Salió muy enfadado Ancelotti a la sala de prensa de Son Moix. Molesto con su equipo, al que no dudó en señalar. Su cara reflejaba más su malestar, casi que sus palabras, que fueron claras. Le enfadó mucho la falta de equilibrio del equipo, señalando al centro del campo, especialmente, y su falta de mordiente a la hora de acudir a la presión tras pérdida. Los jugadores no estuvieron bien, pero el italiano también tiene cosas que solucionar. Lo único positivo para el Real Madrid es que sólo se han disputado 90 minutos de Liga.
Ancelotti debe encontrar equilibrio, pero sobre todo fútbol. Eso es lo que le faltó al Real Madrid en Varsovia en la primera mitad, mientras que en la segunda Bellingham lo reparó, y se repitió en Mallorca. Faltó encontrar el último pase, la combinación y las ideas. Con Valverde y Bellingham no fueron capaces de encontrarlo, mientras que cuando salió Modric la situación no mejoró.
Si durante un tramo de la primera mitad los blancos se divirtieron, tocaron los tres de arriba e hicieron disfrutar a todos, con el paso de los minutos el equipo fue a menos, el Mallorca empató y con 40 minutos por delante el Real Madrid fue incapaz de encontrar una solución por culpa de una falta de ideas notable.
Los pecados de Ancelotti
Después de ver lo sucedido en el partido, que es lo sencillo, uno puede afirmar que Ancelotti se equivocó en apostar por el mismo once que ganó a la Atalanta. Las piernas de los titulares pesaban mucho a unos jugadores que en el tramo final del encuentro no fueron capaces de ganar los duelos ante los jugadores del Mallorca, que tuvieron ocasiones para, incluso, terminar ganando el partido.
Ante esta situación, el gran pecado que pudo cometer Ancelotti en Son Moix fue no mover el banquillo hasta pasado el minuto 80 de encuentro. Sólo dio entrada a Modric, que sumó muy poco, tras recibir el empate, mientras que esperó mucho para hacer más cambios. Daba igual que Bellingham o Vinicius no se encontrasen, aguantó hasta el tramo final para poner en el césped a Arda Güler y Brahim. Endrick ni siquiera calentó, otra vez.
Ancelotti tiene una semana por delante para empezar a corregir cosas. Hasta el próximo domingo a las 17:00 horas no vuelven a jugar y será en el estadio Santiago Bernabéu frente al Valladolid. El italiano ya sabe la plantilla que tiene y la idea es que no cambie. Ha perdido a Kroos, que es mucho perder, pero ha ganado a Mbappé, que es mucho ganar. Con esta situación debe ser capaz de buscar soluciones para encontrar ese equilibrio que tantísimo reclama.
Lo que está claro es que no se deben hacer dramas mayores. Sí, el Real Madrid debe jugar al cien por cien y Ancelotti tiene que hacer retoques, pero tampoco se debe caer en un victimismo exagerado. Si el miércoles los blancos aspiraban a ganar siete títulos, siempre que se terminen celebrando todos, tres días después no se debe tirar todo por la borda.