El Bosque del Año 2024 es un castañar leonés de El Bierzo que necesita ser recuperado

El Bosque del Año 2024 ya ha sido designado gracias a la votación popular de miles de españoles que realiza la ONG Bosques Sin Fronteras, una iniciativa que lleva impulsando desde hace años y que pone en valor la naturaleza y la biodiversidad.

Este año ha sido elegido el soto ubicado en la localidad ponferradina de Villar de Los Barrios, un enclave muy singular que acompaña a los ya escasos 120 habitantes de un lugar que sufre la despoblación como muchos otros en España.

La iniciativa de presentarse a la nominación de Bosque del Año 2024 corrió a cargo de la Asociación Bierzo Vivo compuesta por un grupo de vecinos que trabajan desde hace seis años en cuidar y recuperar los castaños que pueblan el Soto de Villar.

Un castañar afectado por el chancro

Sus socios trabajan en dinamizar la zona con la ilusión de superar todo lo que tienen en contra, buscando alternativas para darle valor a este tesoro natural que para sus vecinos significa mucho. Y es que este reconocimiento también valora algo más que el bosque en si mismo, también lo que hacen sus paisanos por recuperarlo.

Estas 37 hectáreas de soto comunal y privado se han visto afectadas por el chancro del castaño, un hongo (Cryphonectria parasítica), que representa una de las afecciones más graves que puede sufrir esta especie y que aparece encuadrada en la Lista A2 de la European Plant Organization (EPPO) como enfermedad de cuarentena.

La falta de mantenimiento y el abandono del castañar durante años ha acelerado la propagación de este hongo que es complicado de erradicar y que la asociación quiere atajar con voluntarios y las ayudas que reciben desde el ayuntamiento y la Junta de Castilla y León.

Trabajos de recuperación

La lucha contra el hongo ya está dando sus resultados, ya que gracias a la labor de voluntarios y de los miembros de la Asociación Bierzo Vivo durante los últimos seis años han logrado recuperar el diez por ciento de la superficie, desbrozando, eliminando las zonas dañadas, replantando y vacunando.

Un diez por ciento que parece poco, que lleva mucho trabajo asociado, y que los lugareños esperan seguir aumentando gracias al impulso y visibilidad que le da este reconocimiento de Bosque del Año 2024.

Además, los defensores de este tesoro natural enclavado en El Bierzo han movilizado al pueblo y a la comarca para conservar un legado que debe existir para fijar la población, activar la economía en torno al bosque y preservar su biodiversidad.

Dinamizar el entorno

La asociación cultural apuesta también por revitalizar la zona con actividades organizando pequeños eventos culturales, un programa de baños de bosque, visitas teatralizadas y guiadas y otras actividades con el fin de dinamizar un pueblo en vías de despoblación.

Uno de los objetivos es el de crear en el castañar el primer bosque terapéutico de España, siguiendo la tradición de los bosques japoneses, para potenciar los sentidos de quienes pasean por él y obtener un efecto saludable. Se trata de cerrar un círculo, cuidar al bosque para que él, a su vez, nos cuide.

15 años premiando bosques y árboles

La ONG Bosques Sin Fronteras lleva trabajando los reconocimientos de Bosque del Año y Árbol del Año desde el 2007, siendo la primera iniciativa de este tipo en Europa y en el mundo.

Como continuación de esta iniciativa, en 2011 se creó el premio Tree of the Year ya a nivel europeo, organizado la Fundación Alianza (Nadace Partnerství) que engloba a todas las iniciativas nacionales que se han ido creando en los diferentes países.

Este año 2024, el Árbol del Áño ha recaído en una encina centenaria que se encuentra en la vega del río Guadalporcún, en Coripe, Sevilla. Un ejemplar de Quercus ilex con 250 años de existencia, una altura de 13 metros y un perímetro troncal de 7 metros.

Desde la ONG se subraya que el objetivo de los concursos Árbol y Bosque de España es el de «destacar los interesantes árboles y bosques singulares de nuestro territorio como un importante patrimonio natural y cultural que deberíamos apreciar y proteger».

La singularidad de este certamen, a diferencia de otros concursos, no es importante valorar sólo la belleza, el tamaño o la edad de los árboles o los bosques, también «la historia y la relación con las personas y el territorio. Buscamos árboles y bosques que se han convertido en una parte integrante de la comunidad en su sentido más amplio».