Disfruta del ecoturismo regenerativo en plena Sierra de Madrid
Este modelo turístico genera empleo, produce cero emisiones y previene los incendios forestales en pleno Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama
En estos días en los que se desarrolla Fitur 2024, a 70 kilómetros del recinto ferial de Ifema existe otra forma de entender el disfrute de las vacaciones o de las escapadas en plena naturaleza con iniciativas como el ecoturismo regenerativo.
Este modelo da opciones muy interesantes para disfrutar de un entorno rural con la confianza de que todo se está haciendo de una manera correcta y conciliadora, sin emisiones, activando el empleo y protegiendo la biodiversidad.
Es por lo que está apostando Monte Holiday y Ecoturismo, un campin con mucho encanto situado en la falda de la montaña, en un entorno cubierto por un espeso encinar que antiguamente era utilizado para obtener leña, cultivar cereal, zona de pastoreo y coto de caza.
Abandono rural
Allí, a 1.200 metros de altitud, en el corazón de la Sierra Norte de Madrid, en pleno Valle del Lozoya ellos están luchando desde hace 10 años contra el abandono de las actividades rurales en la serrana localidad de Gargantilla del Lozoya, un enclave en el que está situado este innovador y reconocido modelo de ecoturismo regenerativo.
Donde antes había un problema, Antonio Gonzalo Pérez, CEO de Monte Holiday Ecoturismo e ingeniero técnico forestal, vio una oportunidad en pleno Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, una manera de dialogar con el entorno muy diferente en clave local, sostenible y eficiente.
Explica a OKGREEN que «a lo largo de los últimos 50 años, las tareas en el entorno se han reducido o abandonado y la cobertura de árboles ha ido aumentando hasta convertirse en un bosque cerrado que acumula una ingente cantidad de biomasa, o lo que es lo mismo, combustible».
Combustible para los incendios forestales
Este combustible, además, está ganando espacio en la interfaz urbano-forestal, la frontera entre los territorios naturales y los habitados, que históricamente albergaba actividades agrícolas y ganaderas que protegían a los ciudadanos de los incendios forestales y a los bosques.
Con un enfoque de ecoturismo regenerativo se puso en marcha el proyecto MH+Bosque, que va de la mano de esta iniciativa de turismo rural. El modelo activado Antonio está empezando a revertir esta situación gracias a una actividad turística que «coevoluciona» con el sistema natural donde se desarrolla, protegiéndolo y mejorándolo.
Gonzalo nos describe el ecoturismo regenerativo como un paso más allá del turismo sostenible, «una actividad que pretende mejorar el entorno donde se desarrolla, desde el punto de vista socioeconómico, generando unas mejores condiciones de empleo y de economía local, impulsando una economía circular».
Uso de la ganadería extensiva
Monte Holiday Ecoturismo comenzó su proyecto de autosuficiencia energética hace 10 años con un sistema híbrido de energía solar y biomasa que redujo totalmente su dependencia del gasóleo. Entre los beneficios que aporta al entorno destaca que, «en nuestro caso lo que hacemos es reducir el riesgo de incendios forestales y adaptar al cambio climático el bosque circundante a nuestras instalaciones».
El CEO concreta que «nuestro plan se apoya en tres conceptos básicos: la gestión forestal sostenible y adaptativa al cambio climático, combinada con la producción de energía renovable con tecnología de última generación y, por último, el control del biocombustible en el encinar mediante ganadería extensiva».
De esta forma combinan la poda selectiva anual, para reducir la biomasa y mejorar el encinar. Con la generación de biomasa que llega a su caldera se alimenta de energía térmica renovable a las instalaciones a través de una red de tuberías eficientes de más de un kilómetro de longitud y enterradas a un metro de profundidad.
Cortas selectivas
La selección de los árboles, que deben conservarse y los que hay que podar o retirar cada año, es realizada por los Agentes Forestales y la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid.
Los trabajos se realizan en época segura, durante el invierno, y su objetivo es reducir la cantidad de biomasa, o combustible forestal, de cara al verano y mejorar el estado general del encinar.
Las cortas selectivas y controladas contribuyen a limpiar de ejemplares enfermos el terreno, espaciar los árboles, limpiarlos para despegar las copas del suelo y así evitar que un posible incendio pueda dañar mucho más el bosque.
Además, para controlar la espesura por el rebrote del encinar, introducen ganado extensivo con una carga estimada de una vaca por cada dos hectáreas. El aporte energético de la biomasa se complementa con energía solar que ha propiciado que se eliminara totalmente la dependencia del gasóleo.
Sin gasóleo se genera empleo
Acerca de esta eliminación, la reflexión de Antonio es muy interesante ya explica que al no depender del petróleo se incentiva el empleo local, explicando que «activamos el empleo directo de una cuadrilla de cuatro o cinco personas durante cuatro meses al año en tiempo completo, es decir, que si antes comprábamos gasóleo o gas para calentar las instalaciones generábamos cero puestos de trabajo», y ahora con la extracción de la biomasa se contrata a personal.
Ahora, el CEO describe que la instalación crece con una caldera de 500 KW de potencia en la que se valorizará la biomasa obtenida de la gestión sostenible para preservar el monte y, en breve, una planta de 99 kW de paneles fotovoltaicos se pondrá en marcha. Un proyecto que, en palabras de Antonio, genera energía kilómetro cero y previene los incendios forestales.
Proyecto reconocido internacionalmente
Una iniciativa innovadora que ha sido ampliamente reconocida por guías internacionales, la Comunidad de Madrid y la Cámara de Comercio de Madrid como ejemplo de tendencia a seguir en Europa.
Con este modelo de ecoturismo regenerativo implantado en la Sierra de Madrid, los visitantes y clientes pueden vivir una experiencia sostenible con la tranquilidad de que contribuyen a mejorar y conservar el entorno con un trasfondo socioeconómico y, además, se protege a 1.200 personas en un área de 27 hectáreas.