Estamos viviendo las últimas semanas de Ancelotti al frente del Real Madrid. El técnico italiano ya ha acordado con el club su salida y el momento en el que se producirá la misma: antes del Mundial. Por cierto, la información que me trasladan es que Ancelotti no ha pedido nada al Madrid con respecto a su último año de contrato. El hecho de tener trabajo garantizado en Brasil y querer despedirse de la mejor manera posible, ha motivado su decisión.
Ancelotti no ha vivido su mejor temporada como entrenador. A pesar de que desde el principio se comprobó que los tres atacantes desorganizaban al equipo, el italiano se atornilló a esa decisión. Paradójicamente las lesiones le dieron a veces soluciones para encontrar el equilibrio perdido, pero en las grandes citas el Madrid estuvo muy lejos de dar el nivel requerido.
La rueda de prensa del otro día explicando por qué Guler había chupado bien banquillo fue pobre. Un reduccioniamo que no se aplicó con el joven Bellingham. Ancelotti es consciente de que se ha equivocado, pero también de que la garrea era muy difícil porque al italiano le cuesta cambiar ciertos escalafones en el vestuario.
A pesar de todo esto, el balance de Carlo en el Real Madrid no puede ser más favorable. Es imposible que no sea así cuando es el técnico con más títulos en la historia del club y, además, ha sabido representar al Madrid de la mejor manera posible en cada rueda de prensa. Carletto ha sido un entrenador de club y siempre ha velado porque la imagen del club sea lo mejor posible.
En Barcelona, el domingo, tiene la última oportunidad de engancharse a un nuevo título. De ganar al abatido Barça, las últimas tres jornadas tendrán mucha emoción y Carlo tratará de sacar ese último impulso a un equipo que debería estar muy agradecido con su entrenador. Ojalá tengamos ese último baile.