La maldición de Zidane con la Copa del Rey parece no tener fin. El entrenador del Real Madrid no es capaz de saborear las mieles del triunfo en esta competición. Su mala fortuna en el torneo copero la sufrió en su etapa como jugador y se extiende a su faceta en los banquillos. La eliminación ante la Real Sociedad en el Santiago Bernabéu es el último ejemplo, pero no el único.
Cuando era jugador, en su primera temporada de blanco, vivió el Centenariazo. El Deportivo de La Coruña asaltó el Santiago Bernabéu en la gran final para dejar sin título y sin fiesta a un Madrid que lo tenía todo preparado. Al año siguiente fue el Mallorca en cuartos, luego el Zaragoza en la final de Montjuic, el Valladolid en octavos y, otra vez, el conjunto maño, aunque esta vez en semifinales.
Como entrenador la historia no mejoró. En su primera participación el Celta apeó a los blancos en cuartos y en la segunda, el Leganés dio la campanada en Chamartín dejando fuera a un equipo que daba señales de agotamiento y haciendo a Zidane vivir su primer gran fracaso como técnico. De hecho, esa noche empezó a barruntar la decisión que tomaría meses después, dejando de entrenar al Real Madrid.
En definitiva, Zidane, el hombre capaz de hacer tres veces consecutivas campeón de Europa al Real Madrid, no puede lograr el éxito en una competición que se le resiste una y otra vez. Y en esta ocasión, le hacía especial ilusión.