La serie de catastróficas desdichas del Real Madrid en 2022 sumó un nuevo capítulo en forma de peor pesadilla, con la derrota más humillante de cuantas forman una lista ya de por sí tétrica. Los blancos, en el partido en que debían confirmar su posición —pese a todo— en la fase regular de la Euroliga, cayeron ante su público frente a un Bayern de Múnich que no se jugaba nada y acabó remontando 20 puntos adversos frente a un equipo sin alma, rumbo ni corazón.
En total, el Real Madrid suma 15 derrotas en los últimos 26 partidos oficiales, contando en el repaso una Liga en la que se lideraba con calma y ahora el Barcelona está demasiado lejos, una Euroliga en la que todo eran sonrisas y épica y ahora parece imposible vencer, sea cual sea el escenario, y una Copa del Rey en la que los brotes verdes dieron paso a un habitual apagón defensivo que les costó el título ante el eterno rival.
La nota, huelga decirlo, no puede ser otra que el suspenso pero la preocupación de la directiva del club va más allá, aún con lo verdaderamente importante por jugarse y el Madrid vivo en Liga y Euroliga por su enorme inicio de campaña. En lo más alto de la sección no encuentran explicación a la perdición de un equipo que había definido su perfil, a falta de un base estrella, en la solidez defensiva y la competitividad máxima, y ahora se disuelve como un azucarillo en las circunstancias más comunes y ventajosas que se puedan sopesar.
Ya en abril, el trabajo de la dirección deportiva está hecho y pese a los resultados ya no tan recientes, se piensa que fue positivo. Tan cierto es que los bases no son de una calidad máxima, como se explica que Williams-Goss y Heurtel eran lo mejor que quedaba libre en el mercado. Laso no ha podido hacerles un hueco y ante Bayern, fueron Abalde, que seguirá siendo el titular, y mayoritariamente Llull, uno de los señalados, los que tomaron las riendas en el desastre. Las decisiones se han tomado por la indisciplina de Thompkins y el propio Heurtel, apartados del primer equipo, pero los que están son los que deben sacar a flote un barco en el que sobra talento, aun con el mal momento que atraviesa la inmensa mayoría de jugadores.
Reacción obligada
La esperanza queda ahora en un entendimiento de la situación y la recuperación de confianza por parte de los pesos pesados del equipo y del cuerpo técnico. Laso deberá demostrar su ascendencia en el peor momento de su era en cuanto a resultados y volver a hacer competir a un equipo que tiene que apartar urgentemente de su cabeza los fantasmas para competir en paz y finalizar la temporada con la categoría que el Real Madrid obliga, en una versión lejana a lo visto en los últimos compromisos.