El Real Madrid remontó un partido que se había puesto peliagudo en Pamplona. En cinco minutos vertiginosos Isco y Ramos dieron la vuelta al gol inicial de Unai y Lucas Vázquez y Jovic sentenciaron el triunfo de los blancos que, con un fútbol eficaz y solidario, acabaron llevándose tres puntos en uno de esos estadios donde se ganan las Ligas. O se pierden.
Volver a empezar. Como en la mítica película de José Luis Garci, la primera oscarizada de nuestro cine, al Real Madrid le tocaba coser las heridas coperas con el hilo de la Liga. Zidane aprendió a lección de las rotaciones masivas ante la Real y plantó en Pamplona un equipo más solido, más seguro y más fiable para afrontar el duelo ante Osasuna que suele tener para los blancos dramáticos tintes de encierro.
Pero Zizou es como El Zorro: siempre deja su marca. En Pamplona el técnico del Real Madrid apostó por Bale como titular. El galés, que llevaba un mes en el ostracismo, disponía de la enésima oportunidad para demostrar que le interesan más los goles que los birdies. Sorprendía empero la ausencia en el once de un Vinicius desatado, igual que la de Kroos, que descansaba de inicio ante Osasuna. Sí que volvía la defensa titular (Carvajal-Varane-Ramos-Mendy) y un Casemiro que es el tapón de todas las fugas en el Real Madrid. Isco, suplente en los dos últimos duelos, también tenía su hueco en el once.
El duelo empezó con el vértigo propio de los partidos en el estadio anteriormente conocido como El Sadar. Apretaba arriba el Real Madrid y jugaba directo Osasuna en busca de alcanzar el área de Courtois sin cocinar las jugadas. Así llegó, apenas cumplido el minuto 2, la primera llegada rojilla que protagonizó Arnáiz atacando bien la espalda de Carvajal. Su disparo dentro del área se perdió desviado.
Osasuna aprieta, perdona y marca
Repitió ocasión, aún más clara, Osasuna con una magnífica maniobra de Rubén García, que se plantó solo ante Courtois pero el meta del Real Madrid se hizo gigante para imponerse en el uno a uno. Respondió Isco con una buena asistencia filtrada para un Bale que se desmarcó bien y controló mal, por lo que facilitó el cruce del central osasunista.
El descaro y la presión del equipo local incomodaban la salida de la pelota del Real Madrid, que intentaba tomar el pulso al partido y construir su juego en torno a la pelota. Pero fue entonces cuando Osasuna perforó la meta de Courtois. Fue en un saque de esquina muy abierto que cabeceó Unai en un escorzo imposible que se coló junto al palo izquierdo del meta del Real Madrid. Golazo y a remar tocaba para los de Zidane.
Apenas rebasado el cuarto de hora el Real Madrid perdía en Pamplona. Un par de llegadas de Benzema y Bale dieron noticia del intento de reacción del equipo de Zidane. Era un dominio propiciado porque Osasuna había levantado algo el pie en su presión. A los de Zidane, con todo, les faltaba ese punto de precisión que le faltó a Bale a filo de la media hora para marcar el 1-1. Echó arriba un cabezazo dentro del área pequeña.
Empata Isco, remonta Ramos
No perdonaría Isco tres minutos después con una media volea dentro del área precedida de un penalti no pitado sobre Bale. El Real Madrid equilibraba el marcador en el 33 merced a su mayor dominio del juego y a que Osasuna había ido perdiendo el ímpetu inicial.
Había tocado a rebato el Real Madrid y los locales necesitaban un tiempo muerto. O les salvaba la campana del descanso o encajarían el segundo tanto… Que encajaron a la salida de un córner. Lo marcó Sergio Ramos después de una asistencia de cabeza de Casemiro. Los de Zidane habían dado la vuelta al partido en cinco minutos. Poco después sobrevino el descanso, lo que Osasuna habría necesitado un poquito antes.
Cuando la pelota volvió a rodar en Pamplona el Real Madrid estaba más seguro y más firme y pronto volvió a encerrar a Osasuna en su área. Modric pidió penalti sobre una entrada de Estupiñán que bien pudo haberse señalado. No lo quisieron así ni Gil Manzano ni el VAR. El colegiado perdió el control del partido y se comió una falta clamorosa a Isco que bien pudo derivar en el 2-2 de Osasuna. Los jugadores madridistas se querían comer al colegiado.
Luego perdonó Gil Manzano, lanzado en pleno show, una roja cantada a Nacho Vidal por un entradón a Valverde. Poco después, rondábamos el 70, decidió Zidane sentar a Bale y meter al campo a Lucas Vázquez. El Real Madrid empezaba a tontear con el partido… y con el resultado.
Sale Bale, el Madrid juega con once
A Osasuna le quedaba una última bala como un jubilado que se guarda el último lanzamiento en una partida de petanca. Apretaron los locales en busca del área de Courtois y se defendió el Real Madrid sustentado en el poderío aéreo de sus dos imponentes centrales.
Pasado el minuto 80 Zidane decidió meter a Vinicius por un Isco vaciado, solidario y goleador. Junto con la pareja Ramos-Varane el malagueño había sido el mejor jugador del Real Madrid sobre el césped. Los de Zidane llegaban a los últimos diez minutos con el partido sin cerrar.
Pero entonces apareció Benzema. El francés recibió un gran pase de Modric, bailó un chotis en el área ante los zagueros de Osasuna y esperó que se incorporara Lucas Vázquez que irrumpió desde atrás para marcar el tercero y sentenciar el partido, que aún abrocharía Jovic con un gran gol para hacer el 1-4 final. El Real Madrid se llevaba de Pamplona tres puntos cruciales que le mantienen en lo más alto de la tabla liguera. Y, si me lo permiten, que sea por mucho tiempo.