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El motivo por el que muchos conductores están colocando una bolsa de plástico en el retrovisor

Bolsa de plástico en el inodoro

A primera vista, puede parecer una auténtica locura el hecho de colocar una bolsa de plástico en el retrovisor. Sin embargo, en ocasiones, los trucos más sencillos son los que mejor funcionan, y esta práctica es una buena solución para evitar daños tanto en el propio espejo retrovisor como en la pintura del vehículo. Ahora bien, es importante evitar las bolsas de supermercado, ya que están fabricadas con un plástico muy fino que, cuando hace sol, termina pegándose al espejo, dejando restos que son muy difíciles de quitar. Lo mejor es optar por protectores específicos para retrovisores, que resultan más duraderos y seguros.

Pero, ¿por qué colocar una bolsa en el retrovisor? Durante el período de apareamiento de las aves, se intensifica su instinto territorial y, en consecuencia, cualquier señal que interpreten como una amenaza puede desencadenar una respuesta agresiva. Los espejos retrovisores son el blanco perfecto, ya que, al reflejar su propia imagen, interpretan que otra ave ha invadido su territorio. Como consecuencia, no duda en lanzarse contra el «intruso» con golpes de alas y picotazos que dejan arañazos y marcas.

La lógica de la bolsa de plástico en el retrovisor

Lo que se busca al tapar el retrovisor con la bolsa es eliminar el reflejo que desencadena la reacción agresivas en las aves. Cuando no tienen un «competidor» a la vista, no sienten la necesidad de atacar. Además, la propia bolsa cumple un segundo propósito: crea una barrera física que reduce la probabilidad de que los espejos acaben manchados de excrementos.

Cabe recordar que los excrementos de las aves son una de las principales amenazas para la pintura, ya que contienen una mezcla de ácidos. Cuando esta mezcla se seca sobre la superficie, penetra en el barniz y provoca daños irreversibles. El efecto se intensifica durante el verano; con el calor, la reacción química es más rápida y agresiva, y el sol actúa como catalizador, “horneando” literalmente la mancha sobre la carrocería.

En un contexto como el actual, este tipo de soluciones caseras cobran mucho valor. No se trata de improvisar sin criterio, sino de encontrar estrategias prácticas para problemas cotidianos. Sin embargo, como hemos mencionado, es importante evitar las bolsas de supermercado y optar por fundas específicas, fabricadas con materiales resistentes al calor y a la intemperie. Por supuesto, la fijación es clave; hay que ajustarla con cordones, cintas elásticas o pinzas para que se mantenga en su lugar.

Trucos de limpieza en caso de daños

Los excrementos de aves pueden parecer una simple mancha más, pero lo cierto es que son uno de los enemigos más peligrosos de la pintura. Contienen ácido úrico, una sustancia que, al secarse, cristaliza y se incrusta en el barniz de la carrocería. Esa acidez, combinada con la acción del sol y el calor, puede hacer que la mancha quede «grabada» sobre la pintura en cuestión de pocas horas. Además, los excrementos suelen mezclarse con restos de semillas, huesecillos o arena, que actúan como partículas abrasivas. Cuando alguien intenta retirarlos sin cuidado, esas partículas rayan la superficie como si fueran papel de lija.

Cuanto menos tiempo permanezca el excremento en contacto con la pintura, menos posibilidades habrá de que deje marca. Si se detecta recién caído, basta con agua abundante y un paño de microfibra suave. Si la mancha ya se ha secado, lo más recomendable es aplicar agua tibia mezclada con un poco de jabón neutro y dejar que actúe unos minutos.

Un truco casero muy efectivo es colocar sobre la mancha una servilleta de papel o una toalla de cocina empapada en agua. Se deja reposar durante 10 a 15 minutos y, después, se retira suavemente. El excremento se desprenderá sin esfuerzo.

Más allá de la limpieza puntual, la mejor estrategia es la prevención. Además de colocar una bolsa de plástico en el retrovisor, para el resto de la carrocería hay distintos productos que crean una barrera sobre la pintura:

  • La cera líquida o en pasta se aplica después del lavado y crea una película hidrofóbica. Esto no sólo aporta brillo, sino que dificulta que los excrementos penetren en el barniz. Lo ideal es aplicarla cada dos o tres meses.
  • Los selladores sintéticos son más duraderos que las ceras tradicionales. Forman una capa protectora que puede aguantar entre seis meses y un año. Además, ofrecen más resistencia frente a los rayos UV y la lluvia ácida.

Los excrementos de aves son un enemigo silencioso para la pintura de cualquier vehículo. Su acidez, unida al sol y al calor, puede dejar huellas permanentes si no se actúa con rapidez. Por eso, lo primero es elegir bien dónde aparcar. Conviene evitar los árboles frondosos y los cables eléctricos, que son puntos de descanso habituales para muchas especies. Asimismo, algunos conductores recurren a pequeños trucos disuasorios, como colocar un CD colgante o cintas reflectantes en el vehículo para generar destellos.

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