Missing Charlène: las pruebas que apuntan a que su matrimonio con el Príncipe Alberto no va bien
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Los rumores de crisis entre el Príncipe Alberto de Mónaco (65) y Charlène Wittstock (46) no cesan. Esta misma semana, de hecho, la pareja se convertía nuevamente en portada de la revista Royaute, que anunciaba directamente su divorcio. «Mónaco se pregunta. ¿La marcha de Charlene? Se dice que la pareja principesca está al borde de la separación», se podía leer en la publicación.
Una información que en la mañana de este viernes, la Casa Real de Mónaco, esta vez sí, quiso desmentir. «Me gustaría negar formalmente los rumores maliciosos difundidos por la revista francesa Royauté. Por favor, ignoren este artículo que es totalmente infundado. No es periodismo», aseguró Nicolas Saussier, jefe de la oficina de prensa del Príncipe Alberto. Pero, ¿qué hizo que se lanzara y diera por cierta la noticia?
Corrían las 11:55 horas del pasado 15 de marzo cuando la Banda Musical del Arma de los Carabinieri, con motivo de la celebración del 65 cumpleaños de Alberto II, se agolpaba a las puertas del Palacio Principesco para tocar el cumpleaños feliz al soberano monegasco. El Príncipe Alberto salía entonces al balcón junto a sus dos hijos en común con la Princesa consorte de Mónaco, Jacques (8) y Gabriella (8), para dar las gracias a los militares y saludar a los ciudadanos y turistas, también allí presentes, que quisieron trasladarle su cariño.
En este sentido, si bien es cierto que la familia Grimaldi al completo salió a almorzar y disfrutó ese día de una actuación teatral realizada en exclusiva para la ocasión, La bruja en el armario de la escoba, la ausencia de la ex nadadora en la escena descrita anteriormente llamó poderosamente la atención y reavivó los rumores de una posible crisis en el matrimonio. Pues últimamente, Charlène, había permanecido junto a su marido tanto en actos de agenda, como en otros de índole más privada; como en la Semana de la Moda de Montecarlo, viajando junto a sus hijos a Noruega para visitar una exposición, asistiendo a la gala de la Cruz Roja o reuniéndose con el Papa Francisco.
Sea como fuere, lo cierto es que el matrimonio de los soberanos ha estado en entredicho desde sus mismos inicios, cuando se publicó que la Princesa Charlène había intentado poner fin a su enlace pocos días antes de que este se produjera, el 2 de julio de 2011, luego de que se enterara de una infidelidad por parte de Alberto durante su noviazgo, de la que nació un hijo ilegítimo.
Después de aquello, el hecho de que Charlène haya faltado a muchos de los actos que se han celebrado en el principado, ha dejado entrever que el suyo no es un matrimonio feliz. Ni siquiera tras el regreso a Mónaco de Charlène tras permanecer una larga temporada en Sudáfrica debido a la grave infección de ORL que le fue diagnosticada en 2021 tras una visita para evitar la caza furtiva por el continente africano. «De viaje por el continente africano en el marco de una misión de conservación de la fauna, S.A.S. la Princesa Charlene sufre una infección ORL que no le permite viajar», anunciaron entonces desde Palacio.