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Cómo regenerar los ecosistemas forestales tras los incendios

Ecosistemas incendios
Ecosistemas incendios

Tras un verano en el que las llamas han devorado miles de hectáreas en España toca preguntarse qué es lo que hay que hacer para restaurar los ecosistemas afectados por los incendios.

En estos finales del mes de agosto el total de hectáreas que ya han sido calcinadas por el fuego en España en 2023 asciende a 63.802,52 en los siete primeros meses de este 2022 según el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, «casi 100.000 menos que en el mismo periodo de 2022».

Con estas cifras desde el ministerio destacó el 14 de agosto que desde el 1 de enero hasta el 31 de julio ardió un 60,78 por ciento menos superficie que en el mismo plazo de 2022 aunque la cifra es un 19,68 por ciento superior a la media del decenio para ese periodo.

Fuegos intencionados

A los fuegos que afectaron zonas de Teruel y Castellón en marzo, ahora se ha sumado el de La Palma, próximo al Parque Nacional de Caldera de Taburiente.

El más reciente, el incendio de Tenerife, que se inició el pasado 15 de agosto podría haber afectado a más de 60 especies protegidas, según ha informado el Gobierno de Canarias. El origen de este desastre natural, originado en Arafo, ha afectado ya a 14.624 hectáreas, distribuidas en 12 municipios de la isla.

España es uno de los países de la Unión Europea más afectados por los incendios forestales. Según datos recogidos por Greenpeace, en 2022 más de un 96% de los fuegos con causa conocida en nuestro país son ocasionados por las personas.

Los principales motivos por los cuales surgen estas catástrofes son las negligencias y descuidos, accidentes  y el aumento de las temperaturas son los agentes que nos aceleran un paisaje seco e inflamable.

Entre 30 y 50 años

Sin embargo, el proceso de recuperación de las zonas afectadas por el fuego puede tardar entre 30 y 50 años, dependiendo de la zona, las especies y las condiciones climáticas.

Las preguntas que se plantean tras estos sucesos es cómo restaurar los ecosistemas afectados por los incendios, si existen en España plantas o árboles que sobrevivan a los mismos, cómo podemos devolver la vida a una zona forestal calcinada y si es necesaria la intervención de profesionales para recuperar la vegetación afectada.

Los expertos insisten en la regeneración natural del terreno afectado, ya que la mayoría de los ecosistemas españoles realizan una autosucesión después de haber sido afectados por las llamas.

Regeneración de los ecosistemas

Es decir, se plantea si son capaces de regenerarse por sí solos para restaurar los ecosistemas. Como el incendio sucedido en Cortes de Pallás -Valencia- en el 2012, que con el paso de los años la naturaleza se ha abierto camino llegando a recuperar 30.000 pies de hectárea de pinos.

Con el incremento alarmante de hectáreas calcinadas en los últimos años y los daños producidos, la regeneración natural de los ecosistemas se ve comprometida tras los incendios.

Con las sequías y las olas de calor recurrentes que vive el territorio, tardaría aún más la completa restauración forestal. Por ello, en casos extremos, la acción humana es más que requerida para ayudar a la naturaleza a su recuperación.

Especies cortafuegos

Tras un incendio de alta magnitud, el cual deja inhabilitada a la naturaleza para su propia regeneración, es necesaria la intervención de expertos para planificar la recuperación y evaluar un terreno calcinado.

En este contexto, el paisajista Fernando Pozuelo presenta una guía a seguir en casos en los que la acción humana sea requerida ya que «en el territorio peninsular contamos con especies con una amplia capacidad de sobrevivir a un incendio. Especies como la Encina Quercus ilex-, el Madroño -Arbutus unedo-, la Jara -Cistus salvifollius- o  el Brezo -Erica multiflora-, gracias a su corteza y a sus hojas son capaces de sobrevivir a temperaturas extremas».

Este experto apunta que lo primero que hay realizar es una evaluación de los daños. «En la mayoría de ocasiones los espacios suelen regenerarse de forma natural, pero se debe realizar un estudio de daños para comprobar si el ser humano debe ayudar al ecosistema».

La tarea principal consiste en perimetrar la zona afectada para poder conocer mejor el espacio en el cual se va a trabajar. «En esta evaluación se debe elaborar un inventario del perímetro identificando los daños, las características del terreno y especies que han sido afectadas por el fuego» comenta Pozuelo.

