Consigna: enmierdar la Transición
La guardería de los analfabetos se ha alborotado. El kindergarten podemita se empeña en enmierdar la Transición llevada a cabo por Adolfo Suárez. Unos niñatos paridos con el puño en alto en cunas de seda se retuercen como víboras echadas al fuego, evitando saber que la Constitución española fue ratificada en referéndum hace 38 años, cuando aún no había visto la luz el triste plagio de Tintín, ni el gen del Okupa espinoso, o del Pitufo cebollón y el de la Asaltacapillas. El líder de la banda, el Ché de todo a 100 con su esmoquin hortera, por entonces tenía dos meses, Toulouse-Lautrec tres, la Mata Hari de Vaciamadrid un año de vida, la Mora de Rota un trienio y la avinagrada Caratapir sólo había cumplido los siete. El Portamonedas e ideólogo del funesto jardín de infancia, el abuelo, o abuela, pues se le desconoce pareja alguna, ya se adentraba en su solitaria y tortuosa adolescencia con sus 15 años recién cumplidos. Citar las 10 plagas de Egipto sirve para augurar lo que nos traerán los párvulos.
Los diez, o las diez, todos unidos con sus extravagantes pero firmes nociones de apolillado populismo trotskista, con su ciencia difusa sobre cómo ha de manejarse la economía nacional y mundial, con la aportación de infradotados librepensadores, más otros matones de su misma calaña que esgrimen el odio que los define, salvarán a nuestra patria en el siglo XXI. Jehová, por ateo que sea el poder podemita, ha venido a gastarnos la peor inocentada que se le pudiera ocurrir. Una colosal tribu de estraperlistas, maleantes y tramposos fiscales, de vagos, vagas, de lerdos, lerdas, en fin, de psicópatas de manual, vela —o eso pretenden transmitirnos los que todavía chupan de la ignorancia que los vio nacer— por el futuro de los españoles.
Hablamos de oligofrénicos, oportunistas y demagogos, que bien analizado, viene a ser lo mismo. Cada día lanzan una proclama y al día siguiente la cambian por otra nueva idiotez. Unidos Podemos, aseguran, y cada hora andan más subdivididos y con la brújula más rota. Al final sólo les queda gritar: “¡Libertad es la consigna!”. Sí, libertad para enmierdar la herencia de la Transición, para vejar al Rey y a su familia, para denostar a las Fuerzas Armadas y apalear a la Guardia Civil, para escupir a la bandera y convertir el parlamento en un zoco de harapientos descamisados sin el mínimo respeto ante el cadáver de Rita Barberá.
¡El Ché de todo a cien, el tal Portamonedas y Tintín en calcomanía! ¡Menudo triunvirato de mierda para hacerse con el timón de España! El primero, porque sólo vale para mentir y aprovecharse de lo que le suelta la dictadura iraní. El segundo, por apenas ser el mendigo de Maduro. Y el tercero, yoyó, PlayGo, peluche, y azafato del primero, por ser un polvorón de glutamato que brotó de los aminoácidos no esenciales. ¡Imaginen a estos tres frikis gobernando nuestra nación!
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