tiempo para recuperarse, en la primera jornada de Liga, cayó Militao. Otro bofetón de los que hacen pupa. Y el último, no menos doloroso, Alaba.
Tres lesiones extremadamente graves que tendrían que haber debilitado a una plantilla que se ha unido, ha crecido y se ha sobrepuesto a todo para ser todavía mejor. «Un equipo llamado milagro». Así explican dentro del Real Madrid la forma de pelear de un equipo que no ha parado de crecer después de cada golpe.
Militao, Courtois y Alaba han sido los golpes más dolorosos, pero no los únicos. El vestuario también ha sufrido -y lo está haciendo- con las dos primeras lesiones musculares de Vinicius, con la mala suerte que tuvo Camavinga al ver como Dembélé se le caía en la rodilla, con el pie de Tchouaméni, con el trabajo silencioso de Ceballos para regresar y, como no, con la mala fortuna que ha tenido un Arda Güler que todavía no ha podido debutar con el Real Madrid.
A pesar de todo esto, el equipo ha ido mejorando partido tras partido hasta llegar a este final de año en una buena posición en la Liga, donde aventajan en siete puntos a Barcelona y ocho al Atlético de Madrid -los rojiblancos tienen un partido menos- y clasificados para los octavos de final de la Champions como primeros de grupo sin ceder ni un empate, lo ganaron todo. Además, también están mostrando un gran juego.
Y todo esto ha sido así porque Kepa se lesionó y Lunin apareció en escena para meter en un bendito lío a Ancelotti, que ahora dice que tiene dos porteros titulares. Carvajal tuvo que parar y Lucas dio la cara. Rüdiger ha suplido con creces a Militao. Fran García aparece cuando Mendy no está. Y Nacho siempre suma. Modric y Kroos han tenido sus momentos y lo están aprovechando. Brahim, aunque le ha costado, ya tiene un papel importante dentro de la plantilla. Y Joselu está dando mucho más de lo que se esperaba. Todos y cada uno de ellos se han crecido, impresionando a un club que está encantado con este grupo de jugadores.
Ancelotti y el club sí confiaban
«No lo creíais, pero esta plantilla es muy buena», decía Carlo Ancelotti en una rueda de prensa celebrada en Valdebebas hace unas semanas. Y la realidad, es que los resultados están dando la razón a un entrenador que sabe perfectamente que su equipo tiene carencias, especialmente en el apartado ofensivo, pero que también tiene claro que el colectivo es lo suficientemente potente y competitivo para poder pelear por todas las competiciones. Algo que, por el momento, está demostrando.
Este gran rendimiento del equipo da la razón a Ancelotti y a la directiva, que el pasado verano, mientras muchos se echaban las manos a la cabeza al ver como no hacían locuras para fichar un ‘9’, estaban seguros de que este equipo era superior al del curso pasado tras la llegada de jugadores como Jude Bellingham.
La realidad es que los números les están dando la razón hasta el momento. Las bajas se han ido sucediendo sin parar, pero el Real Madrid ha sido capaz de sobreponerse a todas para seguir manteniendo el nivel competitivo que les tiene muy vivos y con grandes opciones en las dos competiciones que han jugado hasta el momento. No obstante, lo mejor y lo más importante está por llegar.