Cómo gestionar el hambre emocional durante la cuarentena
Comer para canalizar las emociones es un problema muy importante
En los últimos meses se ha hablado mucho del hambre emocional, un concepto que puede ayudar a comprender el por qué de comer de manera compulsiva, por ansiedad o por estrés, entre otros. Si quieres saber cómo gestionar el hambre emocional durante la cuarentena, sigue leyendo y te damos las claves para que puedas lograrlo.
En este tiempo de confinamiento es habitual que se recurra más a la despensa, ya que al estar todo el día en casa, durante semanas, el aburrimiento o el estrés por el encierro te pueden llevar a “atacar” a la despensa y la nevera mucho más de lo recomendable.
¿Qué es el hambre emocional?
El hambre emocional muestra la conducta que tenemos los humanos de relacionar la comida con las emociones, y por ejemplo comer mucho o sin control cuando sentimos ansiedad, estrés, felicidad, tristeza… cuando cualquiera de nuestras emociones nos lleva a comer, no importa si es buena o mala.
Cuando tienes hambre de la llamada emocional, la necesidad de comer surge en ese momento y no se puede posponer, incluso suele apetecer un alimento en concreto y se tiene una sensación de ansiedad muy grande hasta que se consigue.
Gestionar el hambre emocional durante la cuarentena
Para personas propensas a la ansiedad o el hambre emocional puede suponer todo un desafío, probablemente imposible, el hecho de no estar todo el día comiendo durante el confinamiento. Sin embargo, se puede gestionar esa necesidad de comer para que consigas superarla y enfocar tu ansiedad hacia otros aspectos, por ejemplo realizar una actividad física o cualquier otra actividad que te pueda entretener.
Para gestionar el hambre emocional es indispensable saber por qué sientes esa necesidad de comer, que en este caso va mucho más allá del encierro en casa por la cuarentena. Busca el origen de esa ansiedad, ¿es la primera vez que te pasa o sueles recurrir a la comida en situaciones marcadas por un suceso emocional?.
Empieza a tener una relación más sana con la comida, por ejemplo dedicando más tiempo a cocinar, tratando cuidadosamente a cada alimento y preparando platos diferentes a los que comes siempre, aunque sean con los mismos ingredientes. Esto te hará mejorar tu relación con la comida y tu chip interno empezará a cambiar.
Si se trata de un caso grave y por más que lo intentas no consigues gestionarla con éxito, lo mejor es recurrir a un profesional que pueda ayudarte. Incluso en cuarentena hay muchos especialistas que ofrecen sus servicios a través de la red para poder ayudar lo máximo posible en esta situación tan delicada.