Dos goles estúpidos y regalados y un penalti fallado por Mbappé condenaron al Real Madrid a la derrota ante un notable Athletic en La Catedral. Entre Rüdiger y Asencio regalaron el primero y Fede Valverde se unió a la fiesta con una pifia monumental en el segundo. Para colmo Mbappé tiró a regañadientes un penalti que podría haber sido el 1-1 y, claro, lo falló. Su error cantado también condenó a los de Ancelotti a una derrota en San Mamés que vuelve a situar a los blancos a cuatro puntos de Barcelona.
Ancelotti tenía un plan. Y pasaba por frenar a Nico Williams. Dejar a Lucas Vázquez expuesto ante el pequeño y veloz león era casi como meter la cabeza en sus fauces, así que le blindó con Fede Valverde por delante, Rüdiger a un costado y Tchouaméni, que regresaba al equipo justo a tiempo para remangarse, listo para hacer las coberturas que fueran menester.
Repetían en el once del Real Madrid los meritorios Fran García y Ceballos, que dejaban en el banquillo a Mendy y Modric, igual que Raúl Asencio, que ha pasado de jugar en el Castilla a ser titular indiscutible. No faltaban tampoco a la cita en San Mamés los intocables Bellingham, Rodrygo y Mbappé, dispuesto a oficiar su primera misa en La Catedral. Antes de que se me pierdan, por el Real Madrid jugaban estos: Courtois; Lucas Vázquez, Rüdiger, Asencio, Fran García; Tchouaméni, Ceballos; Valverde, Bellingham, Mbappé; y Rodrigo.
Enfrente un Athletic lanzado y peligrosísimo, pero que llevaba diez años sin ganar al Real Madrid en San Mamés. Ernesto Valverde, entrenador con más trabajo que prensa, ha vuelto a modelar un equipo reconocible, intenso y sólido, que muerde arriba con la potencia de los hermanos Williams, la inteligencia de Berenguer y la llegada a gol de Sancet.
Lanzado y furioso arrancó el Athletic, que cercó el área madridista. Achicaban agua los blancos con un Asencio firme que ponía la calma al caótico Rüdiger. El Real Madrid no olía la pelota. El poco tiempo que la tenía la perdía en un pispás. La presión del Athletic asfixiaba la salida de balón del equipo de Ancelotti. Así llegó la primera ocasión clara de Nico Williams, que tuvo un mano a mano ante Courtois tras un error en la salida de balón de Asencio. El meta del Madrid evitó el tiro a puerta y de paso el centro a su hermano Iñaki, que afilaba las uñas para meter el zarpazo en boca de gol.
Aprieta el Athletic
Una pérdida de Tchouaméni, evitable y un poco estúpida, provocó otra llegada del Athletic y la ira de Ancelotti, que no iba a pasar ni una a sus jugadores. Los de Ernesto Valverde querían un partido de ida y vuelta, el Real Madrid prefería el trantrán. Tardó 12 minutos Mbappé en aparecer en escena con un par de jugadas en la que coqueteó pero hizo la cobra al fuera de juego. Luego en el 13 Rodrygo trazó un regate en el área a Gorosabel, que picó al meter la pierna y cometer penalti. La jugada fue un lío. El VAR avisó a Sánchez Martínez, que desechó pitar la pena máxima y optó por cobrar orsay posterior.
La jugada, posiblemente mal arbitrada, espoleó al Madrid, que se vino arriba como Begoña Gómez en el congreso del PSOE. Se unió a la fiesta Bellingham, que comenzó a mediapuntear. Yeray le hizo una falta en la frontal que ejecutó Fede Valverde de forma defectuosa. Los de Ancelotti se habían sacudido con oficio y sacrificio la presión del Athletic.
A la media hora de partido tuvo el Athletic la mejor ocasión del partido en una pérdida de Fran García que derivó en una mágica asistencia de tacón de Iñaki Williams a Berenguer, que la echó al cielo de Bilbao. Respiró Ancelotti y respiró un Real Madrid que estaba hartándose a correr. La pelota, ahora sí, estaba más tiempo en los pies de los visitantes que de los locales. Pero los leones seguían pegando zarpazos.
