NUEVO LIBRO

Joyas malditas: la verdad detrás de algunas de las piezas más emblemáticas de la historia

Desde el collar de María Antonieta a la tiara perdida de los Romanov

Las joyas han estado muy vinculadas a las familias reales y a otras esferas de poder

Joyas malditas
El rey Carlos III con la Corona Imperial. (Foto: Gtres)
  • Lito Reyes
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El diamante Koh-i-Noor, el Cullinan, la perla Peregrina, las piezas perdidas de los Romanov, o el diamante negro de Orlov son solamente algunas de las joyas más famosas de la historia. A lo largo de los años, todas ellas y muchas más han sido objeto de deseo de las personas, fruto de su extraordinaria belleza y de su características únicas. Tesoros de gran valor que han desatado la codicia del ser humano, que no ha dudado en embarcarse en peleas y situaciones de mayor gravedad por ser su propietario, o poseerlas de manera puntual.

Ahora, un libro explora la faceta más letal de algunas de las joyas más míticas, que han sobrevivido al devenir del tiempo y que han ido pasando de mano en mano. Muchas de ellas han estado vinculadas a la monarquía o a personajes de gran relevancia histórica mientras que otras, como es el caso de la perla Peregrina, acabó siendo un icono en el entorno de Hollywood, en manos de Elizabeth Taylor.

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La perla Peregrina prendida de un collar. (Foto: Gtres)

En el libro Joyas malditas: Historia de las gemas más enigmáticas del mundo y de las mujeres que las poseyeron, Ana Trigo explora el recorrido que han tenido piezas como el collar de María Antonieta o la tiara perdida de los Romanov. Algunas de estas joyas han ido sufriendo una serie de transformaciones en las que se ha reducido su tamaño o se ha modificado su forma, hasta convertirse en una pieza completamente diferente de la original. Sin embargo, la mayoría de ellas han mantenido su aspecto original y su esencia, como testigos materiales del paso de la historia. Otras, simplemente, han desaparecido.

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Portada del libro. (Foto: cortesía)

Según asegura la escritora Ana Trigo, autora de este libro y tasadora de arte y antigüedades: «la historia de las joyas malditas es, al mismo tiempo, la de la propia humanidad y descubrirla es conocer un poco mejor la naturaleza, la psique humana y a nosotros mismos».

«Cada una de las gemas que aparecen en este libro es una incógnita en sí misma. Algunas, como el Diamante Hope o el Koh-i-Noor, han sido estudiadas, examinadas y analizadas en profundidad; sobre ellas se han escrito numerosos libros y artículos académicos y han aparecido en infinidad de noticias de prensa y documentales. Y, aun así, no lo sabemos todo sobre ellas, siguen todavía existiendo multitud de preguntas sin respuesta y cada nuevo descubrimiento parece abrir la puerta a un nuevo misterio que ni siquiera nos habíamos planteado antes», comenta Ana Trigo.

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El rey Carlos III frente a la corona de la reina madre. (Foto: Gtres)

A pesar de que a día de hoy las joyas se utilizan cada vez menos y se apuesta por piezas más versátiles y discretas, hubo un tiempo en el que las grandes joyas eran símbolos de poder. Es más, en el ámbito de la monarquía sigue siendo así, como hemos podido ver no hace mucho en la coronación del rey Carlos III en Westminster. Además de las dos coronas que llevó el rey, había otras joyas que simbolizaban su poder y su rol en la historia, como el cetro y el orbe.

Al margen de este tipo de acontecimientos históricos de carácter más específico, en el día a día de las monarquías, las tiaras y diademas se utilizan de manera recurrente en cenas de gala y eventos similares. Por ejemplo, los Windsor tienen una de las colecciones de joyas más importantes del mundo, con algunas piezas que pertenecieron a los Romanov, mientras que la Casa Real de Suecia cuenta con piezas que se remontan a la época de Josefina de Beauharnais, esposa de Napoleón Bonaparte.

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