Telma Ortiz brilla entre ex presidentes: su reaparición más comentada junto a Felipe González y Aznar

Pocas veces se deja ver en actos públicos, pero cuando lo hace, Telma Ortiz recuerda que ser la hermana de la Reina Letizia no implica quedarse en un segundo plano. La menos mediática -pero nada invisible- del clan Ortiz ha reaparecido en un entorno donde, en principio, el futuro democrático y el protocolo eran los protagonistas: la entrega de medallas de honor del Consejo Empresarial Alianza por Iberoamérica (CEAPI) a Felipe González y José María Aznar. Un acto solemne, con nombres de peso y ambiente institucional, donde Telma ha encontrado su lugar con naturalidad, sin hacer ruido, pero sin pasar desapercibida.

Su aparición ha sido como siempre: puntual, silenciosa y efectiva. Telma no necesita discursos ni focos para que se hable de ella. Le basta con un paso firme, una mirada directa y un conjunto bien elegido. Esta vez, ha apostado por una fórmula ganadora (y familiar): top negro sin mangas y falda plisada de Mango con estampado. Nada de riesgo excesivo, pero tampoco insípido. Un look que recuerda inevitablemente a algunos estilismos de su hermana Letizia. Y sí, eso también forma parte del encanto: ver cómo, sin ser la Reina, Telma domina con soltura algunos códigos que la esposa del Rey Felipe VI ha hecho suyos.

El parecido entre Telma y Letizia ya no es solo físico -que también-, sino que parece extenderse a una manera compartida de cuidar la imagen y de entender cómo estar en lo público. Ambas proyectan disciplina, sobriedad y control, incluso en los pequeños gestos. En esta reaparición, Telma ha dejado ver una forma física muy trabajada, con unos brazos tonificados que inevitablemente recuerdan a los de su hermana, ya convertidos en seña de identidad. Un detalle que no pasa desapercibido, pero que, como todo en ella, aparece sin alarde, con naturalidad y elegancia.

Con todo, queda claro que Telma Ortiz ya no es aquella figura esquiva a la que perseguían los flashes cuando Doña Letizia subía al trono. Ha construido su propio perfil público, medido, dosificado, y tal vez por eso, más interesante. En la actualidad, Telma vive en una de las urbanizaciones más exclusivas de Madrid, junto a su pareja, el abogado irlandés Robert Gavin Bonnar, y sus hijas: Amanda, nacida en 2008 de su relación con Enrique Martín-Llop, y Erin, nacida en 2021, fruto de su unión con Bonnar. Telma mantiene un perfil bajo, pero cada vez que asoma la cabeza, demuestra que sabe estar. Que sabe entrar. Y que, sobre todo, sabe cuándo salir.