MI CASA ES LA TUYA

De los ovnis de Iker Jiménez a las ouijas de Bertín Osborne: los misterios de ‘Mi casa es la tuya’

Iker Jiménez / Gtres
Iker Jiménez en imagen de archivo. / Gtres

Este miércoles el programa de Bertín Osborne en Telecinco, ‘Mi casa es la tuya’ se ha revestido de misterio para recibir a Iker Jiménez y su mujer Carmen Porter. Los presentadores de ‘Cuarto Milenio’ (Cuatro) han charlado con Bertín de fenómenos paranormales, pero también de su parte más íntima y familiar. Iker ha viajado a su pasado, del que guarda buenos recuerdos de cuando empezaba a coquetear con el misterio.

Lo achaca a sus padres, que ya despuntaban en lo «estrafalario»: «Mi familia siempre ha estado loca. Soy hijo único y veía a mi padre, un pintor moderno para la época, dibujar figuras en las paredes. Y a mi madre como investigadora, poniéndose una gafas con las que pretendía descubrir firmas ocultas en los cuadros». Define a sus padres como un matrimonio feliz, que siempre ha trabajado unido «en la búsqueda de tesoros». Y retrotrayéndose a su abuelo, Jiménez destaca su vena hipnotizadora: «Era un anticuario, recuerdo su pasión por vender, hipnotizaba a la gente con su modo de hablar».

Inicios en radio y despunte en televisión

Fue un chaval nada empollón, bastante normal: «Todo lo corriente que se puede ser cuando a los 10 años ya me interesaban los ovnis. Recuerdo que estaba en casa de mi tío cuando descubrí un libro que me adentró en el mundo de los ovnis. Coincidió que en Vitoria había noticias sobre ellos. Mi primo me compró mi primera grabadora y ahí empezó mi inquietud», confiesa a Bertín, que en esta entrevista no ha sufrido ningún susto personal pese al miedo.

Iker Jiménez en una imagen de su programa en Cuatro / Gtres

Iker entiende perfectamente que haya personas que no lo crean, que piensen que su programa es mentira y fábula: «Hay quien cree que he cogido un nicho de mercado y que pongo cara de misterio. Pocos entienden mi pasión». El que sí la entendió en su momento fue Antonio García Ferreras, entonces director de la Cadena SER: «Yo había trabajado en la radio bastante como periodista cuando llegué a la SER. Tenía un programa a las cuatro de la mañana hasta que un día me reuní con Ferreras y le propuse un programa de misterio», relata el presentador de Cuatro. Lo que nunca se imaginó Iker es que los Reyes de España obraría el milagro: «Gracias a que en un viaje Iñaki Gabilondo y los Reyes vieron a un ovni, Ferreras me dio una oportunidad, aunque sólo para el verano. Un verano que duró 15 temporadas, el más largo de nuestra vida», comenta emocionado.

Jiménez cree en cada historia a pies juntillas, en cada interpretación, mantiene una mente abierta y crédula: «Nunca creo que ninguna de las informaciones que me llegan o leo vienen de mala fe. Los mayores dejamos de ser mágicos, y es una pena. Mi programa reclama el espíritu del niño que todos llevamos dentro». Esa cualidad es la que más destaca Ferreras de Iker, junto a su gran credibilidad y tesón en lo que hace. Este recelo por parte de algunos sectores de la sociedad le han llevado a vivir torpedos profesionales y campañas en su contra: «Esas cosas me han reforzado en mi pasión y me han hecho creer en mi éxito, pero son cosas desagradables», manifiesta.

El presentador junto a su mujer Carmen Porter / Gtres

El presentador de Cuatro siempre ha admirado fervientemente a Félix Rodríguez de la Fuente: «Para mí es el gran comunicador de todos los tiempos. Fue un ejemplo en todo. Me pasé muchos años investigando su muerte, de la que poco se supo. Creo que lo mataron, era un personaje muy molesto en la época», opina en el espacio estrella de Telecinco. Su salto a la televisión vino de la mano de María Teresa Campos, con la que colaboró, pese al miedo que le daba a la Campos todo lo paranormal, apunta Jiménez. Fue en noviembre de 2005 cuando Cuatro lo llamó hasta el día de hoy.

Conquista universitaria, matrimonio y psicofonías

Bertín Osborne ha sacado la parte más tierna de Iker: «Soy una persona de tradiciones, me gusta pasar tiempo con mi hija y jugar todos los miércoles al fútbol con mis compañeros de programa. Dedicarse al misterio no es ser un tipo rarro». Aunque pueda parecer lo contrario, nunca ha tenido mala relación con la iglesia y se define religioso. Está enamorado de su mujer, Carmen Porter: «Mi matrimonio está basado en la risa y en la química».

Por su parte, Porter ha hablado del Iker universitario que desplegó sus artes de seducción: «En la universidad me gustaba su don de palabra, era el líder del grupo, a día de hoy no para de hablar en casa. Me pareció algo exótico entonces. Era el chulo de la clase y no la pisaba mucho. Así llevamos 23 años». Confiesa que han sido 23 años de vida y de trabajo, y que si la televisión se acabara mañana, seguiría todo igual entre ellos. No esconde que discuten como pareja: «Casi siempre por no estar de acuerdo en puntos de vista, él es más infantil para algunas cosas, y yo más racional y madura», aclara la copresentadora de ‘Cuarto Milenio’.

Bertín Osborne en imagen de archivo / Gtres

Metidos de lleno en las experiencias paranormales, Bertín confesó que a los 20 años jugaba todos los días a la ouija con unos amigos: «Hasta que un día una presencia muerta le habló a uno de mis amigos, fue un susto gordo y bastante acojonante». Esta no fue la única anécdota que contó Osborne, pues relató también que en su casa de Sevilla ha escuchado muchas carreras y pisotadas fuertes en el techo, bastante inexplicables, que él ha achacado a la vejez de la casa. En esta vivencia su mujer lo cortó entre risas: «No le des esa publicidad a la casa que queremos venderla y a este paso no lo conseguimos».

Fabiola no se quedó atrás en las anécdotas misteriosas: «Recuerdo cuando nos vinimos a vivir a esta casa. Estaba bañando a los niños y una voz de mujer me llamó por detrás. Me giré y no había nadie. Y así varios días, hasta que una noche estábamos durmiendo Bertín y yo cuando él se levantó sobresaltado y me dijo: ‘Me has dado un golpe’. Y yo no había sido», terminó su relato la venezolana. Una noche de misterio y confesiones, en la que ambas parejas jugaron a ser niños y dejarse llevar por el miedo más irracional.

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