Conservación del suelo

El paisajista apunta que el siguiente paso es proteger el suelo quemado para evitar la erosión del mismo porque si el suelo está muy dañado «no puede regenerar la vegetación» por ello, «el proceso de restauración ha de iniciarse inmediatamente o poco tiempo después del incendio para evitar que con las primeras lluvias después de la quema se inicien el lavado de nutrientes de la capa de cenizas y/o los procesos de erosión».

Con el fin de evitar la erosión, se deben realizar barreras de contención ya que el objetivo es impedir que los residuos que arrastran las diferentes precipitaciones lleguen a los espacios habitados.

Guiar la autosucesión

La naturaleza también tiene sus propios mecanismos y tiene sus repuestas para reaccionar ante estas catástrofes. Algunas especies como el Pinus halepensis reaccionan a las llamas expulsando sus semillas.

Los expertos indican que se deben evaluar los brotes que surgen tras el paso de las llamas, retirando los más débiles para dejar paso a aquellos que son más fuertes. En el caso de que los brotes sean débiles, pueden obstaculizar las raíces de los nuevos germinados que pueden perdurar, dañando estas y provocando que la recuperación de la flora sea un proceso más largo.

Sin embargo algunas especies necesitan de la ayuda humana, como es el caso del Pino Salgareño, puesto que no se regenera con éxito después de un incendio. Otras como el Enebro -Juniperus oxycedrus- , el Olivo -Olea europaea- o la Coscoja -Quercus coccifera- se pueden utilizar como cortafuegos al ser poco inflamables.

Éstas se encuentran por todo el territorio de la península y en caso de incendios agresivos pueden llegar a recuperarse de forma rápida gracias a su alto contenido en agua y la composición de sus resinas.

Proyectos de recuperación

Proyectos como RefoSetas, para la recuperación de los montes calcinados en Zamora tras los fuegos del pasado verano, son un ejemplo de cómo el uso de hongos puede conseguir que se regenere la naturaleza. Este proyecto consiste en implantar hongos saprofitos, los cuales, necesitan materia muerta para crecer, utilizando los restos tras el paso del fuego.

En otros puntos de España, la regeneración viene de la mano de los propios habitantes del lugar, como ocurre con la localidad castellonense de Bejís, que un año después de uno de los incendios más devastadores de la Comunidad Valenciana, se han puesto  manos a la obra para recuperar las zonas de olivares quemadas.

Para evitar el abandono de los cultivos, por contar con una población muy envejecida, pusieron en marcha una campaña de crowfuding para recuperar la zona con fondos particulares, ya que un años después siguen sin recibir las ayudas. La buena noticia es que, un año después han alcanzado su objetivo de recaudación de fondos para replantar 2 hectáreas, demostrándose que la acción de sus pobladores ha sido fundamental para recuperar los ecosistemas forestales tras un incendio.

Consecuencias en la fauna

Por su parte la Federación de Asociaciones Unidas por la Naturaleza y los Animales (FAUNA), no solo alerta sobre los devastadores efectos de los incendios forestales, sino que también, promueve medidas cruciales para mitigar la propagación del fuego y proteger a la fauna y la flora.

Según esta entidad, «los incendios forestales no solo devoran la vegetación y los árboles que conforman nuestros ecosistemas, sino que también, tienen un impacto profundo en la vida silvestre que depende de ellos».

Advierten que las especies endémicas, como el lince ibérico en España, que solo existen en áreas geográficas específicas, corren un riesgo aún mayor de extinguirse en los ecosistemas afectados por los incendios.

Los animales que sobreviven al fuego a menudo se enfrentan a la falta de alimento y refugio, lo que disminuye sus posibilidades de reproducción y supervivencia a largo plazo.

Víctimas invisibles

Para Fauna «los animales se convierten en las víctimas `invisibles´ de los incendios forestales». Son las especies que más mueren directamente en los incendios son las que no pueden escapar por las llamas, por no tener capacidad para recorrer grandes distancias, como los pequeños mamíferos, reptiles e invertebrados (conejos, ardillas, topos, tortugas, serpientes, lagartijas, anfibios, etc.).

Otro problema que afrontan las zonas rurales tras un incendio, es la fauna salvaje que ha escapado del fuego, grandes herbívoros y depredadores como jabalíes, ciervos, corzos, zorros o lobos, que se acercan a las poblaciones en busca de alimento y refugio, lo que puede provocar accidentes en entornos urbanizados.

Además, existen más grandes afectados como las especies domésticas (ovejas, vacas, cerdos, aves de corral…) que, al estar encerrado en cercas, tienen limitada su capacidad de huir de las llamas.