Alerta de los expertos por lo que está pasando en el Mediterráneo: el giro de 180º en el agua que está afectando a España

• Janire Manzanas
• Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.
• • 21/06/2025 11:00
  • Actualizado: 21/06/2025 11:00

Durante las últimas semanas, España ha sido testigo de temperaturas extremas, las cuales han superado los 40 °C en algunas zonas del sur peninsular. Sin embargo, lo realmente preocupa a los científicos se encuentra bajo la superficie del mar Mediterráneo, donde se está registrando un aumento de temperatura sin precedentes para estas fechas. Este repunte térmico marino, que supera con creces las medias históricas, está empezando a influir en la meteorología, la biodiversidad y el equilibrio ecológico de la región.

Lo que está ocurriendo no es una simple anomalía pasajera: se trata de un fenómeno con múltiples implicaciones a corto y medio plazo. El Mediterráneo, una de las cuencas más sensibles al cambio climático, está actuando como una olla a presión que podría multiplicar la intensidad de las tormentas, aumentar la mortalidad de especies marinas y agravar los efectos del calentamiento global sobre nuestras costas.

Un mar Mediterráneo más cálido que nunca para estas fechas

Durante la primera mitad de junio, la temperatura superficial del mar Mediterráneo registró valores sorprendentemente altos. Las mediciones realizadas por diferentes organismos científicos, como el CEAM y Puertos del Estado, apuntan a una media de 23,5 °C. Sin embargo, en zonas del Mediterráneo occidental (como el golfo de Valencia, el mar Balear, el sur de Tarragona o las cercanías de Mallorca) algunas boyas marcaron valores entre los 25 °C y los 27 °C. Son cifras que normalmente se alcanzan a finales de julio o incluso en agosto.

Este calentamiento temprano no es fruto del azar. La escasez de vientos frescos procedentes del interior, unida a una prolongada estabilidad atmosférica y jornadas con temperaturas elevadas, ha generado un rápido ascenso térmico en la superficie marina. Esta combinación de factores ha convertido al Mediterráneo en uno de los puntos del planeta con mayor desviación respecto a sus registros históricos.

Según los datos del ECMWF (Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Medio Plazo), esta zona muestra anomalías térmicas de entre +3 y +3,5 °C de media. En lugares concretos, como cerca de Córcega y Cerdeña, el exceso de temperatura se eleva hasta los 5 °C.

Noches tropicales y más bochorno

Una de las primeras repercusiones de este mar «hirviendo» es la dificultad para que las temperaturas nocturnas desciendan de forma significativa. El calor acumulado durante el día, junto con un mar cálido que actúa como radiador térmico, provoca que en muchas zonas costeras no se registren mínimas por debajo de los 25 °C. En ciudades como Alicante ya se han detectado varias noches «tórridas», un término que describe temperaturas mínimas nocturnas superiores a ese umbral.

Otro efecto inmediato es la pérdida de eficacia de la brisa marina. Normalmente, el aire más fresco del mar modera las temperaturas en las zonas litorales durante el día. Pero cuando el mar está tan caliente como ahora, esa brisa no refresca: al contrario, intensifica la sensación de humedad y calor, lo que aumenta notablemente el malestar térmico, especialmente en zonas urbanas.

Tormentas más violentas

La presencia de un mar Mediterráneo extremadamente cálido añade un «combustible extra» al desarrollo de tormentas intensas. Cuando hay inestabilidad en altura (como la llegada de aire frío o vaguadas), el Mediterráneo actúa como un depósito de energía térmica y humedad que puede alimentar la formación de células tormentosas muy activas. Esto se traduce en fenómenos más agresivos: lluvias muy intensas en poco tiempo, granizadas de gran tamaño, reventones térmicos e incluso episodios de viento destructivo.

Impacto ecológico

Más allá de las consecuencias meteorológicas, el calentamiento del Mediterráneo representa una amenaza directa para la biodiversidad marina. Los organismos marinos están altamente adaptados a intervalos específicos de temperatura, y un aumento sostenido puede resultar letal para muchas especies autóctonas. Corales, moluscos, peces costeros y otros organismos ya han sufrido episodios de mortandad masiva en años anteriores debido a olas de calor marinas.

Este año, la situación no pinta mejor. Las temperaturas actuales están muy por encima de los niveles considerados seguros para muchas formas de vida marina, lo que podría desembocar en nuevos eventos de colapso ecológico. Además, el aumento de temperatura favorece la proliferación de especies invasoras y organismos patógenos, como algunas microalgas tóxicas, que alteran el equilibrio natural del ecosistema.

¿Un otoño catastrófico a la vista?

Existe cierta preocupación entre expertos y meteorólogos sobre lo que pueda suceder en los próximos meses, especialmente de cara al otoño. El año pasado, episodios como las inundaciones de octubre en Valencia, Málaga o Letur fueron consecuencia directa de un cóctel entre aire frío en altura y un Mediterráneo recalentado. Sin embargo, conviene matizar que un mar caliente no garantiza por sí solo un otoño lluvioso.

Para que se produzcan lluvias torrenciales deben confluir varios factores: además de temperaturas elevadas del agua, es necesaria una configuración atmosférica que favorezca la inestabilidad, como la llegada de frentes activos o embolsamientos fríos. En resumen, aunque el Mediterráneo recalentado incrementa el riesgo, no lo convierte en una certeza matemática.