Julio Iglesias vuelve a casa
El cantante incluye a España en su gira 50 años en la Música tras 6 veranos sin actuar en nuestro país
Seis años de ausencia de los escenarios españoles le han castigado con más de un reproche y él lo sabe. Un sinfín de rumores sobre su salud le ha perseguido durante todo este tiempo, desde que tuviera que someterse a una delicada operación de espalda en 2015. Ese verano cancelaba la gala Starlite de Marbella con todas las entradas vendidas. Prometió volver al año siguiente, pero nunca supimos más de él, hasta ahora. Reaparecerá en España el próximo 5 de agosto en la localidad malagueña de Fuengirola. Vuelve Julio, sí, para enorme alegría de sus seguidores.
España, su tierra de saudade y morriña, la de un Canto a Galicia, le impone más que ningún otro escenario. “Aquí le miran con siete lupas y él recela”, me dice una voz muy cercana al cantante español que más ha vendido en todo el mundo. Julio es un grande entre los grandes, sí o sí; claro que también hay gente a quien no le gusta, pero sus enormes éxitos a lo largo de cinco décadas están ahí. Dicen de él que es el artista que mayor impacto internacional ha conseguido para la música española.
El cantante Julio Iglesias durante su concierto con motivo del Starlite Festival de Marbella en agosto de 2014/Gtres
Unas fotografías publicadas en verano de 2015 a la entrada de un hospital de Nueva York dieron la pista de que Julio Iglesias ingresaba en un centro médico. Su compañía de discos Sony Music lo confirmó en un comunicado: “Julio Iglesias tuvo una pequeña intervención médica en la parte lumbar de la espalda, como parte de un chequeo médico rutinario en Nueva York. Volverá a todas sus actividades tras el reposo que debe guardar recomendado por los doctores”. Superada la intervención, necesitaba tiempo, tenía que recuperarse. La vida seguía igual, sí. Ya tuvo que aprender de nuevo a andar, tras un gravísimo accidente en sus tiempos mozos, y después de la intervención de hace cuatro años le quedaban de nuevo muchas horas de rehabilitación por delante. Se empeñó a conciencia porque la vida le iba en ello. Desde aquel terrible accidente que le cambió la vida literalmente – frustró su carrera deportiva y lo llevó a la música cuando para distraer su reposo le regalaron una guitarra- tiene pánico a perder la movilidad, a no poder andar. Pero su disciplina es férrea y la recuperación, un hecho.
Las dudas, la confusión, y yo diría que, hasta cierto enfado entre su legión de seguidores, fue cuando al volver a los escenarios el año pasado, se olvidaba aparentemente de España. A finales de 2018 anunció una gira mundial por sus 50 años en la música y el cantante, que presume de ser español donde va, no incluía a su país de origen en su mapa de actuaciones. Julio, entenderás que las gentes, tus gentes, no lo comprendieran. En septiembre de 2019 reapareció en la lejana Taskent (Uzbekistán): “No os podéis imaginar lo que significa estar de vuelta en el escenario después de dos años, es maravilloso. Gracias a la fortaleza de la mente y del corazón”, dijo ante las 5000 personas que abarrotaban el auditorio. ¿Cómo podía ser que Julio se olvidara de España? Algunas voces cercanas al cantante me explicaron entonces que el ambiente en nuestro país y la expectación levantada por Javier Sánchez Santos era el motivo por el que Julio prefería mantenerse lejos. No le apetecía dar explicaciones a la prensa. Su equipo de abogados ya había contestado la demanda y no estaba por la labor de realizarse la prueba de ADN.
Javier Iglesias Santos con su madre María Edite Santos llegando a los juzgados de Valencia por la supuesta paternidad de Julio Iglesias/Gtres
La confusión creció cuando el pasado mayo, el cantante no fue a recoger el Grammy Honorifico a toda su carrera. Él, que ha confesado en alguna ocasión que es un artista agradecido y que pertenece a la gente hasta que muera … no cuadraba. Algo pasaba con Julio. Fue en verano de 2014 cuando lo escuchamos por última vez y ocurrió en la cantera de Nagüeles, escenario natural que alberga el festival Starlite de Marbella. Julio cantó y arrasó. Los dolores de espalda comenzaron a ser insoportables y meses después le operaban. Fue el verano siguiente cuando tuvo que cancelar el concierto pese a que su actuación estaba prevista y anunciada. No se encontraba bien. “Con mucha pena, no tengo más remedio que posponer el concierto que tenía previsto en Starlite – Marbella, este próximo 5 de agosto, hasta la misma fecha del año que viene. Será ésta la primera vez que falte a Starlite, proyecto al que me siento especialmente unido, que es para mí una cita ineludible desde sus comienzos y donde volveré el 5 de agosto del año que viene con más ganas que nunca. Pido disculpas al público y estoy deseando vernos dentro de un año». Al año siguiente tampoco pudo ser, ni al otro, ni al siguiente.
Julio Iglesias promocionando su álbum en México en 2015/Gtres
Será por fin este verano, también un 5 de agosto, cuando Julio vuelva a pisar escenario patrio. La demanda de Santos sigue coleando (pendiente de recurso presentado ante la Audiencia Provincial de Valencia), pero la reaparición será en Fuengirola, en El Castillo de Sohail, durante la celebración del Festival Marenostrum; junto al mar y cerca de su casa de Ojén. La gira se ha diseñado para que haya descanso entre una actuación y otra. No puede vivir sin cantar, pero prefiere dormir en casa y prepararse para la siguiente. Ha programado 3 actuaciones más: el 14 de agosto en Sancti Petri (Cádiz), el 28 en el Teatro Romano de Mérida (en el marco del Stone & Music Festival) y el 5 de setiembre, en Córdoba.
Julio Iglesias junto a su mujer Miranda Rijnsburger en un evento en Marbella/Gtres
Viajará a España en junio y se instalará con su mujer, Miranda Rijnsburger, y sus 5 hijos en común. El cantante viene todos los veranos y hace de su preciosa casa ojeneta su cuartel general. Huye de la bulla. Sabe que si sale a cenar a un restaurante se monta revuelo, si da un paseo por Puerto Banús, se lía aún más. Prefiere recibir en casa y es lo que hace. “Julio está bien; tiene que cuidarse la espalda, pero no hay que recordárselo. Es muy diciplinado y nada cada día”, me explica alguien que le conoce bien. Con él viaja desde hace años una fisioterapeuta americana que le acompaña vaya donde vaya. Todo antes que dejar de cantar. “La retirada para mi está ligada a la muerte psíquica. La física es gravísima, pero la psíquica es morir en vida”. Y todo antes que no cantar aquí, en España. Bien, Julio. No podía ser de otra manera.