El Real Madrid tiene un efecto gaseosa en los partidos difícil de detener para la mayoría de equipos de Europa. Con su ley de acción y reacción se ha plantado en otra final de la Copa del Rey este domingo buscará la número 30 de su historia contra Unicaja Málaga en el Gran Canaria Arena de Las Palmas. Esa capacidad de reaccionar y sobreponerse a situaciones y marcadores muy adversos como el del segundo cuarto contra el anfitrión mostró una versión ganadora que es garantía de éxito.
Los de Chus Mateo lograron tres parciales abrasivos frente el Gran Canaria en una semifinal que comenzó torcida a más no poder por una defensa amarilla que pilló por sorpresa al Real Madrid, pero que al no poderla aprovechar el equipo de enfrente revivió el de blanco para acabar aplastando a su rival.
El Real Madrid es reacción para salir de ese tipo de baches como el vivido este sábado, pero también es acción cuando sus mejores hombres son capaces de mostrar todo su nivel. Lo hizo Facundo Campazzo tras un inicio muy duro con tres perdidas y fue inteligente como para sentarse, mantener la cabeza fría y volver a salir para ofrecer un festival de triples y asistencias.
El del argentino, muy errático en el arranque, fue el ejemplo perfecto de lo que le pasó contra el Gran Canaria al Real Madrid, un equipo de mostrar sus dos caras en un sólo partido, pero con esa capacidad de reacción para evitar situaciones comprometidas como hubiera sido la eliminación y de acción para finalmente hundir con holgura a sus oponentes.
Las dos caras del Real Madrid
El Real Madrid lo basa todo en el grupo, en la familia, dos conceptos que están siempre en boca de Chus Mateo. «Ponerte esta camiseta imprime carácter», decía en la rueda de prensa posterior a la semifinal, una fortaleza que posee todo aquel que viste de blanco. No era fácil «mantener la calma y no volverse loco», como afirmaba el técnico madridista, pero lo cierto es que sus pupilos lo lograron para meterse en una nueva final y citarse nuevamente con la historia para luchar por esa trigésima Copa.
Campazzo ejemplificó sobre el parqué y posteriormente con sus palabras esta ley de acción y reacción que convierte al Real Madrid en un equipo dominador: «Mañana intentaré hacer todo lo posible porque no pase. Soy el base y después de las pérdidas si me enfada y me iba del partido no ayudaba al equipo. Chus me sacó, bien sacado para calmarme. Intenté vivir ese proceso de la mejor manera. Sabía que más adelante sin forzar nada las cosas iban a salir solas», afirmó.
A lo que Chus Mateo añadió un momento clave del partido: «Tuvimos calma cuando el marcador iba 26-12. En ese momento apareció el equipo defendiendo atrás como animales. Salimos mejor cuando empezó el segundo tiempo, dimos un paso adelante extraordinario». El Real Madrid resurgió para remontar 14 puntos y no sólo eso, sino para acabar con 17 de ventaja, un +31 que se explica primero con reacción y más tarde con pura acción blanca.