Casa Real

FIGURA CLAVE

La princesa Ana, el apoyo fundamental de la monarquía de Carlos III

La princesa Ana celebra su 74 cumpleaños en un momento delicado para la Corona

Es una de las figuras fundamentales de 'La Firma'

  • Andrea Mori
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Ni Camila, ni tampoco Kate Middleton. La verdadera escudera y confidente del rey Carlos III es su hermana, la princesa Ana. La princesa real es, a día de hoy, la mujer que mejor conoce al monarca y quien más tiempo ha pasado a su lado. Nacida apenas dos años después de él, Ana y Carlos tienen un vínculo muy especial que se remonta a su infancia, a sus primeros años de vida, ya que pasó una década hasta que la Reina Isabel diera a luz al tercero -y dicen que favorito- de sus hijos, el príncipe Andrés.

Quizás por eso, porque ambos son de la misma generación y han tenido que criarse con una madre dedicada por completo a su obligación como reina, Carlos y Ana han forjado una relación más estrecha que con sus otros dos hermanos, que pertenecen a una generación posterior. Precisamente de ella, y también del príncipe Felipe, el monarca y su hermana aprendieron la importancia del compromiso con la institución, y la máxima de que el deber está por encima de todo. Una idea que la princesa tiene muy interiorizada. De hecho, ella suele ser la royal que, año tras año, cumple con más compromisos oficiales y tiene una agenda más intensa. Algo que ya ocurría en tiempos de la Reina Isabel y que se mantiene ahora, desde que su hermano se ha convertido en el nuevo jefe del Estado.

La princesa Ana, en un acto oficial. (Foto: Gtres)

El verdadero pilar de ‘La Firma’

A sus ya 74 años, la princesa Ana sigue siendo un miembro esencial para la institución. Su sentido del deber y su compromiso con la Corona son incuestionables, tanto que, a pesar de su reciente accidente con un caballo, la hermana del rey Carlos III ya ha ido retomando sus compromisos, y la hemos visto en varios actos en los Juegos Olímpicos de París y en otras citas.

La hermana del monarca sufrió un accidente en su casa de Gloucestershire y permaneció casi una semana ingresada, pero, tardó apenas dos semanas en volver a la agenda, eso sí, de manera pausada. Ella misma declaró que no recordaba nada del accidente y se mostró con muy buen aspecto y animada.

La princesa Ana, junto al rey Carlos III. (Foto: Gtres)

En un momento clave para la monarquía, con la princesa de Gales aún centrada en su tratamiento para el cáncer y el rey Carlos III habiendo pasado por la misma enfermedad, Ana es, probablemente y con permiso de los primos de la Reina Isabel que aún están en activo, la royal con más experiencia dentro de la institución. Una experiencia y un saber hacer que la convierten en un elemento esencial para la Corona, además de en un espejo en el que podría mirarse muy de cerca la princesa Carlota.

Un espejo para Carlota

La única hija de los príncipes de Gales podría ser la próxima princesa real, aunque algunas fuentes aseguran que el rey Carlos III quiere que su nieta lleve también el título de duquesa de Edimburgo, en homenaje a su padre y a la Reina Isabel. Sin embargo, como hija mayor -y única- del futuro rey, Carlota está destinada a seguir los pasos de su tía abuela como princesa real. Un título que podrá recibir cuando Ana muera. Mientras tanto, tiene mucho que aprender de ella, de su compromiso, su manera de hacer las cosas y su sentido del deber, así como de su especial vínculo con el rey Carlos III, que podría ser un reflejo de su propia relación con el príncipe Jorge. 

La princesa Ana, en los Juegos Olímpicos de París. (Foto: Gtres)

Una confidente sincera

Precisamente por esta estrecha relación con el monarca, Ana no tiene reparos en decir lo que piensa. Aunque se mantiene fiel a la institución y acata las decisiones del monarca, la princesa tampoco oculta sus reflexiones o pensamientos, o incluso es capaz de hablar con libertad de cómo ve ella la institución.  o en darle consejos al rey Carlos III si es necesario. Por ejemplo, hace algunos meses, cuando se empezó a hablar de la idea del monarca de reducir el número de miembros con capacidad de representar a la Corona, la princesa dijo abiertamente que no le parecía buena idea, ya que son muchos los compromisos a los que hay que dar respuesta. Una acertada reflexión, si se tiene en cuenta que la enfermedad de Kate Middleton y el cáncer del rey Carlos III han puesto sobre la mesa las debilidades de una monarquía excesivamente reducida.

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