¿Qué le haría un médico estético a Pedro Sánchez? El cambio empieza en el pómulo
Tras su aparente fortaleza pública hay un tercio medio que se desmorona
Pómulos que ceden, colágeno que se agota y una arquitectura facial que pide auxilio
Hablamos con dos expertas que desvelan, sin tapujos, qué haría realmente la medicina estética para devolverle estructura
Gobernar desgasta. Y no solo políticamente. También físicamente. En los últimos meses, el rostro de Pedro Sánchez -53 años, presidente del Gobierno en funciones- se ha convertido en una suerte de espejo humano del estrés institucional: facciones más afiladas, ojeras marcadas, pómulos que han perdido su soporte natural, y un gesto que parece sostener, a la vez, responsabilidades, presión mediática y horas interminables de negociación.
Nada nuevo bajo el sol: la ciencia respalda que el cortisol, la hormona del estrés crónico, acelera la pérdida de colágeno, favorece la flacidez, provoca inflamación silenciosa y altera incluso la microcirculación facial. Traducido a lenguaje de belleza: el rostro se vacía, la piel se adelgaza, y el gesto se vuelve cansado aunque la mente siga firme y alerta.

La Reina Letizia y el presidente Pedro Sánchez en el 2018. (Foto: Gtres)
Pedro Sánchez: del “guapo” al rostro cansado
Es casi inevitable la comparación con sus primeros años en 2018: entonces lucía una mandíbula firme, un pómulo más lleno y un brillo atlético casi publicitario. Con el paso del tiempo, la imagen ha evolucionado. No es peor, pero sí más humana: refleja el desgaste visible de quien vive en permanente alerta y sin tregua en la agenda.
La doctora Elena García Jiménez, médico estético en la clínica Alejandro Segarra, lo resume así: «Con la edad, el volumen del pómulo desciende y empiezan a marcarse los surcos nasogenianos; es entonces cuando el rostro proyecta cansancio». Esto ocurre, explica, porque el soporte profundo se deteriora: «el hueso malar retrocede ligeramente y la grasa profunda se desplaza hacia abajo, de modo que la estructura pierde sostén».




Pedro Sánchez en la actualidad. (Foto: Gtres)
Por ese motivo -añade- el trabajo estético no se centra en la superficie, sino en el plano interno: «En medicina estética es fundamental actuar sobre el tercio medio, reposicionando el pómulo para restituir la arquitectura facial. No se trata de ‘rellenar’, sino de devolver soporte y respetar la naturalidad».
¿Qué significa realmente reposicionar el pómulo?
Cuando ‘reposicionamos el pómulo’ no estamos poniendo más volumen porque sí, sino volviendo a darle soporte a la cara. Con la edad (y con el estrés) el hueso y la grasa profunda que antes sostenían la piel se van perdiendo o se deslizan hacia abajo. Por eso empiezan a marcarse más las ojeras, los pliegues al lado de la boca y esa cara de cansancio que no se quita con cremas.




Un tuit muestra un antes y un después del presidente Pedro Sánchez. (Redes Sociales)
Hoy en medicina estética no se trata de ‘rellenar’, sino de devolver la estructura que se ha caído. Se usan productos que se colocan en profundidad, casi sobre el hueso, para volver a levantar la zona sin que se vea hinchada.
Y además están los inductores de colágeno, que son aún más interesantes: no rellenan, sino que hacen que tu propio cuerpo fabrique más colágeno y elastina. Así la piel se vuelve más firme desde dentro. A veces se combinan con hilos que ayudan a levantar un poco los tejidos caídos y con tratamientos que mejoran la calidad de la piel para que todo se vea más firme y natural.
El “plan rescate” sin agujas
La estética del siglo XXI no se limita al pinchazo. Cada vez más hombres eligen protocolos sin infiltración, con resultados progresivos y naturales. Es el camino que propone Cristina Solymosi, fundadora de Ma Belle Experience, un centro boutique del barrio de Salamanca de Madrid.
«Podemos estimular la producción natural de colágeno y mejorar firmeza y luminosidad. AquaPure es ideal: combina limpieza profunda, hidratación y radiofrecuencia no invasiva, dejando la piel descansada y con efecto glow. Se puede reforzar con Microneedling-NeopenMed, que trabaja en la dermis para generar colágeno y elastina, y con PRX-T33, que aporta tensión inmediata sin tiempo de recuperación. La clave está en la constancia y la personalización: no buscamos un cambio drástico, sino recuperar vitalidad».