Arranca la grabación de “En el nombre de Rocío”, en plena polémica familiar
Con un rotundo no me voy a callar más, Rocío Carrasco declaraba tras finalizar en junio pasado la emisión de la serie documental “Rocío. Contar la verdad para seguir viva”, que había llegado el momento de aclarar qué había vivido en los últimos 20 años y los motivos por los que se fue alejando de parte de su familia materna después de fallecer su madre, Rocío Jurado. Desde Chipiona, el lugar donde despidió a su madre 15 años atrás, en unas imágenes grabadas en la playa junto a la ermita de la Virgen de Regla, Rocío decidía que tras denunciar públicamente todo lo que vivió y sufrió durante su matrimonio y separación de Antonio David Flores, llegaba el momento de explicar la ruptura con parte de su familia materna. Esa ruptura por la que tanto se la cuestionado y que pocos alcanzaban a entender. Esa no relación “incomprensible” porque, claro, si todos coincidían en lo mismo, “algo habrá pasado, algo habrá hecho”. Más de uno y más de dos de esa parte de la familia Mohedano la ha cuestionado todos estos años y, sobre todo, se unieron al discurso de su exmarido, Antonio David Flores, quien protagonizó incontables declaraciones hablando mal de ella y dañando públicamente su imagen como madre de sus 2 hijos.
Carrasco ha declarado recientemente que está “fuerte” y que después de más de un mes trabajando en la preproducción comienzan a grabar. En el nombre de Rocío arranca en plena polémica. La familia, de nuevo contra Rocío. No sería novedad si tenemos en cuenta que lo que sí ha cambiado es la actitud de la protagonista de todas las críticas: ya no quiere callar más. De nuevo se expone y entiendo que sabe que no todo el mundo la entenderá, pero sigue adelante. Debe ser que le merece la pena. Merece que la escuchen. Quizá ya no pueda sufrir más. Según su terrible testimonio en la docu serie que emitió Mediaset de marzo a junio pasado, esta mujer puede que, efectivamente, no pueda sufrir más. Recordando los hechos que detalló en cada episodio, que no solo eran la versión absolutamente contraria a la que el padre de sus hijos fue narrando en los medios en los últimos años sino graves episodios que le dejaron secuelas psicológicas, entiendo que, quizá, Rocío haya pasado ya por lo peor, por los momento más duros. Ya tocó fondo. Su decisión de seguir adelante la sitúa de nuevo frente a una cámara para explicar cuál ha sido el papel de su familia, de parte de ella.
Rocío Carrasco/Gtres
Se trata de la familia mediática, los miembros más conocidos en los medios y que tras la muerte de su madre aterrizaron en los programas de televisión, y que, según ella misma ha declarado, menos la apoyó en sus años de sufrimiento junto al padre de sus hijos. Tanto su tío Amador, a quien me consta adoraba hasta que dejó de hacerlo, como su tía Gloria y su marido, José Antonio, portavoz del sentir de su mujer y de su interés propio, la han cuestionado y criticado sin ambages, en mi opinión. Bien es cierto que Gloria Mohedano solía mantenerse al margen públicamente. Era su marido, quien, en primera línea de fuego, atendía amablemente a los medios. No recuerdo ni una sola declaración positiva sobre Rocío Carrasco. Rosa Benito, exmujer de Amador Mohedano, ha sido la única que, aunque no siempre la ha apoyado en sus declaraciones, al menos no ha consentido ponerse de parte de Antonio David Flores, a quien su sobrina decidió denunciar en diciembre de 2016 tras muchos años de sufrimiento tanto durante el matrimonio como tras la separación. El procedimiento judicial fue sobreseído provisionalmente en noviembre de 2018 por la Audiencia Provincial de Madrid, decisión avalada por el Tribunal Supremo un año después. Carrasco solicitó la reapertura del caso tras un intento autolítico en agosto de 2019, después de una grave crisis en la que decidió que no podía más. Los Tribunales no vieron razón para reabrirlo. Se sintió abandonada por la Justicia, sin embargo, sigue creyendo en ella.
Rocío Carrasco en Chipiona, durante su docuserie / Telecinco
La tormenta mediática vuelve a estallar en su contra y parece que todo sigue igual. Todos en su contra. Por un lado, su hermana Gloria Camila Ortega le reclama judicialmente los tan comentados escritos de Rocío Jurado. Hay quien defiende que se trata de proteger la intimidad de su madre y, sobre todo, de su padre, Ortega Cano. Olga Moreno, la mujer de su exmarido, que protagonizó varias entrevistas en las que cuestionaba el papel de Carrasco como madre, obtiene luz verde judicial tras resolución de la Audiencia Provincia de Madrid que ha desestimado su último recurso en una demanda interpuesta por declaraciones que entendía atentaban contra su honor e intimidad. Pero lo que más duele es el posible problema con su hijo David por una querella que presentó su exmarido por impago de pensión alimenticia. Desde julio de 2016 vive con él tras decidir unilateralmente que no asistiría a la boda de su madre con Fidel Albiac (lo declaró en varias entrevistas anteriores a la celebración del matrimonio) y poco después le solicitó la pensión.
Rocío Carrasco está decidida y sigue adelante. Prepara pruebas, nuevos testimonios y algunos datos que descubrirán razones ocultas y motivos personales de todos y cada uno de los miembros que tras la muerte de su madre se unieron en su contra. Muchos años sin llamar, sin interesarse por cómo estaba pasando esos episodios terribles de su vida que le iban marcando día a día. Muchos años sola, sin ellos. Cuando parecía que Antonio David se había marchado de la vida de los Mohedano, tras su separación y divorcio, reptaba entre ellos sigilosamente. Ella ha callado sus motivos; son personales, pero en breve los hará públicos.