Courtois cierra la puerta. Y no sólo porque encaje pocos goles -que los encaja, aunque muy pocos-, sino porque ha dejado claro que bajo el mando de Xabi Alonso no hay debate en la portería: el belga es el dueño indiscutible del arco del Real Madrid. A diferencia de lo que ocurría con Carlo Ancelotti, que daba ciertas oportunidades a Lunin, el técnico donostiarra ha apostado claramente por él. Y de momento, no hay fisuras en esa decisión.
Courtois es el guardameta de confianza de Xabi para absolutamente todo. En este nuevo ciclo, Lunin parece condenado a un papel residual, con la Copa del Rey como única opción real de tener minutos. El nivel actual del belga justifica plenamente esta jerarquía. Thibaut ha recuperado su mejor versión y en este Mundial de Clubes está siendo determinante. Basta con recordar la espectacular parada que salvó al Madrid en el último suspiro ante el Borussia Dortmund, evitando una prórroga en inferioridad numérica.
Courtois siempre aparece
El Real Madrid había dominado buena parte del partido disputado en el MetLife Stadium, pero el tramo final fue una auténtica montaña rusa. De un 2-0 aparentemente cómodo se pasó a un inquietante 3-2, tras un penalti a favor del Dortmund y la expulsión de Huijsen. En ese contexto, Sabitzer tuvo en sus botas el empate y la prórroga.
Pero entonces apareció Courtois. Su estirada a un disparo potente y a media altura fue tan espectacular como decisiva. El balón botó en el césped y se desvió lo justo para evitar el gol. La repetición desde atrás mostró toda la dimensión de una parada que vale una clasificación.
Courtois, que había pasado buena parte del partido sin apenas trabajo, volvió a demostrar por qué sigue siendo el mejor portero del mundo. Silencioso durante los 90 minutos, pero absolutamente decisivo cuando el equipo más lo necesitaba. Con esa mano milagrosa, el Real Madrid selló su pase a semifinales. A veces, las grandes gestas se construyen en apenas un instante… y en una parada.
Lunin, en una encrucijada
Andriy Lunin quiere seguir en el Real Madrid, pero su situación no es sencilla. A sus 26 años y con contrato hasta 2028, el ucraniano se encuentra en una etapa clave de su carrera. Sabe que, mientras Courtois esté por delante, sus oportunidades serán mínimas.
Por ahora, su prioridad es quedarse. Pero el mercado de verano puede agitar las aguas. Lunin tendrá que valorar sus opciones, porque el tiempo pasa y su ambición por ser titular -en Madrid o en otro lado- no se puede frenar eternamente.