ARTE

Las bailaoras que han fascinado a nobles y reyes: de la tía de Elon Musk a la maharaní de Kapurthala

Con motivo de la Feria de Abril, en LOOK rescatamos las historias de las mejores representantes del arte español

La tía de Elon Musk llamó la atención por su arte y fue bautizada como "La Inglesita"

'La Carmencita dancing', de Sargent.
'La Carmencita dancing', de Sargent.
Eduardo Verbo
  • Eduardo Verbo
  • Jefe de LOOK. Licenciado en Periodismo, se ha dedicado a los asuntos de la realeza y la aristocracia en El Mundo, Vanity Fair y ¡Hola!
    • Actualizado:

A través del baile, se puede contar la historia de un país. O la del gran mundo. Si, por ejemplo, nos remontáramos a principios del siglo XX y viajaramos al Kursaal de Madrid, hoy convertido en un Media Markt, en la céntrica Plaza del Carmen de la capital, asistiríamos a un espectáculo de Las Camelias, como se hacían llamar las hermanas malagueñas Victoria y Anita Delgado. En los albores de aquel tiempo, todas las noches movían sus brazos como las alas de una mariposa para la intelectualidad allí reunida: de Julio Romero de Torres a Valle-Inclán.

Desde lo alto de aquel tablao, contemplaron la vitriólica mirada de Mateo Morral, el anarquista catalán que quiso matar el día de su boda a los Reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia, al lanzar una bomba envuelta en un ramo de flores. Por suerte para Anita, sus ojos no se cruzaron con los del regicida, sino con un monarca de un reino lejano. Así escribió su propio cuento de Las Mil y una noches al casarse con Jagatjit Singh, maharajá de Kapurthala. Nuestra historia reciente en un zapateao.

Hoy en día, la España cañí sigue seduciendo. Ahí está la Feria de Abril, acariciando sus mil leyendas, copando titulares dentro y fuera de España, para disgusto de Bécquer que, en 1869, la consideró un ejercicio de demasiada modernidad: «Sobre las ruinas de las tradiciones típicas y peculiares de Andalucía se ha levantado la feria de Sevilla», escribió. Luego, en mayo, llega la del caballo. En Jerez de la Frontera, donde la endogamia ha hecho posible un difícil experimento antropológico: los mismos ocho apellidos jerezanos. Domecq Domecq Domecq… Allí, de nuevo, el cante y el baile son auténticos protagonistas. No es extraño que esta cultura se exporte cada vez más a medida que nosotros mismos rechazamos nuestros propios estereotipos. Por ello, es fácil que en Japón se venda jamón de bellota, se tomen churros con chocolate y se baile flamenco, mientras que aquí, en Madrid, nos proponemos reformar el Café Gijón o cerrar Embassy y Jockey.

Anita Delgado, pintada por Henry Gervex Peltier.

Anita Delgado, pintada por Henry Gervex Peltier.

No hay duda: el duende, esa cosa mágica que da caza al artista cuando se sube a un escenario y que La Piriñaca definió como «cantar y que la boca te sepa a sangre», es políglota y habla cualquier idioma. Que se lo digan a Elon Musk. El fundador de Tesla y actual propietario de la red social X tenía una tía que triunfó por los tablaos de media Europa con el nombre de La Inglesita. Naturalmente, no era inglesa, sino canadiense. Se llamaba Lynne Haldeman y su hermana, la modelo Maye Musk, contó su interesante historia en Vanity Fair. «Aprendió a bailar en Sudáfrica, donde vivíamos; era tan buena que su profesor la animó a viajar a España, la cuna del flamenco, y llegó a estar de gira por Europa». Luego llegó el olvido… y la muerte. Lynne falleció en Canmore en 2010, un pueblo de Canadá que parecía puesto por el mismo Chiquito de la Calzada. Bromas del destino. La vida se hace demasiado dura sin un poco de humor.

Pepita de Oliva.

Pepita de Oliva.

Otra bailaora de leyenda fue Pepita de Oliva, una malagueña que triunfó con sus apasionadas interpretaciones en el imperio austrohúngaro y sus trajes flamencos de grana y oro. Su nieta, la escritora y jardinera Vita Sackville-West, escribió su fascinante historia mientras intercambiaba cartas de amor con Virginia Woolf, una de sus muchas amantes, y levantaba un frondoso jardín en su castillo de Kent, en Reino Unido. Era tan popular que Johann Strauss II compuso una polca en su honor.

En 2025, se cumplirán cien años de la muerte de John Singer Sargent. Cuando vino a España, el pintor se quedó prendado de una bailaora llamada Carmencita, a la que inmortalizó en dos de sus cuadros. No fue el único en plasmar sobre lienzo a esta artista almeriense que triunfó especialmente en Estados Unidos durante el siglo XIX. William Merritt Chase y James Beckworth también la dibujaron. Más recientemente, Charo Baeza, una de las mujeres de Xavier Cugat, ha patentado un flamenco destilado que la ha hecho famosísima en USA. Incluso, ha sido profesora de Pamela Anderson a quien, sin lograr la difícil empresa, le advirtió: «Pamela, when I teach you flamenco, don’t look down. Anyway, you can not see your feet with your big maracas (Pamela, cuando yo te esté enseñando flamenco, no mires abajo. De todos modos, no puedes verte los pies con esas grandes maracas)».

Charo Baeza, en su Instagram.

Charo Baeza, en su Instagram.

Quizá tengan que venir de fuera para decirnos lo afortunado que somos de vivir rodeados de tanta belleza. Lo contaban perfectamente Bernarda y Fernanda de Utrera, dos de las mejores cantaoras de flamenco que ha dado el arte de España. Un día, en Nueva York, sintieron un gélido escalofrío ante un público desconocido. Se preguntaron qué hacían allí, tan lejos de su tierra, pero, antes de que sonara la guitarra de Paco del Gastor, alguien soltó: «¡Vivan los mostachones de Utrera!». De súbito, envueltas por el eco de aquellas palabras, se sintieron como en casa.

Lo último en Estilo

Últimas noticias