Última voluntad

¿Qué es un testamento ológrafo? La prueba de Ana Obregón

Ana Obregón y Alessandro Lequio con su hijo / Gtres
Ana Obregón y Alessandro Lequio con su hijo / Gtres
  • Elena Boluda
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Si la noticia de la supuesta maternidad de Ana Obregón fue una bomba que estalló en la crónica social, el motivo no fue para menos. Tal y como contó la actriz, este movimiento lo llevó a cabo justo el día que tuvo que despedirse para siempre de su hijo, y con el objetivo de continuar con su legado. Al parecer, era la última voluntad de Aless Lequio antes de morir: formar una familia aunque ya no estuviera en vida.

Y así ha sido. Mientras luchaba contra el Sarcoma de Ewing, Aless congeló su esperma para poder tener hijos en un futuro. Ahora, tres años después, Ana Obregón ha cumplido su deseo, el cual supuestamente manifestó en un testamento ológrafo delante de su padre y su madre. Pero, ¿qué hay de cierto en todo esto? La realidad es que no se sabe 100% si esto ocurrió, lo que sí se sabe y así lo ha querido expresar Alessandro, es que este tipo de testamento no es hablado, tal y como informó Obregón, sino escrito. Un detalle en el que nadie había caído antes.

Omar Suárez hablando de Ana Obregón en 'Sálvame'. / Telecinco

Omar Suárez hablando de Ana Obregón en ‘Sálvame’. / Telecinco

Según manifiesta la RAE, el concepto ológrafo hace referencia a «un testamento o una memoria testamentaria, de puño y letra del testador» o «escrito de mano del autor». Es decir, que la última voluntad de Aless no habría sido hablada, como dijo su madre, sino escrita. Cabe recordar que un testamento consiste en un documento en el que una persona expresa sus últimas voluntades y cómo quiere que queden repartidos sus bienes. Aunque hay varios tipos (abierto, cerrado…), en esta ocasión nos centraremos en el ológrafo. Según el Código Civil, este testamento tiene que ser escrito a mano y firmado por el testador y su regulación se encuentra en el artículo 688.

Ana Obregón y Aless Lequio paseando. / Gtres

Ana Obregón y Aless Lequio paseando. / Gtres

Ventajas y desventajas

Un testamento ológrafo es sencillo, ya que puede ser escrito por cualquier persona mayor de edad, agregando la fecha y el lugar. Además, no requiere trámites costosos y sirve como recurso para una persona enferma que no pueda acudir a una notaría. Y, por último, es un documento secreto que ofrece que nunca se conozca su existencia o contenido. Sin embargo, la característica se secreto puede ser una desventaja, pues si no hay constancia de él, puede que nunca se llegue a cumplir lo que el fallecido desea. Además, en numerosas ocasiones es muy complicado comprobar la autenticidad del testamento, dando la posibilidad de que sea impugnado por algún heredero.

Ana Obregón con su hijo Aless en Miami / Gtres

Ana Obregón con su hijo Aless en Miami / Gtres

Y, entrando en este último punto, se puede impugnar el testamento ológrafo por diversas razones. La primera porque no cumpla con el reparto de la herencia legítima de la forma en que lo dispone la ley; en segundo lugar porque tenga algún defecto de forma; en tercer lugar por considerarse que el testador no estaba en la capacidad de obrar en el momento en que lo hizo; y en cuarto lugar porque algunas de las personas interesadas conozca que el fallecido haya sufrido amenazas o coacción para redactar sus últimas voluntades.

Ana Obregón, Aless Lequio y Alessandro Lequio. / Gtres

Ana Obregón, Aless Lequio y Alessandro Lequio. / Gtres

¿Cómo hay que actuar?

El testamento ológrafo se debe presentar ante un notario en un plazo de 10 días después de que fallezca el testador. A partir de ese momento, se llevan a cabo una serie de trámites: comprobación de la autenticidad, presentación de testigos y la emisión de acta por parte del notario. Este documento perderá su validez si transcurren cinco años desde el fallecimiento del testador y no se ha procedido a realizar el proceso de validación y apertura.

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