Cosechas colapsadas: la ciencia predice cuándo nos quedaremos sin palomitas ni soja
Los fenómenos extremos vinculados con el cambio climático provocan pérdidas de cosechas
El cambio climático altera los patrones de temperatura y lluvias esenciales para los cultivos
El calentamiento global también está relacionado con el aumento de los precios de los alimentos

Sequías, olas de calor, incendios, temporales de lluvia… los fenómenos extremos, cuyo aumento en frecuencia e intensidad está relacionado con el cambio climático, no sólo suponen una amenaza para la conservación del medioambiente y de nuestras propias vidas, sino que también impactan negativamente sobre los cultivos.
Las catástrofes naturales pueden llegar a causar la pérdida de cosechas enteras y dañar gravemente las infraestructuras agrícolas, provocando terribles consecuencias para la seguridad alimentaria, el sustento de las comunidades rurales y la estabilidad de los mercados de alimentos.
Al margen de los fenómenos extremos, no debemos olvidar que el cambio climático también altera los patrones de temperatura, lluvia o humedad que resultan esenciales para la prosperidad de las cosechas, que suelen depender de unas condiciones climáticas relativamente estables.
FAO
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la emergencia climática está reduciendo la productividad agrícola de forma evidente en los últimos años.
«Las amenazas climáticas y meteorológicas ya están afectando a la seguridad alimentaria, especialmente en regiones de baja latitud —zonas tropicales y cálidas—, y se estima que la probabilidad de que se produzcan cambios abruptos e irreversibles, con sus consiguientes repercusiones, se incrementará a medida que se intensifique el calentamiento global», avisa el organismo de Naciones Unidas.
El incremento de los precios será inevitable de cumplirse este escenario. «Según un informe del IPCC, los precios de los cereales aumentarán entre un 1% y un 29% en 2050 debido al cambio climático, y entre un millón y 183 millones de personas correrán el riesgo de padecer hambre», advierte la FAO.
Ganadería en riesgo
Las actividades ganaderas también se enfrentan a desafíos crecientes por la emergencia climática. En este caso, se trata de un sector crítico por su contribución al problema, al ser responsable del 12% de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial, así como del 40% de las emisiones totales de los sistemas agroalimentarios.
Paralelamente, el cambio climático también reduce los rendimientos ganaderos. Por ejemplo, las altas temperaturas afectan a la salud y productividad de los animales, mientras que la escasez de agua y de pastos limita la capacidad de mantener los rebaños, especialmente cuando hablamos de pequeñas explotaciones familiares de ganadería extensiva.
Cultivos en peligro
Un estudio reciente de la Universidad de Columbia Británica (UBC), publicado en Science Advances, ahonda en los efectos del cambio climático, centrándose en este caso en tres cultivos fundamentales para la alimentación mundial, como son el maíz, la soja y el sorgo.
En el caso del maíz, hablamos del cereal de mayor producción a nivel mundial, que se transforma en harina para tortillas, arepas y polenta, en copos para cereales de desayuno, en aceite, fécula (maicena), palomitas y jarabe de maíz, ampliamente utilizado como edulcorante en la industria alimentaria.
Cosechas de soja y sorgo
La soja, por su parte, es la base de productos como el tofu, la leche de soja, el tempeh, la salsa de soja y la proteína texturizada, además de ser una fuente clave de aceite vegetal. El sorgo, aunque menos conocido en algunos países, es fundamental en regiones de África y Asia, donde se utiliza para elaborar panes planos, gachas, harinas sin gluten y bebidas fermentadas.
Estos cultivos no sólo alimentan a millones de personas, sino que también se emplean en la producción de piensos para animales, lo que los convierte en elementos estratégicos de la seguridad alimentaria global.
Menos seguridad alimentaria
«Tras décadas de mejoras, la seguridad alimentaria mundial ha empeorado en los últimos cinco años, y los fenómenos climáticos extremos, como la sequía o el elevado calor, desempeñan un papel incierto, pero potencialmente importante», avisan los científicos responsables del citado estudio de la universidad canadiense.
«El aumento de las temperaturas y los cambios en el suministro de agua debido al cambio climático han causado, y se prevé que conduzcan, cada vez más, a reducciones y a la redistribución mundial de los rendimientos», insisten los expertos, que advierten de que las dificultades irán a más.
Pérdida de cosechas
Según el estudio de la universidad canadiense, las pérdidas de cosechas de estos tres cultivos que se solían producir una vez por siglo podrían ocurrir en un lapso temporal mucho menor. «Proyectamos que las pérdidas de rendimiento inducidas por el clima de 1 en 100 años durante 2015-2035 ocurrirán, en cambio, una vez cada 49 años para el maíz, 25 años para la soja y 54 años para el sorgo bajo 2 °C de calentamiento», señala el paper.
«Las tasas aumentan a una vez cada 33 años para el maíz, 14 años para la soja y 40 años para el sorgo bajo 3 °C de calentamiento», añaden los investigadores. Si el clima sigue calentándose, a finales de siglo podríamos sufrir una pérdida de cosecha de maíz cada 17 años, mientras que sólo serían 8 años para la soja y 28 para el sorgo.
La Universidad de Columbia Británica también alerta de un aumento en la variabilidad de los rendimientos de los cultivos, lo cual significará inevitables vaivenes en los precios. Además, dicha volatilidad será especialmente acentuada en los lugares en los que los rendimientos experimentan caídas mayores.