Nuevo estudio a favor de un alucinógeno en pacientes con depresión

Un nuevo trabajo, publicado en la revista científica Journal of Psychopharmacology, realiza un seguimiento de 12 meses a pacientes con depresión que habían iniciado la terapia con psilocibina y cuyos datos se habían utilizado en un estudio a corto plazo.

Según la investigadora Natalie Gukasyan, profesora de psiquiatría y ciencias del comportamiento en dicha universidad, «este hallazgo se suma a la evidencia de que, en condiciones controladas, este es un abordaje terapéutico prometedor que puede aportar mejoría significativa y sostenida en la depresión».

En el trabajo, el fármaco se administró como apoyo a la psicoterapia y, según aclara Gukasyan, «los resultados se han visto en un entorno de investigación controlado, con mucha preparación y apoyo estructurado por parte de clínicos y terapeutas con la formación adecuada, nadie debería intentar tratarse por su cuenta sin esa supervisión».

Dos décadas de investigación

A lo largo de los últimos 20 años se han ido publicando numerosos estudios con compuestos de la familia a la cual pertenece la psilocibina, un componente de las llamadas «setas alucinógenas».

Según el estadounidense Instituto contra el Abuso de Droga, la psilocibina puede producir cambios permanentes en el cerebro, alterando la capacidad de la persona para percibir lo que sucede en su entorno, así como su manera de procesar pensamientos y sentimientos. El tratamiento con esta sustancia ha mostrado señales de ser útil, siempre en entornos médicos controlados, como terapia para varias alteraciones de la salud mental y algunas adicciones.

En este trabajo se incluyeron 27 pacientes con depresión de larga duración, la mayoría de las cuales habían sufrido los síntomas durante dos años anteriormente. La edad media de los participantes fue de 40 años. En el grupo había 19 mujeres y 25 personas de origen caucásico. Un 80% de ellos habían sido tratados previamente con medicamentos antidepresivos convencionales, y el 58% aún los estaba utilizando cuando se unieron al estudio.

Se asignó a estas personas al azar al plan de tratamiento inmediato o bien a un periodo de espera de ocho semanas. En el momento de empezar, todos pasaron por sesiones de preparación de seis u ocho horas con dos profesionales. Después, recibieron dos dosis de psilocibina separadas dos semanas entre sí, en el Centro para la Investigación de Biología del Comportamiento del Centro Johns Hopkins Bayview. Los participantes acudieron a consultas de seguimiento.

Descenso global

Según los investigadores, la terapia con psilocibina produjo en ambos grupos un descenso acusado de la depresión, que se mantuvo en la categoría «baja» en los 12 meses siguientes al inicio del plan de tratamiento. Los síntomas de depresión se midieron antes y después con una escala validada (GRID-Hamilton), en la cual una puntuación de 24 o más indica depresión severa, una puntuación entre 17 y 23 indica depresión moderada, una puntuación entre 8 y 16 indica depresión leve y una puntuación de 7 o menos indica ausencia de depresión. La mayoría de los participantes mostraron un descenso global de 22,8 (antes de empezar) a 8,7 puntos en la primera semana; 8,9 en la cuarta semana; 9,3 a los tres meses, 7 a los seis meses y 7,7 transcurrido un año.

Según Roland Griffiths, de la facultad de medicina de Johns Hopkins, «la psilocibina no solamente tiene efectos significativos e inmediatos, también tiene un efecto de larga duración, lo que sugiere que puede ser único en su utilidad como tratamiento de la depresión mayor». De hecho, piensa que «comparado con los antidepresivos convencionales, que deben tomarse durante largos periodos de tiempo, tiene el potencial de aliviar de forma duradera los síntomas de depresión con una o dos administraciones».
Los autores insisten en que hay que investigar más para explorar la posibilidad de que la eficacia de psilocibina se sostenga más allá de los 12 meses.