Europa

¿Qué ciudades de Europa permiten los patinetes eléctricos en el transporte público?

La prohibición en varias ciudades de España y en en Renfe hace que el sector dé ejemplos de urbes fuera de nuestro páis

Mujer con patinete.
Mujer con patinete.
Antonio Quilis Sanz
  • Antonio Quilis Sanz
  • Periodista especializado en información medioambiental desde hace más de 20 años y ahora responsable de OKGREEN en OKDIARIO. Antiguo director de El Mundo Ecológico y colaborador en temas de medioambiente, ecología y sostenibilidad en Cadena Ser.

Acaba un año en el que la movilidad personal con patinetes eléctricos ha sido protagonista en España por su prohibición de poder introducirlos en el transporte público, pero que en algunas ciudades de Europa sigue manteniéndose la posibilidad de viajar con ellos.

La medida que se ha aplicado en varias, ha tomado más protagonismo con la entrada en vigor de la nueva norma de Renfe al prohibir desde el 12 de diciembre acceder a los trenes con patinetes.

La compañía ferroviaria española justificó la prohibición por «la situación de peligro generada ante incendios de baterías que se han registrado en algunos transportes públicos», explica en un comunicado, aunque aclara que dichos eventos se deben a «manipulación de la batería, desperfectos por golpes, paso del tiempo, utilización de cargadores diferentes, etc.».

Qué ciudades los prohiben

Ya son varias ciudades y comunidades españolas que prohiben el patinete eléctrico en los sistemas de transporte público entre las que se encuentran Madrid, Barcelona, Sevilla y, más recientemente en Mallorca. Sin embargo, en Europa, algunas grandes ciudades siguen admitiendo los patinetes eléctricos en el transporte público.

El hecho más relevante ocurrió en el Metro de Madrid el pasado 17 de octubre cuando explotó la batería de uno de estos dispositivos en el interior de un tren que se encontraba en la estación de La Elipa, en la línea 2 del metropolitano, una explosión «que no causó daños personales» según informa la Comunidad de Madrid. El servicio del suburbano quedó interrumpido durante tres horas a causa de este incidente.

Para empresas como NIU, especializada en los vehículos eléctricos de dos ruedas y que cotiza en el Nasdaq, «este hecho supone un retroceso en la búsqueda de un modelo de movilidad multimodal y sostenible en un momento en el que es más necesario que nunca apostar por medios de transporte alternativos y no contaminantes».

NIU lamentó en un comunicado la nueva normativa de Renfe que prohíbe acceder con patinetes eléctricos a toda la red de trenes, incluyendo Cercanías, Regionales, Larga Distancia y Alta Velocidad (AVE) y proponen crear modelos de colaboración multimodal.

Los patinetes eléctricos en Europa

La empresa expone ejemplos de movilidad sostenible de algunos modelos de ciudades en Europa que sí permiten los patinetes eléctricos en sus transportes públicos como Róterdam, París o Roma.

En la ciudad neerlandesa de Róterdam, donde la red de transporte público RET selló en 2020 un gran acuerdo de colaboración con compañías de transporte compartido, alquiler de bicicletas y patinetes eléctricos para ofrecer descuentos a los usuarios que combinen diferentes medios de transporte para moverse por la ciudad.

En el caso de París, las autoridades de la ciudad permiten a los usuarios acceder con patinetes eléctricos y bicicletas al transporte público, incluyendo metro, trenes y autobuses, pero con restricciones como la necesidad de que los dispositivos estén plegados, considerándose como equipaje adicional.

En ocasiones, se limita el acceso con estos vehículos en horas punta si son vehículos voluminosos, como las bicicletas, aunque durante los fines de semana sí se permite el acceso libre con ellas.

Roma multimodal

Una de las ciudades europeas que se han situado a la vanguardia de la movilidad multimodal es Roma. Tras una fase experimental satisfactoria, acaba de estrenar una nueva legislación que ofrece a los usuarios la posibilidad de combinar diferentes medios de transporte en su día a día.

La capital italiana ha puesto en marcha servicios de bicicletas y scooters compartidas, ampliando la cobertura a todas las zonas de la ciudad, ofreciendo gratis estos vehículos a los usuarios titulares de abonos de transporte y facilitando la convergencia de estos modelos con el transporte público tradicional.

