Liga Santander: Real Madrid - Alavés

Bendito Asensio

Bendito Asensio
El Real Madrid se impuso 3-0 ante el Alavés en el Bernabéu.

Otro golazo de Asensio desatascó al Real Madrid ante un Alavés ordenado y peleón. Los blancos, tiesos en lo físico y sin imaginación ni juego, volvieron a las andadas y dieron unos preocupantes síntomas de agotamiento. Sin embargo, la maravillosa zurda del mallorquín, una genial jugada coral definida por Vinicius y un penalti postrero de Benzema sellaron el 3-0 definitivo. Ancelotti salva una crisis pero el equipo tiene mala pinta.

No es que el Bernabéu fuera Génova, pero había ruido de sables en el la Castellana. El infame planteamiento de Ancelotti en París había disparado las dudas sobre la competencia de Carletto para conducir (sin estrellarse ni griparlo) un Ferrari como el Real Madrid. Por eso el técnico italiano, de natural conservador, no quiso complicarse más la vida y puso a jugar a los de siempre con un único retoque: Valverde por Kroos. Y chimpún.

Vamos, que los que reclamaran que oxigenara al equipo se quedaron con las ganas. Ancelotti es de esos técnicos que prefieren que la manta les tape los pies para no coger frío. Así que repitió con su guardia pretoriana porque, como le ocurrió a Zidane en su última época, no se fía ni un pelo de sus suplentes.

Resumamos. Jugaban Courtois; Carvajal, Militao, Alaba, Mendy; Casemiro, Valverde, Modric; Asensio, Vinicius y Benzema. Enfrente un Alavés dispuesto a repetir en el Bernabéu los resultados de otros modestos que ya pescaron ante el equipo de Ancelotti: Cádiz, Osasuna, Elche, Sheriff… la lista es larga e insoportablemente pesada para el madridismo que asiste a su estadio con resignación cristiana.

El duelo arrancó con dominio lento, pesado y sin peligro del Real Madrid. Replegó voluntariamente el Alavés para tapar los espacios al equipo de Ancelotti. El Bernabéu no animaba, aguardaba. Se cocía una pitada a poco que el equipo blanco no tuviera intensidad, tino y gol. Y no pintaba, la verdad.

Se atasca el Madrid

El Real Madrid hizo de la necesidad virtud y trató de remangarse para atacar con más fe que acierto. Un poco de Benzema y algo de Modric sirvieron para agitar el juego del equipo de Ancelotti. Vinicius seguía a oscuras y Asensio, invisible como los detectives que le pusieron a Ayuso.

Pasaron 20 minutos sin que nada ocurriera en el Bernabéu. Ni fútbol, ni ocasiones, ni peligro, ni nada que merezca el gasto de palabras ni el tiempo que tardarían ustedes en leerlas. El Real Madrid, atascado, maniatado y lento, no podía con el entramado táctico bien diseñado por Mendilibar.

Sólo las locuras de Mendy por la izquierda agitaban algo al Bernabéu. Puede que no sea un violinista con la pelota, pero por lo menos su físico le da para apretar. En el 25 la pudo liar muy parda Casemiro con una pérdida estúpida que echó a las nubes Jason en un tiro franco. La echó a las nubes y Ancelotti contuvo el chicle en sus premolares.

El Bernabéu empezaba a impacientarse ante un Real Madrid romo. Y aburrido como una clase de contabilidad. Valverde aportaba vigor e imprecisión a pares iguales. Y de Vinicius no había noticias. Ni buenas, ni malas. El Madrid jugaba con la paciencia de sus aficionados, cuya primera pitada había sido no acudir al estadio, que es un grito silencioso contra un equipo que ofrece poco.

El Alavés fue retrocediendo, metro a metro, minuto a minuto, y entregó la pelota al Real Madrid. Los blancos, con un juego previsible e impotente, se fueron al descanso con un 0-0 ante uno de los peores equipos de la Liga. El veredicto del Bernabéu fue irse a tomar un bocata. Como el que se debió meter Ancelotti en el vestuario, porque salió a la segunda mitad con los mismos once que habían fracasado en la primera parte.

Se aburre el Bernabéu

El Real Madrid apretó y tuvo la primera ocasión en el 49 en una falta que lanzó Alaba y paró en dos tiempos Pacheco. El Bernabéu –que se ha comido siete 0-0 al descanso esta temporada– se animaba un poquito y Carletto, siempre indeciso para mover el banquillo, ponía a calentar a Kroos, Hazard y Rodrygo.

En el 54 Vinicius tuvo la primera ocasión clara para el Madrid, pero no atinó ante Pacheco, ni tampoco Benzema, con un tiro sin fe ni ganas, en el rechace. Lejenue evitó el 1-0 para los blancos. El equipo de Ancelotti tocaba a rebato con ganas y vergüenza torera, pero de fútbol, nanay.

Poco tardó en mascarse la tragedia en el Bernabéu. En el 60 Asensio asistió sin querer a Pere Pons, que la echó fuera en el mano a mano con Courtois. Pero un minuto después el propio Marco arregló su desaguisado con un golazo tremendo en un disparo que se sacó de la zurda, dibujó una parábola y se coló cerca de la escuadra de Pacheco. El banquillo de Ancelotti lo celebró como quien evita la destitución. Todos menos Carletto, que pedía calma.

El gol trastocó los planes del Alavés, que no tuvo más remedio que estirarse y dejar espacios para el Real Madrid. Los que no supo aprovechar Benzema en el 65. El francés no definió bien en el uno contra uno ante Pacheco y el 2-0 se fue al limbo. Y en el 77 de nuevo Benzema perdonó el segundo tras una buena jugada de Vinicius, que estrelló contra el palo izquierdo de Pacheco.

Asensio y Vinicius deciden

Ancelotti seguía nervioso y el Madrid tenía el partido sin cerrar. Menos mal que el Alavés estaba ya roto y Asensio desatado. Los blancos cosieron al filo del 80 una jugada memorable, sazonada con los taconazos de Valverde y Asensio, embellecida por Benzema y definida por Vinicius ya en boca de gol. Fue entonces cuando Carletto hizo sus dos primeros cambios: Rodrygo por Asensio y Ceballos por Modric.

El Real Madrid, con sufrimiento y tardanza, había abrochado el partido en las postrimerías en otro duelo, que se selló con el 3-0 definitivo de Benzema de penalti, en un encuentro de esos que no es para escribir en los cementerios «lo que os habéis perdido». Los blancos sujetan el liderato de la Liga y abortan otra crisis en lo que esperan la vuelta ante el PSG, que esa ya será otra película. Y se la contaremos.

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