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El escondite perfecto de la infanta Cristina

La infanta Cristina e Iñaki Urdangarin
La infanta Cristina e Iñaki Urdangarin en un fotomontaje de LOOK

Con casi 123 hectáreas y situada entre los términos municipales de Muñopedro y Labajos, en Segovia, se levanta una finca que, por su extensión, resulta famosa para los vecinos de ambas localidades. Pertenece a José María Álvarez de Toledo, conde de la Ventosa, y a su esposa, Rita Allendesalazar, conocida por ser la íntima amiga de Elena de Borbón y Grecia, su mano derecha, su más leal compañera. En esta finca se refugió la primogénita de los eméritos cuando “cesó temporalmente su convivencia” con Jaime de Marichalar en 2007 y aquí podría esconderse, si así lo quisiera, su hermana la infanta Cristina, que hallaría en este enclave segoviano todo lo que necesita para hacer frente al que ya es el capítulo más amargo de su vida: proximidad a la cárcel de Brieva, donde este lunes ha ingresado su marido, Iñaki Urdangarin, y privacidad, mucha privacidad.

Aunque la amistad entre Rita y doña Elena es mucho más profunda y, por ende, más conocida, lo cierto es que Allendesalazar también mantiene un estrecho vínculo con doña Cristina como miembro de la Familia Real. El padre de Rita era José María Allendesalazar, conde de Montenfuerte y de Alpuente y marqués de Santa Cristina y Casariego, y hasta su fallecimiento, en 1983, fue jefe de protocolo de Casa Real y además mano derecha del Rey Juan Carlos. La cercanía entre los dos hombres provocó que entre los hijos de ambos también se estrechara una gran amistad y, actualmente, aunque de todas ellas la más fuerte es la de Rita y doña Elena, no se puede obviar que en caso de necesitarlo, Allendesalazar también se convertiría en un gran apoyo para doña Cristina. La lealtad de la condesa de la Ventosa hacia la institución monárquica es un hecho y allí está siempre que se la necesita.

Finca de José María Álvarez de Toledo, conde de la Ventosa, y Rita Allendesalazar / catastro.meh.es

Ella sería la mejor anfitriona para una exduquesa de Palma, cuyo objetivo es a día de hoy que su primera visita a la cárcel de Brieva pase lo más inadvertida posible. Es la escena más humillante -más que el paseíllo de los Juzgados de Palma si cabe- que una infanta de España puede protagonizar y ella lo sabe. Necesita un buen refugio en el que esconderse durante sus estancias en España y la finca de Rita Allendesalazar se postula como una gran opción. De hecho, este lugar también ha sonado como posible refugio del propio Iñaki en las horas previas a su ingreso en prisión, esas en las que se le perdió la pista tras su aterrizaje en Madrid.

La amplísima hacienda se ubica a poco más de media hora de Brieva, pertenece a un municipio de apenas 300 habitantes y su localización, a cuatro kilómetros de la urbe y en pleno pinar, la convierte en un búnker inquebrantable. “Es imposible llegar si no te conoces la zona. Además, aquello es enorme”, cuenta uno de los vecinos. Tal y como ha podido saber LOOK, a lo largo de las 123 hectáreas de terreno, se levantan hasta nueve inmuebles con piscina, pistas deportivas y otros servicios, que podrían alojar a la infanta Cristina y a todo su séquito sin que su presencia levantara ninguna sospecha. De hecho, cuando allí se ha hospedado doña Elena el pueblo no tenía conocimiento de ello a menos que la protagonista así lo quisiera personándose sin reticencias en alguno de los pocos locales del municipio. “Doña Elena sí que ha venido alguna vez al pueblo, pero lo normal es que no nos enteremos porque se quedan en la finca. Allí tienen de todo”, apostillan los vecinos de Muñopedro.

A 113 kilómetros de Madrid

La cárcel de Brieva llevaba días sonando con fuerza como la elegida de Iñaki Urdangarin y finalmente así ha sido. En ella gozará de una gran intimidad por ser el único recluso varón (en un módulo especial aislado) de una cárcel de mujeres y además, logísticamente, goza de una buena comunicación. Está a 113 kilómetros de Madrid, donde ha de volar la infanta Cristina desde Ginebra, y este recorrido puede llevarse a cabo en poco más de hora y media, lo que hace viable que, en caso de así necesitarlo, doña Cristina pueda ir y volver de la cárcel en un día. No hay necesidad de pernoctar en España, ese país que la obligó a exiliarse hace ya cinco años.

Ginebra-Brieva Brieva-Ginebra en un solo día es una opción abierta para doña Cristina, obsesionada con mantener en secreto sus próximas visitas al centro penitenciario de Urdangarin, pero desde luego es una alternativa muy agotadora. En caso de optar por algo menos fatigoso, entra en escena su amiga Rita Allendesalazar y su finca de Muñopedro, un enclave espectacular a la altura de las expectativas de la exduquesa de Palma.

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