DESVELAMOS EL MISTERIO

¿Por qué Kate Middleton no debería llevar el anillo de Diana?

Kate Middleton
Kate Middleton con la sortija de Diana / Gtres
  • Andrea Mori
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Inminente petición de mano en Gran Bretaña. Según apuntan medios ingleses, Meghan Markle y el príncipe Harry están ‘en capilla’ pero, el hijo pequeño se enfrenta a un problema logístico. No tiene anillo de pedida ¿Por qué? Es sencillo, Kate Middleton lleva la sortija que, por derecho, habría de lucir Meghan.

A pesar de haberse quedado el reloj de su madre, Guillermo utilizó la sortija por ser el primero en comprometerse / Gtres

A la muerte de la princesa Diana, Guillermo y Enrique conservaron cada uno de ellos un recuerdo de su madre a su elección. El actual duque de Cambridge decidió quedarse con un reloj de Cartier, mientras que Enrique hizo lo propio con el anillo de pedida que hoy luce Kate Middleton. ¿Cuál es el motivo para que sea la Duquesa quien porte tan valiosa pieza?

Kate Middleton

Kate Middleton rindió tributo a la que hubiera sido su suegra con un look en tonos azules / Gtres

La explicación es concreta. Los hermanos llegaron a un pacto: Quien primero se comprometiese tendría derecho a ofrecer el anillo a su prometida. Ahora que Enrique podría pensar en casarse, se enfrenta a un dilema al que varios expertos ya han encontrado solución. El Príncipe podría optar por reconvertir una de las diademas de Diana, la de esmeraldas y diamantes, en una bonita sortija. ¿Cuándo saldremos de dudas?

Diana de Gales

Enrique podría utilizar una de las diademas de su madre para convertirla en una sortija para Meghan / Gtres

Valorado en casi 400.000 euros, el anillo de pedida de Diana esconde una bonita historia detrás. La pieza fue adquirida en 1981 por el príncipe de Gales al prestigioso joyero Garrard, que era proveedor oficial de la Casa Real. Fue la propia Diana la encargada de elegirlo y el modelo era muy parecido al broche que el príncipe Alberto regaló a la reina Victoria antes de su boda en 1840. Victoria lució el broche como su «algo azul» durante la ceremonia y se convirtió en uno de sus accesorios fetiche hasta la muerte de su marido en 1861. Tras la muerte de la Reina, el broche pasó a convertirse en una reliquia de la Corona, tanto es así que Isabel II lo ha lucido en ocasiones especiales, como el bautizo del príncipe Guillermo o el viaje oficial de los Kennedy.

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