El inesperado beso del príncipe Alberto a Charlene de Mónaco que demuestra cómo está su relación

El pasado sábado 19 de julio, la familia real monegasca al completo se ha reunido en torno a la figura del príncipe Alberto. La plaza de Le Palais Princier ha sido el escenario que ha acogido el cónclave de los Grimaldi para celebrar los 20 años de Alberto de Mónaco en el trono del Principado. Una cita que ha dejado patente la buena e inquebrantable relación que mantiene el linaje mencionado. Hacia las siete de la tarde, ha dado comienzo el acto. Un desfile encabezado por el protagonista, acompañado de su esposa, Charlene de Mónaco, y sus hijos, los pequeños Jacques y Gabriella, y al que también se han unido Estefanía y Carolina de Mónaco, las hijas de esta última, Alexandra de Hannover y Carlota Casiraghi, y algunos de los benjamines de la saga, entre otros miembros.

En el transcurso de los acontecimientos, ha habido un guiño que ha llamado profundamente la atención. El príncipe Alberto ha profesado un gesto de cariño a su mujer y le ha dado un beso en la mejilla. Ha actuado de igual forma con sus hijos. Una actitud muy poco frecuente entre miembros de la realeza, que no suelen mostrar su amor en público. Un hecho que ha sucedido tras los pertinentes discursos, uno por parte del alcalde de la ciudad y otro pronunciado por el homenajeado, completamente arropado por su círculo más íntimo.

Para la ocasión ha seleccionado un traje de chaqueta azul con una camisa clara y una corbata muy simbólica, ya que estaba estampada a rayas con los colores de la bandera del Principado. Posteriormente, todos ellos se han dado un gran baño de masas y han mostrado su lado más amable y cercano con los niños locales que se acercaron para presenciar el acto.

El look de Charlene de Mónaco

Para esta jornada cargada de emoción, la cónyuge del protagonista ha optado por lucir un vestido en color rosa empolvado firmado por la prestigiosa casa de alta costura fundada por Óscar de la Renta. Con un detalle asimétrico de encaje con motivos florales en el bajo y sin mangas, la elección contaba con un cinturón estrecho y forrado de la misma tela que enmarcaba su figura.

Como complemento, la princesa se ha decantado por unos cómodos zapatos de tacón kitten en color blanco y ha sujetado su pelo con un discreto recogido bajo. A su lado, en todo momento, han estado sus vástagos, Jacques y Gabriella. Los retoños, que están plenamente involucrados en las tareas de la casa real, han lucido impecables y con un comportamiento ejemplar durante todo el evento. Traje clásico con corbata con dibujos geométricos en tonos oscuros para él y vestido de blonda calada por debajo de la rodilla y con vuelo para ella. Junto al estilismo, la niña ha añadido flores que adornaban su cabeza en colores claros y perfectamente engarzadas en la trenza que hacía de diadema.

La apuesta de Carolina de Mónaco

Como no podía ser de otra manera, el look de Carolina de Mónaco ha acaparado muchas miradas. Fiel a su estilo elegante, ha inclinado por defender un vestido mini de corte imperio en color champagne que adornaba su parte superior con una especie de chaquetilla cuajada de lentejuelas rematada con tres botones forrados. La falda estaba compuesta de minivolantes que aportaban volumen a la zona inferior.

Con su ya habitual sofisticación, ha abierto su joyero y ha lucido imponentes joyas. Los pendientes tenían como protagonistas dos grandes perlas colgadas de un aro de oro blanco y diamantes. Para adornar su escote, ha llevado en una cadena al cuello una luna minimalista pero repleta de brillantes. A modo de accesorio, ha portado el icónico bolso 2.55 de la maison de lujo parisina Chanel, su firma de cabecera y la de su hija.

Carlota, por su lado, defendió un impecable vestido bicolor marfil y negro de escote cuadrado y lució su melena recogida con un moño alto desenfadado. Alexandra, la hija de la mencionada con Ernesto de Hannover, también ha acompañado a la familia y haciendo gala de la clase que ha heredado de su progenitora ha apostado por un vestido corto de tweed multicolor cortado debajo del pecho y con escote halter, que daba protagonismo a sus hombros.