Saunas para ranas, la ciencia descubre el remedio que las salvará de su extinción
Unos ladrillos bajo techados de plástico hacen que una especie de ranas se sanen con el calor de forma autónoma
Las ranas han encontrado un peculiar refugio para escapar de una plaga mortal que las azota, unos ladrillos que, convertidos en saunas, las sana y las hace más resistentes ante un fatal enemigo al que no le gusta el calor.
Contado así parece sencillo pero, para llegar a la conclusión de construir unas mini saunas para las ranas campana verde y dorada (Ranoidea aurea) es el mejor antídoto para combatir la quitridiomicosis, se ha tenido que desarrollar una investigación que ha dado unos resultados muy prometedores.
Se trata de una enfermedad fúngica, ocasionada por el hongo Batrachochytrium dendrobatidis (Bd), la que ha provocado la investigación, y la posterior puesta en marcha de estas mini instalaciones y observar mucho.
Un hongo mortal
La importancia de las ranas en el medio natural reside en que representan un elemento crucial para la regulación de la biodiversidad y se nutren de insectos que también transportan enfermedades.
Su piel es también una rica fuente de nuevos medicamentos que podrían ayudarnos a combatir las «superbacterias» resistentes a los antibióticos. Por lo tanto, descubrir cómo combatir la enfermedad que está diezmando su población se convierte en todo un reto y en una ventaja para el medioambiente.
Empecemos por el mortal hongo, un vector que se ha expandido por todo el planeta de una manera muy veloz en los últimos 30 años y que ha reducido en un 90 % la distribución de estos anfibios.
Amenaza para los anfibios
Un hongo muy viral que, por ejemplo, acabó hace más de dos décadas con las ranas arlequín en Centroamérica, dejando los bosques nubosos sin su croar, y ha acabado con más de 90 especies de estos anfibios.
Es un hongo quítrido que infecta la piel de los anfibios, pudiendo provocar una enfermedad llamada quitridiomicosis, que consiste en la interrupción de las funciones vitales de la piel y a menudo es letal.
Ha sido detectado en unas 700 especies y ha provocado mortalidades masivas y declives poblacionales en todo el mundo, constituyendo una de las más serias amenazas para las poblaciones de anfibios.
Quitridiomicosis en España
La quitridiomicosis ha sido descrita como «la peor enfermedad infecciosa nunca registrada entre vertebrados en términos del número de especies impactadas, y su propensión a llevarlas a la extinción» según describen los científicos,
El Batrachochytrium dendrobatidis (Bd) llega a todos los rincones apostado en las mascotas que circulan por el globo por el comercio mundial. Actúa infectando la piel y provocando ataques cardíacos.
En Europa, el primer caso conocido de mortalidad masiva por este hongo ocurrió en España, atacando y haciendo desaparecer en los años 1997 y 2003 al sapo partero común (Alytes obstetricans) en el Macizo de Peñalaram en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama.
Posteriormente, también atacó al sapo común (Bufo bufo) y a la salamandra común (Salamandra salamandra). La plaga de este peligroso hongo no sólo se circunscribe al centro peninsular, también afecta al resto de España.
Saunas artificiales
Pero, a grandes males, pequeños y originales remedios que Anthony W. Waddle y un nutrido equipo han puesto en marcha utilizando ladrillos y edificando un microclima con tiendas de plástico para que las ranas se sientan a gusto con los 30 °C que se consigue en las saunas artificiales… en mitad de la naturaleza.
Waddle, biólogo perteneciente a la Universidad Macquarie en Australia, logró con su estudio y experimento llamar la atención de la prestigiosa revista Nature con sus ranas sanadas asomando en su portada e, incluso, aparecer en el New York Times.
Refugios artificiales sanadores
Pero, ¿qué es lo que provoca que unos ladrillos y unas estructuras de plástico merezcan tanta atención de la comunidad científica y de los medios? El estudio de Waddle y su equipo, Los refugios de puntos críticos estimulan la resistencia de las ranas a la quitridiomicosis, publicado en Nature, demuestra que «los refugios artificiales calentados por la luz solar atraen a las ranas en peligro de extinción».
El experimento, calificado como «superinnovador e impresionante» por sus colegas, permite que, gracias a estas saunas para ranas, «las temperaturas corporales sean lo suficientemente altas como para eliminar las infecciones, y que, habiéndose recuperado de esta manera, las ranas son posteriormente resistentes a la quitridiomicosis incluso en condiciones frías que son óptimas para el crecimiento de los hongos», comentan en el estudio.
Simple y económico
Los resultados de los experimentos expuestos en el artículo «proporcionan una estrategia simple, económica y ampliamente aplicable para proteger a las ranas contra la quitridiomicosis en la naturaleza», expone Waddle.
Los remedios para curar esta enfermedad pasaba por administrar a las ranas medicamentos antimicóticos, una tarea ardua y costosa. También se conocía que mantener a las ranas amantes a 30 °C también mata el hongo e incluso puede ayudar a algunas especies a desarrollar inmunidad.
El biólogo conocía que el remedio era el calor y sabía que a las ranas les gustan los agujeros de los ladrillos… A partir de estos datos y de su inquietud pensó que las ranas podrían ayudarse a si mismas. Waddle diseñó un invernadero pequeño y barato para acoger los ladrillos, una sauna, un ecosistema que las ranas amarían.
En busca del calor
Waddle y sus colegas concluyeron anteriormente que, gracias a investigaciones en el laboratorio, las ranas infectadas con Bd buscaban el calor, los 30 °C que las salvaban, ya que al aumentar la temperatura corporal resistían mejor al mortal hongo en su piel, superaban de forma más leve la enfermedad, incluso, resistían mejor a la reinfección.
Con estos datos montaron las saunas para ranas en el exterior, unos refugios de plástico translúcido de 3,5 metros de ancho con ladrillos negros en su interior con un hábitat irresistible para los anfibios con grava, agua y plantas.
Autosanación
La radiación solar hacía el resto, el efecto sauna se consiguió con una construcción sencilla y barata donde las ranas infectadas preferían vivir para curarse, pasando el tiempo autosanándose con la invención de Waddle.
El mismo concepto se realizó, pero poniendo las estructuras bajo la sombra, y se observó que las ranas que vivían en el mini invernadero, sin efecto sauna, tuvieron infecciones dos veces más intensas.
La conclusión es que las ranas aman las saunas, su instinto hace que busquen el calor con el que pueden combatir una enfermedad.
Futuro para otras especies
«Los refugios son inmediatamente útiles para las especies en peligro de extinción que hemos probado y tendrán una utilidad más amplia para las especies de anfibios con ecologías similares», apuntan desde el estudio.
El biólogo apunta que «además, nuestro concepto podría aplicarse a otras enfermedades de la fauna silvestre en las que se pueden aprovechar las diferencias en las fisiologías del huésped y del patógeno».
La ventaja estriba en que «los refugios están hechos de materiales baratos y fácilmente disponibles y, por lo tanto, podrían ser rápidamente adoptados por los administradores de la fauna silvestre y el público».
Experimento en Sídney
De momento, su experimento cuanta con una pequeña subvención para instalar refugios para ranas en el Parque Olímpico de Sídney, donde se encuentra una de las mayores poblaciones restantes de ranas campana verdes y doradas.
De momento tiene unas 50 saunas para ranas, una instalación que le permitirá hacer un seguimiento de cómo se comportan las ranas en los próximos años.