El Real Madrid logró en Granada una victoria contundente y plácida que ratifica su candidatura a la reconquista de la Liga. El equipo de Ancelotti se paseó frente a un rival endeble que adelantó el black friday para dar facilidades a los blancos. Asensio, Nacho, Vinicius y Mendy marcaron los goles madridistas. El Granada se quedó con diez por una roja justa a Monchu que provocó la expulsión de un sobreactuado Robert Moreno.
Ancelotti no estaba para rotaciones. Entre el parón y las victorias con más suerte que fútbol del Atlético primero y del Barça después, el Real Madrid no estaba para traspiés en Granada, así que Carletto tiró de los pesos pesados. Sólo rotó a Militao, que tampoco es gran cosa, y dio entrada a Nacho para formar pareja con Alaba en el centro de la zaga. Los costados eran para Carvajal y Mendy. El mediocampo, el de toda la vida: Casemiro, Kroos y Modric. Y arriba, Asensio acompañaba a Vinicius y Benzema para abrochar el 4-3-3 de Ancelotti.
Los Cármenes recibió al Real Madrid con un aspecto espectacular en la grada. No era para menos después de un año con el público en barbecho.
El partido nació tranquilo, plácido, sin estridencias como la corbata de un notario. Dominaban los de Ancelotti y se defendía con orden y sin agobios el Granada de Robert Moreno, el hombre que fue Luis Enrique unos meses y luego se lo creyó.
Cinco minutos tardó el Granada en dar el primer susto a Courtois en una acción por banda izquierda de Luis Suárez que abortó milagrosamente Alaba en el área pequeña. La ocasión espoleó al Real Madrid, que puso una marcha más encaramado sobre la velocidad punta de Vinicius. Modric y Benzema, los dos cerebros blancos, buscaban conexiones con el brasileño.
Asensio golpea primero, Nacho después
El partido tenía pinta de ser peliagudo para el Real Madrid. La presión altísima del Granada complicaba un mundo la salida del balón de los blancos. Sin embargo, en una jugada aislada en el minuto 18 llegó el tanto de los de Ancelotti. Vinicius trabajó para recuperar un balón en campo propio y dejársela a Kroos. El alemán vio el desmarque de Asensio y trazó un pase milimétrico para que Marco avanzara directo al área y batiera por bajo a Maximiano en su media salida.
El Granada acusó el gol como si fuera una inspección de Hacienda. El Madrid, por contra, se vino arriba como Laporta en una presentación. Y no tardó mucho en llegar el segundo, también con un poco de fortuna. Fue en el 24 a la salida de un córner que cocinaron entre Modric y Kroos, Kroos y Modric, que tanto monta. El alemán la metió abajo al primer palo y allí apareció Nacho para ponerla, quizá con algo de fortuna, en la escuadra.
Con el partido encarrilado el Real Madrid comenzó a disfrutar de esos espacios que tanto le gustan para correr. Así pudo haber llegado el 0-3 si no lo hubiera evitado un defensa del Granada para sacar bajo palos el gol cantado de Asensio. La jugada, justo es escribirlo aquí, la había protagonizado Vinicius con precisión y vértigo.
Del 0-3 nos fuimos al 1-2 después de una jugada desgraciada para el Madrid. Vinicius controló mal y se dejó robar la cartera como un guiri en la Plaza Mayor. Luis Suárez se encontró con una pelota en tierra de nadie, avanzó y disparó desde fuera del área con la suerte de que Nacho desvió la trayectoria y engañó a Courtois. Pues el Granada se asía al partido como un gato en una cornisa.
Se enreda el Madrid
De repente el Real Madrid se descosió. Courtois evitó en 2-2 con una mano salvadora tras un cabezazo de Casemiro contra su propia meta. El Granada seguía presionando arriba y los de Ancelotti sufriendo lo más grande para salir de su propio campo.
Benzema detectó las urgencias de su equipo y salió de su hibernación consciente con una maniobra individual a la que respondió Maximiano con una mano firme abajo. Con esa ocasión del Real Madrid llegó el descanso en Los Cármenes con el partido encarrilado, que no resuelto, para el equipo de Ancelotti.
El examen de conciencia del descanso debía llevar a Ancelotti a la conclusión de que a su equipo le cuesta un mundo cerrar los partidos, quizá por una cierta tendencia a la pereza. Pasara lo que pasara en la caseta, al Madrid le funcionó. Espabilaron los blancos en la reanudación y acumularon sendas ocasiones en las botas de Vinicius, Mendy y Benzema, este último en fuera de juego.
Se veía venir el tercero. Y vino. En una contra, faltaría más. La jugada la condujo Benzema, que esperó las incorporaciones de Vinicius en el amago y Modric desde segunda línea. El croata recibió, levantó la cabeza y asistió a Vinicius para que el brasileño marcara el tercero en boca de gol. Golazo a toda mecha, como le gusta al Madrid.
Y luego se gusta
Los de Ancelotti dejaban pasaportado el partido antes de la hora de juego. Y entonces se crecieron. Todos tocaban, todos la querían, todos dibujaban detalles de calidad sobre el césped de Los Cármenes. El Granada se enfureció y se dedicó a pegar cornadas. Como la de Monchu a Vinicius en el 67 que le valió una roja como un piano. Robert Moreno, sobreactuado, protestó sin razón y se ganó la expulsión que le serviría como coartada posterior en rueda de prensa para salvar una destitución cantada.
Con 1-3 en el marcador y el Granada con diez, Ancelotti quitó a Vinicius en el 70 para meter a Rodrygo y evitarle más coces. El partido era ya pan comido para el Real Madrid, que podía firmar la goleada que quisiera. El recién ingresado Rodrygo perdonó el cuarto, cosa que no hizo Mendy en el 75, que marcó con sutileza y habilidad con su pierna buena (la derecha, obviamente).
En el 78 Ancelotti hizo más cambios: Camavinga por Modric, Kroos por Isco y Jovic por Benzema. Metió hasta a Vallejo porque el partido ya no tenía historia. El Real Madrid dejó pasar el tiempo, no quiso hacer más sangre y se llevó de Granada una victoria plácida, solvente y contundente que demuestra que la reconquista de la Liga está en camino.