Animales Inmortalidad y animales

¿Quién quiere vivir para siempre? Cinco animales que están rozando la inmortalidad

La conversación entre Putin y Xi Jinping sobre la inmortalidad ha puesto el tema de moda

Sólo hay un animal conocido con inmortalidad biológica

Los animales longevos ofrecen valiosas pistas para la investigación científica

Las langostas, con su capacidad de esquivar el envejecimiento, podrían enseñarnos nuevos caminos para avanzar hacia la inmortalidad.
Las langostas, con su capacidad de esquivar el envejecimiento, podrían enseñarnos nuevos caminos para avanzar hacia la inmortalidad.

Casi cuatro décadas después del estreno de Los Inmortales, aquella película que nos hizo soñar con la vida eterna, la inmortalidad está dejando de ser patrimonio exclusivo de la ciencia ficción, como demuestra la célebre conversación que mantuvieron al respecto Vladimir Putin y Xi Jinping durante un desfile militar en Pekín.

En esta charla, captada por un micrófono abierto, el mandatario ruso afirmaba que los avances en biotecnología permitirán el rejuvenecimiento mediante trasplantes de órganos, mientras que el líder chino añadía que, según algunas predicciones, el ser humano podría llegar a vivir hasta 150 años antes de que acabe el siglo.

Pero mientras la humanidad especula y fantasea, la naturaleza ya tiene sus propios inmortales. Algunos animales han desarrollado mecanismos biológicos que les permiten vivir cientos o miles de años, o incluso revertir el envejecimiento. Aquí te presentamos cinco buenos ejemplos de lo que decimos.

La medusa inmortal

Con apenas cinco milímetros de diámetro, la Turritopsis dohrnii, una medusa que podemos encontrar en el Mediterráneo y en aguas de Japón, fascina a la comunidad científica. Su ciclo vital incluye una fase de desarrollo inverso, en la que, tras alcanzar la madurez, puede volver a su estado larvario y comenzar de nuevo.

Este proceso puede repetirse indefinidamente, lo que convierte a este pequeño ser, casi imperceptible a la vista por su pequeño tamaño, en el único animal conocido con inmortalidad biológica.

Investigadores han descubierto que posee el doble de genes relacionados con la reparación del ADN que otras especies similares, además de mutaciones que protegen los telómeros que se encuentran en los extremos de los cromosomas y cuya longitud está relacionada directamente con la longevidad.

Esta medusa es el único animal con inmortalidad biológica.
Esta pequeña medusa es el único animal con inmortalidad biológica.

15.000 años bajo el mar

Las esponjas vítreas llevan más de 600 millones de años habitando nuestros océanos. Algunas de sus especies pueden vivir más de 15.000 años, lo que las convierte en los animales más longevos conocidos, a apenas un paso de la inmortalidad biológica.

La clave reside en que estos invertebrados son capaces de pausar su metabolismo, haciendo que pare toda actividad celular, pero manteniéndose vivos al mismo tiempo.

Esta especie de parada reversible es posible gracias a su peculiar tejido sincitial, una estructura celular que permite a las esponjas redistribuir de forma eficiente la energía durante los periodos de letargo con el fin de asegurar el correcto funcionamiento del organismo.

El vertebrado más longevo

El tiburón de Groenlandia puede vivir más de 400 años, lo que lo convierte en el vertebrado más longevo conocido. Una de las razones es su crecimiento extremadamente lento, de apenas un centímetro por año, que según los científicos se debe al hecho de vivir en las frías aguas del Atlántico Norte y del Ártico.

Podríamos decir que a este escualo le gusta ir despacio, pero seguro. Su ralentizado metabolismo le permite ahorrar energía, pero también provoca que no alcance la madurez sexual hasta los 150 años de edad o incluso más tarde.

Por otro lado, los estudios genéticos realizados a esta especie muestran la existencia de mutaciones en genes fundamentales para la reparación del ADN y la prevención de tumores. Además, posee una alta cantidad de transposones, genes que se duplican y que podrían estar relacionados con la longevidad.

Tiburón de Groenlandia. Foto: NOAA.
Tiburón de Groenlandia. Foto: NOAA.

Sin envejecimiento celular

Las langostas también son conocidas por vivir muchos años. Estos crustáceos poseen una enzima llamada telomerasa, que protege sus telómeros y evita el envejecimiento celular.

En teoría, podrían vivir indefinidamente si no fuera por el desgaste físico que sufren cuando mudan su exoesqueleto. Algunas han alcanzado los 140 años de edad, pero muchas mueren por agotamiento o lesiones durante la muda.

Esta paradójica combinación de regeneración y desgaste convierte a las langostas en un caso fascinante de longevidad condicionada.

Tortugas gigantes de las Galápagos

Estos quelonios, que pueden llegar a los 400 kilos de peso y dos metros de longitud, son las tortugas más grandes de la tierra, así como las más longevas, pudiendo superar los 150 años. Un fascinante ejemplo es el de la tortuga Harriet que fue recogida por el propio Charles Darwin en 1835 y que llegó a vivir hasta 2006, alcanzando los 176 años.

Un estudio publicado en Nature también apunta al genoma como causa. En dicho trabajo se descubrieron duplicaciones en genes de supresión tumoral, reparación del ADN y respuesta antioxidante, todos ellos asociados con la longevidad.

También se identificaron adaptaciones en vías metabólicas que podrían explicar la resistencia de estas  tortugas al envejecimiento y a enfermedades relacionadas con la edad.

Tortuga gigante de las Galápagos, cuya longevidad nos puede enseñar caminos hacia la inmortalidad.
Tortuga gigante de las Galápagos,

Pistas valiosas

Estos cinco animales no solo desafían las leyes del envejecimiento, sino que ofrecen pistas valiosas para la ciencia humana. Desde la regeneración celular hasta la protección frente al desarrollo de tumores, sus mecanismos podrían inspirar terapias para prolongar la vida y mejorar la salud.

Mientras líderes como Putin y Xi Jinping sueñan con vivir 150 años, la naturaleza ya ha encontrado sus propios caminos hacia la inmortalidad. Quizá, como en Los Inmortales, la clave no esté en vencer a otros, sino en aprender de quienes ya lo han logrado.