Gareth Bale y su representante, Jonathan Barnett, tienen muy clara la estrategia a seguir para acabar sacando el máximo rédito posible de su situación en el Real Madrid. El galés no cuenta para Zidane y el club le ha abierto la puerta de salida pero el galés se resigna a marcharse acogiéndose a los dos años de contrato que le restan a razón de 17 millones limpios por temporada.
El agente de Bale volvió a dejar claro el pasado lunes que «le quedan dos años más de contrato y no se va a ir». Unas palabras que siguen en la línea marcada de forzar todo lo posible al Real Madrid para acabar llegando a un acuerdo económico para la rescisión de su contrato. Esa cantidad de dinero, más lo que recibiría de prima de fichaje de otro club, supondría un pelotazo para el galés que pondría rumbo a Inglaterra con los bolsillos llenos.
Pero, por ahora y salvo que la situación se vuelva insostenible, en el Real Madrid no están dispuestos a pasar por el aro y pagarle dos años de sueldo íntegro para que se marche. Principalmente porque en el Bernabéu son conscientes de que el futbolista tiene cartel en el extranjero y, a pesar de que sabe que no jugará, el galés no quiere marcharse para agarrarse a sus sustancioso sueldo. El club blanco no le dejó salir gratis el pasado verano rumbo a China, pero ahora sí que estarían dispuestos a acceder a traspasarlo gratis con el objetivo de ahorrarse los alrededor de 68 millones que tendrían que abonar por el salario del futbolista hasta 2022 (34 brutos de cada año).
El sueldo de Bale es un problema
Gareth Bale sigue teniendo mercado en la Premier pero con la crisis del coronavirus presente, ningún equipo en Inglaterra está dispuesto a pagar 17 millones de euros al año a un futbolista que se ha devaluado con el paso de los años. Tanto el jugador como su agente son conscientes de ello, y sabiendo que Zidane no cuenta con él, tienen claro que una buena opción desde el punto de vista económico sería recoger un finiquito del Real Madrid y después llevarse una buena prima de fichaje de otro club. Eso equilibraría la balanza.
Y es que el entrenador francés ha dejado claro en el último tramo de competición que no cuenta para nada con Gareth Bale. Desde que el fútbol regresó sólo ha participado en dos partidos y Zidane le dejó en la grada sin calentar en los últimos seis choques decisivos para el campeonato. Es más, en el último duelo ante el Leganés ni entró en la convocatoria. Esa fue otra señal del técnico que ha sido recibida por el galés y su entorno que siguen con su plan: o llega a un acuerdo para la rescisión o apurará su contrato con el Real Madrid. Otra solución es fichar por otro club y renunciar a dinero… pero eso es menos probable.