Creció Ceballos, que comenzó a gobernar el partido en los minutos finales del primer tiempo. Pero el Real Madrid seguía sin tirar a puerta. Y así fue hasta que en el 47 Sánchez Martínez señaló el camino de los vestuarios y puso fin al primer acto en La Catedral. Regresamos y el duelo perdió un poco de ritmo como si a Ancelotti le valiera el empate y los leones aguardaran su momento para dar el zarpazo.
Resiste el Madrid
El partido, sin ocasiones que llevarnos a la boca, seguía siendo un duelo intenso que enfocaba cada vez más al área de Courtois. El cántaro comenzaba a frecuentar demasiado la fuente blanca. Así acabaría llegando el 1-0 del Athletic. Un centro de Iñaki Williams en diagonal al área del Real Madrid. Estuvo lento Asencio y se comió el centro. Courtois se la quitó de encima como pudo, pero su rechace cayó en el cuerpo de Berenguer, que estuvo más atento al rechace que Rüdiger y acabó marcando casi sobre la línea de gol. El Athletic obtenía el merecido premio a su insistencia.
Al Real Madrid le tocaba dejar de defender y comenzar a atacar. La reacción de Ancelotti fue sacar del campo a Ceballos, el mejor del centro del campo, para meter a Brahim. Fede Valverde pasaba al doble pivote junto a Tchouaméni. Llegó entonces la ocasión fallada de ca a día de Mbappé. Rodrygo desbordó por la izquierda y se la puso al francés que estaba solito en el punto de penalti. En lugar de un tiro Mbappé perpetró una cesión a las manos de Aguirrezabala. Su falta de puntería ya pasa de castaño oscuro.
Los de Ancelotti no tenían más remedio que destaparse atrás y eso era una bendición para Nico Williams, encantado de tener millas para correr. Pero en el 66 Aguirrezabala decidió darle emoción al partido. Se llevó puesto a Rüdiger en una centro lateral de Rodrygo. Trató de despejar el balón pero despejó la cabeza del central alemán. Penaltazo. Esta vez sí se la pidió Mbappé. Chuflaba San Mamés. Mucho. Tenía mala cara Kylian. Muy mala. Cogió carrerilla. Lo televisó. Lanzó a la izquierda de Aguirrezabala. Y falló. Otra vez. El meta del Athletic adivinó su intención y el francés, que eludió lanzar la pena máxima ante el Getafe, volvió a errar.
Vértigo en La Catedral
Ancelotti metió entonces a Modric por Tchouaméni y a Mendy por Fran García. Al Madrid se le ponía el partido en japonés. El Athletic tenía cada vez más espacios para sentenciar el partido. San Mamés disfrutaba y se relamía. Pero en el 78 llegó una acción inesperada que hizo estallar el silencio en La Catedral. Mbappé se sacó un latigazo desde 25 metros que repelió como pudo Aguirrezabala. Su rechace, muerto y al medio, lo aprovechó Bellingham, que estuvo más rápido que Yeray, para hacer el 1-1.
Ni dos minutos le duraría la alegría a Ancelotti porque en el 80 Fede Valverde regaló una pelota fácil de forma obscena a Guruzeta. El del Athletic desenvolvió el regalo, se plantó ante Courtois y le batió por bajo. El uruguayo lamentaba su cagada y el Madrid volvía a ir por detrás..
Güler y Endrick entraron a la desesperada en los últimos minutos pero el clásico recurso tardío de Ancelotti no funcionó. El Real Madrid acabó cayendo en San Mamés víctima de sus propios errores en las dos áreas. Los de Asencio y Rüdiger en el primer gol y el de Fede Valverde en el segundo. Y, por supuesto, el penalti fallado por Mbappé, que lo tiró más por obligación que por devoción y volvió a demostrar que padece una alarmante falta de confianza.