El último verano de don Juan Carlos
Este es un verano distinto que nunca olvidaremos. Pandémico, en alerta sanitaria por la Covid-19, miles de fallecidos en todo el mundo, nuevos contagios y con la economía agonizando. Verano radicalmente distinto a los anteriores para el rey Juan Carlos también. Todos los periódicos, digitales como OK Diario, programas de televisión, de radio e informativos dedican incontables páginas y minutos a sus presuntas comisiones, cuentas fuera de España y regalos a sus amigas extramatrimoniales. Tanto tiempo intocable y ahora, fuego a discreción. Pendientes desde hace casi dos semanas de un comunicado que anuncie el último movimiento contra el rey Juan Carlos, pasan los días, se infla el globo a pleno pulmón y la denostada imagen del rey Padre se arrastra por todo tipo de mentideros. El pasado miércoles 15 de julio, una voz al otro lado del teléfono me alertaba: “quieren echarlo definitivamente y lo van a comunicar en pocos días”. La decisión final la tomará su hijo, el rey Felipe VI, según la filtración que se pasea ya por todas las redacciones.
Este podría ser el último verano del rey Juan Carlos en el Palacio de la Zarzuela / Gtres
¿Cómo que quieren echarlo definitivamente? Pensaba que ya estaba out. Hace seis años que abdicó. El proceso fue penoso para él. El camino hasta el Trono fue muy duro y en sus libros no entraba abdicar. Siempre defendió que nunca renunciaría, pero lo hizo. Tuvo que hacerlo después de compartir sus inquietudes y dudas con personas de su confianza. Sus escándalos amorosos, Botsuana, Noos, Urdangarin y la estabilidad de la Corona. Fuerza mayor. En la memoria, a fuego, su gélida llegada a Madrid desde el exilio con 11 años para formarse a las órdenes del dictador Franco, en noviembre de 1948. Años duros de soledad y obligación. Sería el sucesor de Franco a título de Rey, dejando dolorosamente atrás a su padre, don Juan de Borbón. Órdenes de arriba. Majestad, ¡Por España, todo por España!
Felipe VI se encuentra en una delicada posición / Gtres
La complicada Transición, su aplaudido papel durante los momentos clave de los últimos 40 años en España son inamovibles. El presente, sin embargo, es desolador. En marzo pasado, en un comunicado sorprendente, su hijo, el rey Felipe VI, se desmarcaba públicamente de su padre, renunciaba a su herencia y le retiraba su asignación anual. Fue la respuesta a las informaciones periodísticas que le situaban como beneficiario de las fundaciones Zagatka y Lucum, investigadas por la fiscalía suiza en relación con un posible cobro de 100 millones de comisión por el contrato y adjudicación del Ave Meca-Medina a un consorcio de empresas españolas, por parte de don Juan Carlos. El rey Felipe actuó; fue tajante, pero quieren más. La información sigue fluyendo y se desangra en detalles de cada transferencia, una fortuna fuera de España, millones de euros yendo y viniendo de paraíso fiscales a cuentas suizas, a manos de señoras que le hicieron, no hay duda, perder el norte para siempre. La familia, rota, pero es Moncloa quien azuza. No soy analista política ni pretendo serlo, pero sí española y periodista y me interesa saber qué hay detrás de toda esta cortina de humo que disparan contra un Rey retirado. Lo quieren fuera de la Zarzuela, sede de la Jefatura de Estado. Ya saben que las coletas no encajan bien en una Corona. Es lo que hay; lo que tenemos. De nuevo el hijo que tiene que sacrificar al padre, ¿más? Órdenes de arriba.
Don Juan carlos y don Felipe en uno de sus últimos actos conjuntos / Gtres
Pienso en don Felipe e imagino su lucha descarnada entre el hijo y el Rey que es. De momento, parece que se retrasa la comunicación oficial. Las prisas no tienen sentido. La decisión sería instar a don Juan Carlos para que el Palacio de la Zarzuela deje de ser su residencia; que se vaya a vivir a otro lado, hablando en plata, y, además, retirarle el tratamiento honorífico de rey que se le concedió antes de su abdicación en junio de 2014. El octogenario rey se resiste. Sabe por dónde vienen los tiros. ¿Y doña Sofía? Don Felipe no lo va a permitir. Con su madre, no. Dar salida a esta crisis es realmente complejo. Muchos entienden que se olvidan de la presunción de inocencia del ex Jefe del Estado. Entiendo que la investigación debe seguir hasta el final, pero no con ello olvidar el valioso legado histórico de un rey que lideró, de manera ejemplar, la transición a la democracia que hoy disfrutamos. Don Juan Carlos fue “más que el motor del cambio fue el referente tranquilizador para que el cambio fuera posible”, en palabras de Felipe González, primer presidente socialista tras la dictadura franquista. El padre del Rey pasa por los peores días de su vida, a sus 82 años con la salud deteriorada y el ánimo por los suelos.
Don Juan carlos podría dejar de disfrutar de muchas de sus aficiones, al menos, en España / Gtres
Don Felipe libra una dura batalla contra los elementos, que en este caso no son inclemencias meteorológicas contra una Armada Invencible, sino los enemigos de la Monarquía. Ya ha puesto a su padre en su sitio. Le ha despojado de sueldo, ha renunciado a su herencia y renegado de él públicamente. Hace tiempo que lo ha apartado de su camino. Los Reyes continúan esta semana con su programa de visitas a la totalidad de Comunidades Autónomas que iniciaron al finalizar el estado de alarma provocado por la crisis sanitaria. Es un verano distinto, desde luego. Duro, triste y raro. Para don Juan Carlos será el último de tantos. Moncloa azuza. Quizá, el último en la Zarzuela.