Las únicas limitaciones tienen que ver con la cantidad de vehículos disponibles y la velocidad de uso de los mismos para evitar accidentes y facilitar una sana convivencia entre los usuarios y peatones.

Explosión por manipulación

Desde NIU subrayan que los casos de explosiones e incendios de baterías de patinetes eléctricos son muy aislados, especialmente cuando el dispositivo cuenta con todas las certificaciones de seguridad.

Según distintas fuentes la explosión del patinete eléctrico en el Metro de  Madrid pudo provenir de la batería del vehículo de movilidad personal que explotó. Una de las causas de este suceso está en la posible manipulación del patinete sin que intervenga un especialista adecuado.

De este modo, se apunta a que se llegan a manipular los cables, o a cambiarlos, y si no son los adecuados, pueden mojarse y oxidarse. Otro de los motivos es la utilización de un cargador demasiado potente, no mantenerlo como indican los fabricantes o cargarlo después de un golpe sin comprobar los daños.

Se está extendiendo entre los usuarios el modificar los patinetes sin tener los conocimientos necesarios para conseguir más autonomía o acabar con el límite de velocidad de 25 km/h con los que vienen de fábrica consultado tutoriales de Youtube.

Impulsar la certificación

«Los patinetes eléctricos y otros vehículos de movilidad personal son totalmente seguros y sus baterías no representan un mayor riesgo de explosión o incendio que las de otros dispositivos electrónicos, como teléfonos móviles u ordenadores portátiles», explica Daniel Muñoz, Iberia Country Manager de NIU.

La solución podría pasar, antes de por la prohibición por el diálogo y la colaboración , añaden desde la empresa que conmina a que «se debería hacer un esfuerzo por garantizar la certificación de los dispositivos disponibles en el mercado para que, al menos aquellos que cuenten con las debidas garantías de seguridad, puedan seguir accediendo al transporte público, ya que muchos usuarios necesitan estos vehículos para llegar cada día al trabajo o a clase».

Muñoz subraya que «nos consuela saber que la nueva normativa de homologación de estos vehículos, que entrará en vigor el próximo 22 de enero de 2024, reducirá significativamente el interés de quienes han buscado enriquecerse sin prestar atención a la calidad de los mismos».

¿Menos patinetes igual a más tráfico?

¿Esta prohibición aumenta el tráfico en la ciudad? La prohibición temporal de acceso de los patinetes eléctricos al transporte público «no supondrá un aumento significativo de los viajes en coche privado y de las consecuentes emisiones de gases contaminantes, pero tendrá importantes consecuencias sociales».

Así se desprende de un estudio llevado a cabo por el ICTA-UAB y el Departamento de Geografía de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) con motivo de la entrada en vigor el pasado miércoles día 1 de febrero de esta regulación adoptada por la Autoridad del Transporte Metropolitano (ATM) en principio fue de seis meses pero todavía sigue vigente.

El estudio pone de manifiesto que solo 1 de cada 10 desplazamientos que hasta ahora se efectuaban en patinete sería sustituido por un modelo de transporte privado, lo que confirma estudios preliminares del grupo investigador que constatan que los usuarios de micromovilidad (patinetes y bicicletas eléctricas) no se encuentran entre los usuarios potenciales del transporte privado.

Los usuarios más afectados

El informe prosigue que «la mayoría de los desplazamientos afectados por esta prohibición son desplazamientos en RENFE Cercanías (60 %), seguidos por el metro (24 %) y el autobús (8 %), y tienen una escala marcadamente metropolitana con origen o destino fuera de Barcelona». El perfil es el un hombre (63 %) de menos de 40 años que se desplaza en patinete y transporte público para ir a trabajar (84 %).

Una de las conclusiones del estudio es que la medida de no poder introducir los patinetes eléctricos «supondrá un impacto significativo en la calidad de viaje de los usuarios afectados, que en su gran mayoría tendrán que dedicar más tiempo de viaje, al sustituir el patinete por desplazamientos a pie, o tendrán que hacer rutas más complejas e intrincadas añadiendo otros medios de transporte público».