UNA CUENTA ATRÁS CONTRARRELOJ

La negativa torticera de Pantoja, su verdadero problema y Roberto Cuens

Este martes recibía Isabel Pantoja en la finca Cantora el segundo requerimiento notarial de los hermanos Rivera Ordoñez

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La negativa torticera de Pantoja de incumplir la voluntad de Paquirri respecto de entregar a sus hijos mayores lo que él mismo les dejó, parece perpetuarse. A no ser que recapacite, nos sorprenda y conteste en el requerimiento notarial que lo ha pensado mejor y que entrega lo que no es suyo. Mientras se habla de los tristemente famosos vestidos que Kiko Rivera dice haber visto recientemente en Cantora, de las veces que han ido los Ordóñez a los tribunales y de las que ella ha conseguido esquivar las decisiones judiciales en contra, bien no cumpliéndolas o recurriéndolas, Pantoja consigue que se extienda una cortina de humo sobre el verdadero problema que puede cambiarle la vida para siempre. De hecho, ya se la ha cambiado. Nada volverá a ser lo mismo con su hijo Kiko. La batalla no ha hecho más que empezar.

Las cosas han cambiado entre Isabel y Kiko, ¿para siempre? / Gtres

Parece que algo más recuperada de su disgusto inicial por las durísimas declaraciones de su propio vástago, el único que tuvo con Paquirri -nada en el mundo duele más que los hijos- la cantante mueve ficha, cambia de abogado, según me informaron hace semanas, y hace llegar a los medios, desde Cantora intramuros, su intención de demandar a destajo. Parece que no actúa sola y que cada decisión la consensua o, al menos, comparte, con su hermano Agustín, encargado en los últimos años de llevar su carrera musical.

Isabel Pantoja, Agustín Pantoja

Isabel y Agustín siguen mano a mano / Gtres

Se olvida Pantoja, o no, de que el verdadero problema lo tiene en casa, no en los platós ni en las revistas. Su problema se llama Francisco José Rivera Pantoja y las explicaciones que le va a exigir en dos asuntos clave: cómo fue la venta en 1992, cuando él era un menor de 8 años, de parte de las fincas que formaban Cantora, de la que él era legítimo heredero y qué pasó con el dinero que su padre tenía en América. Ella misma aportó el contrato de compraventa y alquiler de aquellas fincas durante la instrucción del caso Blanqueo – por el que luego fue condenada a 24 meses de prisión y a una multa de 1.147.148 euros – en su intención de demostrar los ingresos que le supusieron durante determinados años aquella operación, firmada 5 años después de morir su marido. Pantoja cumplió con la Justicia, eso sí. El otro asunto del que su hijo dice no saber nada tampoco es del dinero de su padre que trajeron a España tras su fallecimiento. Una explicación, la que sea, se la debe como madre. Al menos eso ha manifestado el propio Kiko Rivera. ¿Fincas alquiladas y que rentan? Habrá guardado y administrado la parte de Kiko como corresponde, quiero pensar. Tendrá que decírselo. El dj está muy enfadado, según manifiesta en los últimos días. Teme que las 2 hipotecas que pidió su madre y que él garantizó también con su parte de Cantora, le compliquen la vida, hoy y mañana. Resta por pagar un millón largo de euros, según sus propias palabras en televisión. La leña arde, pero bien. Los problemas con los hijos mayores de su marido vienen de lejos y, en mi opinión, no le importan en absoluto. A la vista está que se enroca y pretende convencer de que ningún juez le ha obligado a entregarles aquello les pertenece legítimamente. Lea conmigo: -aquello-que-les-pertenece-legítimamente.

Los problemas con su propio hijo son de mayor calado. A él no creo que pueda cerrarle la puerta sin más, al menos de Cantora, porque también es dueño de esa finca. Sus maneras no fueron las mejores, en un plató, focos a su persona y reclamándole públicamente atención y cariño. Critiqué entonces su manera de vender aquella presunta depresión. Después, Kiko Rivera dio un paso más y definitivo. La acusó de haberle perjudicado en la gestión de sus intereses que, como madre, había llevado la artista. Ventas desconocidas, hipotecas millonarias con la garantía de su parte de la finca… y un sinfín de reproches. No, a su hijo no podrá decirle que no, sin más.
Quizá debía zanjar el asunto de los hermanos Rivera Ordoñez, entregar lo que nunca fue suyo y preparar con sus abogados, eso sí, cómo tratar el problema que le plantea su propio hijo. Se me ocurren muchas razones: porque Paquirri no se merece que ninguneen su última voluntad y a sus hijos mayores, porque tampoco merece la pena perder a un hijo y, posiblemente, a la familia que él ha formado, por unas hazas de tierra y el maldito parné-, y, por último, porque los periodistas nos enteramos, al final, de todo, o casi.

Isabel Pantoja

Isabel Pantoja tiene muchos frentes abiertos / Gtres

Este martes escuchaba a Pepe del Real, en ‘El Programa de Ana Rosa’, hablar de una deuda que mantiene Isabel Pantoja con el empresario Roberto Cuens. Tiro de archivo mental y de mis notas de la Operación Malaya. El 12 de noviembre de 2012, durante el juicio por el caso Blanqueo, pieza separada de Malaya, declaró testigo ante la Audiencia Provincial de Málaga, Roberto Cuens Mesonero. El empresario fue la persona que entregó a la artista 235.000 euros, a través de la sociedad Hamurabi S. L., para pagar el impuesto de IVA de la compra de Mi Gitana, el chalé marbellí que Pantoja adquirió en 2004 cuando compartía su vida con el exalcalde de Marbella, Julián Muñoz. Durante nueve años, Cuens nunca reclamó por escrito el préstamo ni a la cantante ni a su sociedad Panriver 56 S.L., a través de la que se articuló la compra de la vivienda. La fiscal López Herrero no entendía cómo nunca le había requerido la devolución de préstamo. Cuens contestó que “tenía confianza en ellos”, ya que Julián era amigo suyo desde había 30 años, para finalizar añadiendo que la cantante había empezado a ingresarle por transferencia bancaria, “recientemente”, la cantidad de 2.000 euros al mes. Según mis fuentes, la deuda sigue pendiente casi a la mitad. Devolver, explicar, entregar. Cuens, su hijo Kiko, los de su marido y Carmen Ordóñez.

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