El Real Madrid no tiene tiempo para lamentos
Los de Sergio Scariolo arrancan el próximo martes una maratón de partidos que llegará hasta finales de junio
La temporada 2025-26 empieza torcida con la derrota en la primera final, pero no hay excusas ni es el momento para lamerse las heridas
Es un torneo oficial, aunque el reto es estar al mejor nivel en los últimos meses
El Real Madrid no tiene tiempo para lamentos. Después de perder la primera final de la temporada en la Supercopa de España, el equipo blanco arranca una maratón de partidos que dura hasta junio de 2026. Una temporada que empieza torcida, pero que pese a ser un torneo oficial, no cambia el reto de los de Sergio Scariolo: llegar en su mejor nivel a los últimos meses del curso cuando se jugarán los grandes títulos.
«En 48 horas empezamos la Euroliga y esto no para», sentenció el técnico italiano en la rueda de prensa en el Martín Carpena tras una derrota que reflejó más si cabe las lagunas de un Madrid que ha podido realizar «sólo un entreno con el equipo completo». Sin ir más lejos, en la semana que comienza este lunes jugarán tres partidos, dos de Euroliga y uno de ACB.
El Real Madrid vuela directamente desde Málaga hacia Bolonia para visitar a la Virtus el martes, el jueves recibirá al Olympiacos en el Movistar Arena y el domingo al Gran Canaria en casa en el estreno de la Liga Endesa. Casi nada para empezar. Sólo contando el mes de octubre, los blancos disputarán 11 encuentros, uno de ellos contra el Fenerbahce, campeón de Europa, en el Palacio.
El rock and roll ya ha comenzado y al Real Madrid no le queda otra opción que, como ya hizo el año pasado tras caer en la final de la Supercopa contra Unicaja en Murcia, levantarse y seguir encajando las nuevas piezas y las antiguas al sistema que busca Scariolo. El italiano finalizó el partido en el Carpena con un quinteto sin un pívot y sin un sólo fichaje, algo que por lógica debería de pasar muy pocas veces más esta temporada. O ninguna.
Scariolo ‘pide’ más a los fichajes
Ganó con lo justo a La Laguna Tenerife en un choque en el que fue peor en líneas generales y perdió contra un Valencia Basket que, pese a llevar más semanas de entrenamiento, también contaba con varias caras nuevas. Kameron Taylor y Omari Moore parecieron como si llevaran toda una vida en la Fonteta.
Todo lo contrario que en el Real Madrid, en el que lo positivo, en cuanto a fichajes, fue la implicación de David Krämer, venido a menos desde su aparatosa caída tras los pupitres a pie de cancha, y los destellos de Trey Lyles en su entrada en el Carpena. Theo Maledon jugó dos minutos y pidió el cambio en semifinales, Gabriele Procida, bien y luego flojeó, Izan Almansa no se vistió en ninguno de los dos duelos y Chuma Okeke fue descartado en el segundo… No le quedará otra a Scariolo que meterles en vereda.
Un dato que mató al Real Madrid
El italiano remarcó una estadística muy negativa (25 asistencias y 33 pérdidas en la Supercopa) y sintomática del punto de forma en el que está su equipo: «Esto es justo la foto estadística de un equipo que todavía se conoce poco y que los mecanismos están muy verdes. El timing de un pase, de un bloqueo… Todas esas cosas se van adquiriendo».
Rédito tiene de sobra el de Brescia para conseguirlo, aunque el tiempo apremia y de eso tiene poco el Real Madrid. El equipo deja ir el primer título de la temporada, pero la ilusión del madridismo en torno al proyecto continúa siendo la misma. «Hay que dar vuelta a la página. Seguir mejorando, seguir siendo nosotros mismos. Esta semana tenemos partidos de primer nivel y no te dejan bajar la guardia», pidió Facundo Campazzo, el mejor numéricamente del equipo blanco en la final (18 puntos, 5 asistencias y 21 de valoración).