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Han pasado ya tres años desde que Meghan Markle se convirtiera en madre primeriza. El 6 de mayo de 2019 nacía el primer hijo de los duques de Sussex, Archie Harrison. Un nacimiento que, como marca la tradición, fue anunciado según el protocolo, a las puertas del Palacio de Buckingham, pero sin darse más detalles de los habituales. Es más, aunque al cabo de los días la pareja se ofreció a posar en Windsor para los medios, no dio más información que la que ya se sabía.
Y es que, la llegada al mundo de Archie no tuvo nada que ver con los nacimientos de sus primos, los hijos de los duques de Cambridge y la estrategia que siguieron los duques de Sussex fue, sin lugar a dudas, el precedente claro de las intenciones que la pareja mostraría tiempo después.
A pesar de que durante un tiempo el príncipe Harry y Meghan Markle fueron dos miembros más de ‘La Firma’, comprometidos con la institución, en el momento en el que se tuvo noticia del embarazo de la Duquesa, la situación cambió. De hecho, el estilismo por el que optó Meghan en la boda de Eugenia de York en octubre de 2018 ya hizo saltar las alarmas sobre un posible embarazo, lo que, de alguna manera, eclipsó el gran día de la prima de Harry. Tardarían apenas unas horas en hacer pública la noticia, justo a su llegada a Australia para su primera gran gira.
Sin embargo, pese a que el embarazo transcurrió de una manera más o menos normal, asistiendo a compromisos y sin desvincularse de la agenda, el secretismo en torno al nacimiento de Archie, del que no se dieron detalles y el hecho de que el bautizo también fuera totalmente privado comenzó a ser el sello de identidad de la pareja. Tras muchos rumores y especulaciones, tiempo después se sabría que el pequeño no había nacido en casa -como en principio se había apuntado-, sino que lo hizo en el Portland Hospital, el mismo que eligió Sarah Ferguson. En lo que respecta al bautizo, se distribuyeron dos imágenes oficiales, pero nunca se publicaron más fotografías de la ceremonia, ni siquiera se confirmó el nombre de los padrinos.
Una actitud completamente opuesta a la de, por ejemplo, los duques de Cambridge, que posaron a las puertas del Hospital St. Mary de Londres con sus respectivos hijos en cada uno de los embarazos de Kate Middleton. Es más, a lo largo de estos años apenas se han visto imágenes de Archie, más que en momentos muy puntuales y siempre vinculadas a alguna iniciativa concreta que quisieran promocionar los Sussex.
Apenas unos meses después del nacimiento de Archie, los Sussex se trasladarían a Canadá para lo que, en un principio, era una temporada de descanso. Un movimiento que acabó siendo parcialmente definitivo, cuando en el mes de enero de 2020, poco antes del primer cumpleaños de su hijo, anunciaron su salida de ‘La Firma’, para disgusto de la Reina Isabel -además de que generaron una gran polémica-.
Los dos primeros cumpleaños del pequeño se han caracterizado por el mutismo absoluto. Desde que se instalaran en California, la pareja ha medido al máximo sus apariciones públicas y aunque Harry sí que ha tenido que regresar en contadas ocasiones al Reino Unido, de Meghan solo se sabe que se ha reunido en privado con la Reina aprovechando el viaje a los Invictus Games. Una reunión en la que no han estado ni Archie ni Lilibet, a quien la monarca, por cierto, no conoce.
Según fuentes cercanas a los Windsor, los duques de Sussex han prometido a la Reina que podrá ver a sus dos hijos, pero esto es algo que tiene que producirse en el Reino Unido, ya que la monarca ya lleva mucho tiempo sin hacer viajes internacionales y, además, sus movimientos son restringidos debido a su estado de salud.
A pocas semanas de que tenga lugar el Jubileo de Platino, los rumores sobre la presencia de los Sussex y sus dos hijos al margen del conflicto que Harry mantiene con el Gobierno por temas de seguridad, podrían confirmarse. Una oportunidad perfecta para que la Reina, que siempre ha tenido a Harry entre sus preferidos, pueda reencontrarse con Archie y conocer a Lilibet.
Por el momento no ha habido información oficial a este respecto, aunque la duda planea seriamente sobre este importante acontecimiento. Habrá que esperar aún unas semanas a ver si los Sussex cumplen su promesa en el Jubileo o si, por el contrario, demoran más este encuentro, con vistas quizás al verano en Balmoral. No hay que olvidar, no obstante, que el tiempo juega en su contra ya que, pese a su inquebrantable voluntad y férreo compromiso, la Reina Isabel no deja de tener noventa y seis años y un estado de salud cada vez más delicado.